Enlace Judío México e Israel – “Con los brazos abiertos”, los Emiratos Árabes recibieron al doctor Elie Abadie, rabino principal de la comunidad judía de aquel país, y líder de la Asociación de Comunidades Judías del Golfo. Conversamos con él para saber cómo está fincando las bases de una comunidad que promete crecer en los próximos años.

El doctor Elie Abadie, médico y rabino, viejo conocido de los usuarios de Enlace Judío, ha recorrido el mundo desde los 10 años, edad a la que debió dejar su natal Líbano, y ha dejado su huella por México, Estados Unidos y otros países. Pero quizá su mayor aventura la está viviendo en estos momentos. En una conversación que se transmitió vía Facebook Live, el rabino compartió con nosotros los detalles del gran reto que representa para él darle forma a la naciente comunidad judía de Emiratos Árabes.

“Yo llegué a los Emiratos hace poquito más de tres meses, como rabino principal del Consejo Judío de los Emiratos, y al empezar a en verdad establecer y construir la comunidad judía de los Emiratos, que por ahora está asentada en Dubai, me di cuenta que hay una comunidad en Bahrein, que la conocía desde antes, pero de que hay varios judíos en otros países, como en Kuwait, Omán, Catar y Arabia Saudita, que no están muy bien organizados como comunidad pero son individuos que se juntan por cosas sociales, por unas fiestas judías, para sentir un ámbito judío.”

Así fue como pensó que sería conveniente agrupar a todos esos judíos en una sola organización. Y como si no tuviera bastante trabajo para fincar lo que promete ser una vital y creciente comunidad en Emiratos, fundó la Asociación de Comunidades Judías del Golfo.

“Y entonces platiqué con varios de ellos y varios de mis congregantes acá, en Dubai y en Bahrein, y decidimos en verdad unirnos, unir todas las comunidades para que podamos ayudar uno al otro, una comunidad a la otra, especialmente, los que están un poquito más establecidos, con las comunidades más pequeñas o con esos individuos judíos que viven en esos países que no tienen casi nada de servicio judío.”

Esas pequeñas comunidades y esos individuos tienen “necesidades muy pequeñas (…), que son necesidades religiosas, necesitan un liderazgo religioso, necesitan una guía religiosa en cosas de la religión, del ritual, en costumbres, en tradiciones, que todavía no tienen. Cada quien o se acuerda, o se conecta con su rabino en otro país que tal vez sea los Estados Unidos, Sudáfrica, Europa, Israel…

Pero “también necesitan una guía espiritual que también les levante el espíritu, el ánimo, que los inspire en una forma divina, con las palabras de la Torá. Y esa es también una necesidad que no tienen alguien que les satisfaga. Y para eso vengo yo. Soy el único rabino de toda esa área. Esos países no tienen un rabino, no tienen un líder religioso.”

Abadie dejó Estados Unidos para proveer a los judíos de la región del Golfo Pérsico de los servicios más básicos, como “Brit miláh, bar mitzvá, casamiento y desafortunadamente también divorcios y cosas así. Y necesitan un rabino, un líder espiritual, religioso, que los guíe, con los adiestre. Y ya estuve en Bahrein, celebrando un compromiso, y Janucá, y estoy en comunicación con una familia judía en Omán, que quieren hacer un Bat Mitzvá para su hija.”

También se encuentra en el proyecto de establecer un tribunal rabínico o Bet Din, que se encargará de registrar y regular la vida familiar y comunitaria, mediar entre personas en conflicto, resolver problemas y disputas matrimoniales y familiares, entre socios, etc.

Este tipo de tribunales suele contar con la venia de los países musulmanes en que se hospedan. Históricamente, dice Abadie, los países islámicos han reconocido la autonomía de los tribunales rabínicos “desde hace 1,400 años. Desde el Tratado de Omar, entonces, se reconoció a la comunidad judía como una comunidad de fe autónoma en sus leyes religiosas y, por lo tanto, reconoce las decisiones del Bet Din, del Tribunal Rabínico, y no nada más las reconoce sino que las apoya y las ejecuta si es necesario.”

El rabino recuerda que “ese tratado se ratificó en 1983, con el Tratado de Riyad, en Araba Saudita. Hablando del mismo tema, que los gobiernos árabes y el islam reconocen la autonomía de tribunales religiosos —en este caso, judíos, pero hay otras religiones que tienen sus propios tribunales también— porque son cosas de la religión que reconocen que necesitan ser adjudicados por un tribunal interno de la comunidad.”

Su padre, recuerda, fue miembro del Bet Din de El Líbano, y asegura que el gobierno de aquel país, no solo reconocía al tribunal sino que ejecutaba sus resoluciones. “Claro, no nos vamos a meter en cosas penales en en leyes del país o de cada país, que si son violadas eso ya se tendrá que atender por las cortes locales de ese país (…). Son solamente casos civiles, no criminales.”

Cerrando un círculo de la vida

Abadie nació y creció en Líbano, un país, “de idioma árabe, de cultura árabe, de arte culinario árabe. (Haber) nacido allá, escuchando la música árabe, oliendo los aromas de la comida árabe, escuchando la bella voz del Mu Adhin, de las mezquitas cuando rezaban (…) es para él un motivo de nostalgia ahora, cuando recorre las calles de su nuevo país.

Emiratos Árabes es un país “que me recuerda mucho al Líbano porque hay libertad de religión. Es un país muy moderno como lo era Líbano. Claro, 40 o 50 años después, con edificios muy altos, no como Líbano, pero el ambiente es muy similar: libertad de religión, respeto a las religiones. Escucho también el Mu Adhin varias veces al día. Me recuerda a mi infancia. Cuando paso por un restaurant, que huelo esos aromas, me traen también memorias de mi infancia. Es algo irónico pero es diferente.”

Lo que el médico y rabino concibe como un cierre al círculo de su vida, su regreso a un país árabe, tiene características ciertamente distintas a las circunstancias que llevaron a sus padres a migrar a Líbano. “Mis papás fueron refugiados judíos sirios, y como ellos, casi la mayoría de la comunidad judía en Líbano eran refugiados de Siria. De Aleppo o de Damasco o de Hama… todas esas ciudades en Siria.”

Los países que por siglos habían sido la casa de numerosas comunidades judías, de pronto se volvieron hostiles para estas. “Desafortunadamente los judíos, después de la decisión de partición de Palestina, en 1947, el 22 de noviembre, en casi 10 países árabes, que no incluyen los Emiratos, no incluyen Bahrein, no incluyen Arabia Saudita, porque no había comunidades judías acá, pero en Egipto, en Siria, en Libia, en Túnez, hasta Marruecos, se levantaron en contra de la comunidad judía, saquearon los templos, quemaron el Sefer Torá, libros…”

El relato de esa expulsión de facto lo conoce no solo por los libros de historia sino porque sus padres fueron testigos presenciales. “Mi mamá me cuenta que vivía junto a la gran sinagoga (y ahí) cargaron al rabino y lo echaron a la calle, sacaron los talets, el tefilín de la gente y los quemaron; entraron a negocios judíos y los quemaron, robaron; y hubo muertos, desafortunadamente.”

Así recordaban sus padres esa última época en Siria, que los llevó a buscar “un lugar más tranquilo, que era Líbano, que tenía más libertad. Y vivimos ahí, bueno, mi familia vivió 22 años. Yo viví 10 años, desde que nací. Entonces, ahora, regresar a un país árabe que me abre sus brazos, que me dice ‘queremos ayudarte a establecer la comunidad judía’, que me dice ‘son muy bienvenidos y tengan la libertad de servir a Dios y a mantener su religión’ y a facilitar comida kosher, y facilitar las instalaciones que necesitamos establecer, es algo muy nostálgico, es algo muy histórico y es algo que como dije, es cerrar ese círculo de la vida.”

Un rabino en Emiratos

“A mí me encanta establecer instituciones, como lo hice en Nueva York, lo hice en Chicago hace muchas décadas. Empezar desde casi cero, empezar desde la base baja hasta arriba. Y porque encamino esas instituciones en la forma tradicional, en la tradición de nuestros ancestros, y es lo que estoy haciendo aquí, en Dubai. Hay mucho trabajo porque es empezar algo de casi nada. Y entonces, lo bello que hay lo puedo encaminar en el camino de la Torá (en el) que me han adiestrado, me han inculcado, y la tradición de nuestros ancestros.”

Pero no es un trabajo sencillo. “Hay que hacer conexiones, pedir permisos, autorización y todo lo que se necesita. En Nueva York se me antoja comer pizza Kosher y voy y la como o la ordeno. Aquí no hay. Aquí hay que establecer una pizzería kosher; en Nueva York necesito un humash, un sidur o un libro, lo ordeno por Amazon o voy a la librería judía y lo compro de ahí. Aquí no lo hay, aquí lo tengo que ordenar de Israel o de Estados Unidos o de Europa; Kipot, teníamos varias pero, ya sabes, las kipot desaparecen porque cuando uno viene y lo usa se lo lleva con él; muy bien, perfecto, no tenemos nada en contra de eso, que lo utilicen en buena salud, pero hay que ordenar de nuevo, y no puedo ir a la esquina y comprarlos de una tienda que vende kipot: los tengo que ordenar. Entonces, cosas así toman tiempo y esfuerzo.”

Y no es poco tiempo ni poco esfuerzo el que Elie Abadie está invirtiendo en esta, su nueva misión. “Mi día empieza desde la mañana (con) el rezo, clases, luego juntas con miembros de la comunidad (para atender) sus necesidades; o miembros de la sociedad, que no son judíos, que quieren conocer más sobre el judaísmo, que quieren que su establecimiento tenga un certificado kosher, que es gente que tiene restaurantes o tiene hoteles o tiene compañías de importación o exportación de comidas y quieren que sus productos tengan el certificado kosher porque saben que el mercado judío está creciendo; o miembros de la comunidad judía de otros países que vienen, o turistas que quieren saber dónde hay restaurantes kosher, dónde pueden pasar Shabat, donde pueden rezar, o que vienen en un plan de business, plan de comercio, y quieren saber qué oportunidades hay, cómo pueden empezar un negocio, con quién se pueden comunicar, conectar, ahí estoy también para ellos.”

Como todo líder verdadero, el rabino atiende las necesidades de la gente que lo busca por ayuda, como esa pareja que llegó a Dubai de luna de miel y contrajo covid, y a la que él tuvo que asesorar para que pasara la cuarentena en las mejores condiciones posibles.

“Si acabo mi trabajo por la comunidad de los Emiratos, digamos, a las 10:00 de la noche, de ahí empiezan los textos, WhatsApp, e-mails de Estados Unidos, de Israel, también de México o de Argentina, también, y bueno, también tengo que atender a eso. Eso empieza a las 10:00 de la noche y a hasta las 4:00 de la mañana. Por las 4:00 de la mañana ya estoy completamente rendido, duermo como tres horas y me levanto. Y así va mi día.”

Establecer el Kashrut

Montar, organizar, dirigir, edificar una comunidad judía requiere una cantidad inimaginable de pasos, que van desde el propio establecimiento del Kashrut hasta la creación de escuelas y muchos otros servicios. Así, Abadie se dio prisa en crear la Arabian Kosher Certification Agency, que tendrá la misión de dar certificados kosher “no solo en los Emiratos sino en toda la Península Arábiga” e incluso en países como Sudán, Marruecos o Egipto.

“Hay que montar toda una organización: supervisores, mashguijim, también rabinos que puedan supervisar a los mashguijim, porque yo, aunque seré el jefe de toda esa organización, y bajo mi sello —que ya tenemos— el producto será kosher, mis otras responsabilidades me obligan a tener un rabino encargado directamente con los mashguijim y la supervisión.”

Pese al monumental trabajo, Abadie luce sonriente cuando reconoce que “así se empieza. Ya tengo tantas cadenas hoteleras o cadenas de importación de comida o restaurantes que quieren el certificado kosher, entonces necesito montar esa organización para poder dar ese servicio.”

No menos importante es la misión de crear escuelas judías. “La educación de nuestros niños, de nuestros hijos (es) muy necesaria y es la única forma en que podemos perpetuar el pueblo judío (…) y claro, uno de los proyectos que tengo es establecer una escuela judía como lo hice en Manhattan. Pero claro, vamos a empezar desde menos que kindergarden, programa de early childhood (…), claro que también vamos a tener que importar maestros o maestras que puedan adiestrar a los niños en ese camino, y poco a poco, la escuela crecería cada año un grado, hasta que en pocos años de ahora tendríamos toda una primaria, luego una secundaria y preparatoria en el futuro.”

Con los brazos abiertos

El rabino Abadie está acostumbrado a los grandes retos. Fundó la Escuela de la Academia Sefardí de Manhattan, y fue líder del Instituto ‘Jacob Safra’ de Estudios Sefardíes en la Yeshiva University, pero llegar a un país árabe musulmán a organizar una comunidad judía parece un desafío excepcional. Sin embargo, el médico reconoce que  “en los Emiratos y en Bahrein hemos sido muy bienvenidos. Hasta (han estado) preguntándonos ‘¿en qué podemos ayudarles? ¿Cómo podemos facilitar eso?’… Y el gobierno de los Emiratos está trabajando con nosotros, si no día a día, pero estamos en contacto con ellos muy seguido para poder avanzar en nuestros proyectos. Les hice todo un plan estratégico de la comunidad de la A a la Z, que lo tienen y nos van a ayudar a poder llevarlo acabo.”

La misma situación se vive en Bahrein: “el gobierno, muy entusiasmado con la comunidad. Ahora, la comunidad judía de Bahrein es la más vieja de esta región: lleva más de 140 años de establecimiento. Que son oriundos originalmente de Irán o Persia, de Irak y tal vez unos también de la India. Es una comunidad bien establecida. Más pequeña que la de los Emiratos pero es más vieja.”

La adaptación de los judíos en los otros países de la región ha sido progresiva. “Unos viven muy abiertamente judíos y otros lo dejan en privado porque no saben la situación alrededor de ellos. Pero estoy seguro que, poco a poco, esto se abrirá y habrá más tolerancia, habrá más aceptación a la presencia de una comunidad judía, de individuos judíos que viven ahí.”

La situación para los judíos de la región podría normalizarse conforme los esfuerzos diplomáticos de Israel vayan rindiendo frutos. Respecto a si habrá más tratados de paz con Israel en la región, Abbadie se dice optimista: “unos más rápido que otros pero sí los habrá.”

Turistas israelíes

La normalización de relaciones entre Israel y países como los Emiratos han acarreado un fenómeno singular: muchos israelíes y judíos de todo el mundo están visitando el país en plan turístico. “Hay estimación de 50 mil a 70 mil a 130 mil en los últimos dos meses. Fue como un tsunami de turistas israelíes, pero aparte de ellos, muchos turistas judíos americanos, europeos, británicos, franceses… todos vinieron. Y claro, teníamos los servicios que teníamos y pudimos darles, pero no pudimos dar a todos porque la cantidad era estratosférica.”

La pandemia, con sus cortes intermitentes de tránsito entre países, ofreció una breve tregua, al frenar la afluencia de turistas judíos. “Gracias a Dios, si puedo utilizar ese término, cerraron los cielos de Israel para viajar y aquí también un poco, y eso nos dio un poco de tiempo para respirar y empezar a planear de nuevo para el futuro viaje de todos esos turistas, que yo diría, en menos de un mes estarán acá de nuevo.”

Pero Emiratos Árabes se ha vuelto una opción atractiva, no solo para los turistas, sino para quienes se encuentran en busca de lo que Abadie define como la “próxima estación” de un tránsito milenario de los judíos por el mundo.

“La historia del pueblo judío siempre ha sido (ir) de un país al otro, en los últimos 2000 años. Un país nos da la bienvenida, pasa el tiempo y desafortunadamente, el aire político cambia y los judíos tienen que moverse a otro país o a otra región, a otro imperio, a otra monarquía, reinado… Y así es la historia del judío. Así que, ahora, el aire cambió en esta región de una forma muy significativa. Y por lo tanto se ha vuelto este lugar un lugar que da la bienvenida a la comunidad judía, que quieren que judíos vengan a vivir y, si no a vivir, a hacer negocio, y si no a hacer negocio, a ver, de turismo.”

Se trata de una tendencia que, a decir de Abadie, no hará sino crecer en los próximos años. “Yo veo que el futuro de la comunidad judía en los Emiratos y también en la región del Golfo, la cantidad de judíos va a crecer, las comunidades se van a incrementar y por varias razones. El turismo es esa primera razón pero hay más:

“El segundo grupo (de visitantes) va a ser de judíos que quieren hacer negocios acá. Y tal vez vengan por varias semanas para hacer negocio. Un subgrupo de ellos se va a querer establecer, no nada más hacer negocio sino establecer un negocio acá, y para establecer un negocio se van a tener que establecer (ellos mismos), no nada más unas semanas sino unos meses y a veces la mitad de un año para poder adiestrar a su negocio, manejarlo.”

Pero Abadie vislumbra un grupo más: “gente que, si no se está escapando, pero quiere un lugar más tranquilo. Los incidentes antisemitas, desafortunadamente, en Europa se están incrementando muchísimo. (Por culpa de) las leyes en contra de la práctica del judaísmo —como hacer circuncisión, algunos países ya no lo permiten. Hacer la shejitá para comer carne kosher ya no lo permiten—, las comunidades judías de ahí están buscando un lugar más tranquilo, que les va a dar la bienvenida, que los va a acoger y a darles la libertad de su religión.”

Abbadie también cree que muchos judíos de Estados Unidos migrarán a la región, pues el clima político y social de ese país, así como los actos antisemitas, los impulsarán a buscar una “próxima estación”, y aunque admite que la estación final para los judíos es la tierra de Israel, cree que, por diversas razones, muchos optarán por otras opciones, como Bahrein o los Emiratos Árabes.

¿Hay antisemitismo en Emiratos?

“Desde que llegué, camino en las calles con mi kipá sin volver hacia atrás para ver quién está detrás de mí. Eso, ni en los Estados Unidos lo podía hacer, porque en Estados Unidos, los últimos años, yo tengo que volverme para ver quién está detrás de mí. ¿Está alguien que me quiere atacar o que me quiere hacer algo? No he sentido nada de antisemitismo aquí, no he sentido ningún ataque. La gente que me ve en las calles, o me sonríe o me dice ‘shalom’ o quieren platicar, saber más del judaísmo o quieren tomarse una foto conmigo, con la kipá.”

Aunque el rabino admite que “seguramente deberá haber alguien que no esté contento” con la presencia judía en un país de amplia mayoría islámica, dice que “lo mantienen para ellos mismos. Las autoridades aquí son muy buenas en ese caso de seguridad. Es más, cuando llegué acá, mi plática con un oficial de gobierno, le pregunté que si yo necesito un detalle de seguridad, servicio secreto que me proteja, que estén detrás de mí o algo así. Me dijo que si me siento con temor, con todo gusto me lo pondrán, pero que esté seguro que no lo necesito (…), que ya me estaban protegiendo desde que llegué, que tienen los ojos sobre mí y me protegen, así que no tengo nada que temer.”

Y no solo para los judíos hay tranquilidad en el país. “En los últimos tres meses he visto solamente tres veces patrullas de policía en la calle (…). El crimen es muy, muy bajo. De países, Estados Unidos es el número tres o número cuatro de crímenes (…); los Emiratos, el número 94, 95.”

La construcción del barrio judío

Todavía no es muy cuantiosa la cantidad de judíos que viven en Emiratos. Y muchos de ellos todavía mantienen un bajo perfil. “Se estima que hay mil judíos en los Emiratos, la mayoría en Dubai, quizá 800 o 700 en Dubai y los demás en los otros emiratos. No todos se reconocen a sí mismos como judíos públicamente. Los activos son casi 250 judíos locales que son activos en la comunidad. Pero poco a poco, estoy seguro que más de ellos comenzarán a vivir la vida judía públicamente, sin temor y sin reservas.”

Los judíos de Dubai viven dispersos en distintos barrios, pero Abbadie tiene como proyecto crear un barrio judío donde se localicen todos los servicios que la comunidad requiere, como una sinagoga a la que la gente pueda llegar caminando. Por ahora, dice, se encuentra estudiando el mapa de la ciudad para decidir dónde afincar a la comunidad.

La aceptación de la sociedad parece seguir la pauta del gobierno. Al respecto, Abadie nos cuenta la historia de un encuentro fascinante.

“El año pasado tuve un encuentro con el shej Mohammed Bin Zayed, que es el príncipe heredero de la corona. Escribimos un Sefer Torá en memoria de su papá, el Shej Zayed Bin Sultan Al Nahayan, que era el padre fundador de este país. Nos recibió en su palacio (…) en una forma muy respetuosa; vio la Torá, vio como se estaba acabando las letras de la Torá.”

En esa reunión, Abadie le explicó al shej que “todas las Torás del mundo están escritas exactamente (igual), ninguna letra está cambiada. Y a pesar de que hay comunidades que no estaban en conexión, como la comunidad yemenita y la comunidad rusa judía, por años, por dos mil años quizá no tuvieron ninguna comunicación, pero los Seferet Torá (son) lo mismo, las mismas palabras, las mismas letras… es más, casi la misma paginación de la Torá. Y eso es lo que le impresionó mucho. Y dijo: ‘esa es la razón por la que el pueblo judío se ha mantenido bien aferrado a sus principios, a sus mandamientos y a su Torá y es algo que nosotros tenemos que aprender’.”

Además de responder a preguntas de nuestros usuarios, Abadie extendió una invitación a las comunidades judías de habla hispana para que visiten Emiratos. El rabino dijo que aquellos interesados en realizar negocios en ese país tienen múltiples opciones, que van desde la industria de la información hasta la petrolera, pasando por la joyería, y al respecto, recordó que recientemente fue invitado a colocar una mezuzáh en la entrada de la Bolsa de Diamantes, lo que para él fue un “Kidush Hashem, sentí dar el honor y respeto a Kadosh Barjú, a Dios, que lo reconocen muy bien y quieren esa bendición de Hashem en sus negocios.”

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