Enlace Judío – Al caer la noche, un grupo de terroristas encapuchados deambula por las ciudades de Cisjordania (Judea y Samaria). Con cuchillos, palos y bates de béisbol, atacan a sus víctimas. Convencidos de estar haciendo un trabajo divino, algunos miembros del asentamiento Maoz Esther buscan que los palestinos “mantengan sus cabezas abajo”.

Maoz Esther es un asentamiento israelí ilegal construido en propiedad privada palestina. Muchos de sus pobladores se caracterizan por ser radicales en sus posturas racistas y nacionalistas en contra de los habitantes musulmanes de Cisjordania. Hace dos meses, Ahuvia Sandak, un residente del asentamiento, murió en un choque de automóvil con la policía israelí. Sandak estaba siendo perseguido después de ser captado aventando piedras a los palestinos de la zona. A partir de entonces, sus vecinos se han encaminado en una campaña para vengar su muerte.

Aunque los incidentes violentos por parte de colonos de asentamientos ilegales han sido una constante a través de los años, desde la muerte de Sandak se han intensificado. Los colonos salen en las noches en busca de palestinos para atacarlos. Según el periodista Michael Sfard, los colonos llevan a cabo “selecciones”, identificando automóviles con placas palestinas para agredir a los pasajeros. Viajan a pueblos árabes para arremeter contra sus residentes, irrumpiendo en sus casas y destruyendo su propiedad. Yesh Din, una organización de derechos humanos, ha documentado 47 instancias de ataques nocturnos contra palestinos.

Sin piedad, las milicias de colonos atacan a cualquier persona que consideren enemiga, sin importar si son niños, jóvenes o ancianos. Hala Alkut, una niña de once años, estaba afuera de su casa cuando fue golpeada por una roca lanzada por los colonos. Como resultado de las lesiones, tuvo que ser hospitalizada. Asimismo, Khalil Haraini de 78 años fue atacado por una avalancha de colonos armados con palos de golf.

En enero, niños de tres y seis años resultaron heridos tras un ataque al automóvil de la familia Sawafta. Alaa, su padre, narró el incidente a Middle East Eye: “Eran las 20:10 y nosotros íbamos en la carretera a visitar familiares cuando pensé que unos policías nos indicaron que detuviera el vehículo”. Cuando se estacionó, se dio cuenta de que no eran policías los que le indicaron que parara el carro, sino miembros de la milicia de asentadores.

Afirmó haber visto a docenas de personas encapuchadas con cuchillos, bates y rocas grandes. “Fue un caos total, las ventanas estaban completamente destrozadas, mi esposa y mis hijos estaban gritando y llorando, no sabíamos qué estaba pasando”, relató.

Sawafta reaccionó pisando el acelerador y huyendo de la escena. Finalmente, los hijos fueron llevados a un hospital cercano y ahora se encuentran fuera de peligro. Sin embargo, la aterradora escena sigue atormentando la mente del padre. “Todavía estoy en estado de shock por lo que pasó”, dijo “No dormimos en toda la noche, no podemos creer que nos atacaron así y que salimos con vida. Estoy seguro de que si hubiéramos estado más tiempo ahí, nos hubieran matado”.

Del lado de los colonos, prevalece una retórica tóxica y abiertamente racista. Elisha Yeder, un exresidente de Maoz Esther, le platicó a Haaretz que los colonos forman parte de una misión divina de asentar la tierra de Cisjordania. Creen que los Goyim, es decir, los palestinos, deben de ser expulsados a menos de que respeten el judaísmo, observen las siete leyes de Noé y “mantengan la cabeza abajo.”

Los atentados por parte de colonos radicales se hacen con el propósito de crear terror en la población palestina de Cisjordania. A pesar de que se han intensificado en meses recientes, el silencio en torno a éstos ha sido definitorio y ha permitido que continúen. Los ataques no han ocupado las primeras planas ni grandes espacios en agencias noticiosas. Las autoridades han mostrado preocupación por los ataques, pero las acciones para prevenir la violencia o castigar a los perpetradores han sido prácticamente nulas.

Es esencial tomar conciencia y condenar la violencia, venga de donde venga. Constantemente nos olvidamos de que las víctimas de conflictos geopolíticos son humanas, con sentimientos y pensamientos como todas las personas. El hecho de que haya gente que sufre gracias a ideologías fanáticas es una desgracia. El silencio sólo daña a las víctimas.

 


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.