Enlace Judío México e Israel – ¿QUIÉN CONTRA QUIÉN?

Cuando la reina Ester fue informada del decreto de Hamán para eliminar al pueblo judío, decidió hablar con el rey Ajashverosh y persuadirlo de que revocara ese edicto real. Pero esta no era una misión sencilla. El rabino Moshe Almosnino explica que Ester no sabía si Ahashverosh y Hamán pensaban lo mismo, y ambos querían llevar a cabo el genocidio contra el pueblo judío, o si Hamán había engañado al rey para que escribiera ese terrible edicto y le había ocultado la indebida del pueblo que quería exterminar. Ester decidió entonces invitar al rey y a Hamán a un banquete privado (5:4) y de esta manera tratar de obtener la vital información que necesitaba saber: si descubría que Ajashverosh estaba en complicidad con Hamán, intentaría disuadir a Hamán ella misma por su cuenta. Pero si se enteraba que Ajashverosh había sido engañado por Hamán (que fue en realidad lo que ocurrió), entonces expondría a Hamán frente a Ajashverosh, con la esperanza de que el rey estuviera a su favor. Sin duda, esta era una misión muy arriesgada para Ester.

DISTANCIAMIENTO NO-SOCIAL

Pero había un paso previo a esta misión, que era aún MÁS arriesgado: Ester tenía que “hablar” con el Rey. Probablemente pensamos que para Ester esta era la parte más fácil de su misión, después de todo, ella era la reina y vivía en el palacio. Pero en el Imperio Persa nadie podía acercarse al rey sin ser invitado. ¿Por qué? Porque era la prerrogativa “exclusiva” del rey convocar a sus súbditos, y esto incluía a la reina. Ester no había sido llamada por el Rey durante un mes (4:11) y la única opción que le quedaba a Ester era apersonarse directamente frente al Rey de un manera irreverente e ilegal. Pero esto, que también parece sencillo, ¡era sumamente arriesgado! Ya que si alguien entraba al área de máxima seguridad (hatser hapenimit) del rey sin haber sido llamado por el rey, los guardias tenían órdenes muy precisas de ejecutar a los intrusos, por razones de seguridad nacional. Los reyes persas tenían a su lado a su “guardia pretoriana” con hombres armados con largas hachas, listos para ejecutar en el acto “a cualquier persona” (¡incluyendo a la misma reina!) que atravesara el perímetro de seguridad del rey.

LA OBSESIÓN DE AJASHVEROSH

Los emperadores persas estaban obsesionados con su seguridad personal, y con razón. El propio Ajashverosh fue asesinado por uno de sus propios guardaespaldas leales, Artabano. La ley persa (dat) estableció que cualquier persona que ingresara a la zona de seguridad de Ajashverosh debía ser ejecutada inmediatamente (4:11), a menos que el rey mismo detuviese a sus guardias antes de la ejecución y extienda su cetro como signo de perdón real para la vida del transgresor. Esta regla como explicamos también se aplicaba a la reina. No pocas veces las reinas u otras personas muy cercanas al rey, fueron parte del complot para asesinarlo. Ester también sabía que Ajashverosh ya había destronado y ejecutado a la reina anterior: Vashty (1:19), y que no le temblaría la mano para firmar su ejecución si tuviera la minima sospecha de que Ester era una amenaza.

AYUNO NO INTERMITENTE

“Acercarse al rey” para hablar con él y pedir una audiencia era una misión suicida en sí misma. Ester, con razón, temía por su vida y por el éxito de su delicada misión: salvar a su pueblo del genocidio, y no tenía otra opción. No había nadie más que pudiera hacer algo para acceder al rey y tratar de detener el decreto de Hamán. Ester decidió arriesgar su vida (4:16) y se embarcó en esta misión suicida. Pero antes de hacerlo Ester pidió que todos los Yehudim de Shushán que ayunasen con ella y por el éxito de su misión durante tres días seguidos, día y noche, (4:16). Ayunar, junto con rezar, que obviamente fue lo que hicieron los Yehudim aunque no esté mencionado aquí de manera explícita, es lo que nuestra Torá y nuestros rabinos nos instruyeron que hiciéramos en circunstancias difíciles. A pedido de Ester, todos los judíos ayunaron durante esos tres días y como todos sabemos, con la ayuda de HaShem, la “misión imposible” de Ester al final fue un éxito. Once meses después, el 13 de Adar, cuando los judíos tuvieron que luchar y defenderse de los enemigos que estaban ansiosos por eliminarlos, también rezaron a HaShem y ayunaron por el éxito de su misión. La costumbre de ayunar antes de la batalla es muy antigua y, según nuestros Sabios, se remonta a las guerras libradas por Moshé Rabbenu. ¿Por qué ayunar antes de la batalla? Para demostrar y declarar nuestra creencia de que la victoria en la batalla no proviene de nuestra fuerza física sino de la ayuda de HaShem, nuestro Dios. En memoria de los días de ayuno mencionados en la Meguilá (דברי הצומות וזעקתן) observaremos mañana el ayuno de Ester. El ayuno comienza este jueves 25 de febrero a las 5.13 a.m. (horario de NY). Para los horarios en su ciudad de residencia ver aquí y termina al anochecer después de la lectura de Meguillat Esther.

¿QUIÉN ESTÁ EXENTO DE ESTE AYUNO?

√ Los niños menores de 13 años y las niñas menores de 12 años están exentos de este ayuno.

√ Las mujeres lactantes y embarazadas no hace este ayuno.

√ Una persona que se siente enferma, por ejemplo, alguien con fiebre o una persona que tenga una enfermedad crónica como la diabetes, no debe ayunar.

En tiempos de pandemia, todos debemos extremar nuestras precauciones. Y uno NO DEBE ayunar si debido a su edad o sus antecedentes médicos se considera en mayor riesgo. Por favor, consulte con su médico si el ayuno es completamente seguro para usted.

MANTENERNOS SANOS Y FUERTES DEBE SER NUESTRA PRIMERA PREOCUPACIÓN, ESPECIALMENTE ESTE AÑO.


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