Enlace Judío – A medio año de la normalización de relaciones de los Emiratos Árabes Unidos y Baréin con Israel, las discretas comunidades judías del Golfo Pérsico, que antes vivían a la sombra del conflicto árabe-israelí han adoptando un perfil más público, de acuerdo a información de The Times of Israel.

La comida kosher está ahora disponible y las fiestas judías se celebran abiertamente. Incluso existe un incipiente tribunal religioso para resolver cuestiones de matrimonios y divorcios.

“Lentamente, poco a poco, todo está mejorando”, expresó Ebrahim Nonoo, líder de la comunidad judía de Baréin, quien recientemente organizó una celebración en línea de la fiesta de Purím para los judíos de la región árabe del Golfo.

Nonoo es uno de los fundadores de la Asociación de Comunidades Judías del Golfo, un nuevo grupo que congrega a las pequeñas poblaciones judías de las seis monarquías árabes del Consejo de Cooperación del Golfo. Su objetivo es lograr una mayor aceptación de la vida judía en la región.

Incluso una modesta reunión en línea como la celebración de Purím habría sido imposible hace unos años, cuando las relaciones con Israel eran un tabú y los judíos ocultaban sus identidades por temor a ofender a sus anfitriones musulmanes.

Eso cambió con los acuerdos de normalización de los Emiratos y Baréin con Israel, que llevaron a miles de turistas y empresarios israelíes a la región y dieron lugar a una incipiente industria de bodas judías y otras celebraciones dedicadas a los visitantes israelíes. Las autoridades locales han cultivado una imagen de inclusión y tolerancia para los judíos, a diferencia de sus rivales regionales, Arabia Saudita e Irán.

“Se ha abierto una puerta”, destacó Elie Abadi, el nuevo rabino del Consejo Judío de los Emiratos. “Creo que hay más apertura, acogida y entusiasmo por la presencia de la comunidad judía, de individuos judíos o de la tradición y cultura judía”.

Abadi, miembro de la Asociación de las Comunidades Judías del Golfo, aseguró que el cambio se está produciendo en toda la zona, no solo en los Emiratos.

La asociación se propone ofrecer apoyo y servicios a las pequeñas congregaciones judías de Kuwait, Omán, Baréin, Arabia Saudita, Catar y los Emiratos Árabes Unidos. Entre ellos se incluyen certificaciones kosher para hoteles, restaurantes y productos alimenticios, un tribunal rabínico y orientación para eventos religiosos como Bar Mitzvás, circuncisiones y entierros.

Las minúsculas comunidades judías están compuestas principalmente por ciudadanos extranjeros que han llegado a la región por motivos de negocios. Solo Baréin cuenta con una congregación judía arraigada. Sus aproximadamente 80 miembros son descendientes de judíos iraquíes que arribaron a finales del siglo XIX, buscando oportunidades en el comercio.

La comunidad judía de los Emiratos es la más numerosa, con unos 1,000 miembros. También es una de las más nuevas.

Solo unos 200 son miembros activos de la comunidad. El resto, como la mayoría de los judíos de los países árabes del Golfo, mantiene un perfil bajo. Dado el creciente entusiasmo por la vida judía en los Emiratos, Abadi expresó la esperanza de que “más comunidades salgan a la luz”.

Las comunidades judías han florecido durante siglos en todo el mundo islámico. Durante largos periodos, gozaron de un estatus de protección y, en ocasiones, como en la Andalucía musulmana medieval, prosperaron en una época dorada de coexistencia. La mayoría de las congregaciones desaparecieron tras la creación del Estado de Israel en 1948, cuando cientos de miles de judíos fueron expulsados o huyeron.

Dado el gran número de palestinos, libaneses, egipcios y pakistaníes que radican en los países árabes del Golfo, algunos judíos han ocultado su identidad religiosa. Los permisos de residencia en los Emiratos, por ejemplo, exigen que los solicitantes declaren su religión, y “judío” no es una opción.

La mayoría de los países árabes han condicionado la normalización de relaciones con Israel a la resolución del conflicto israelí-palestino, incluida la ocupación israelí de las tierras que los palestinos buscan para crear un Estado independiente.

Sin embargo, en los últimos tiempos, se ha producido un cambio de actitud entre algunos líderes árabes, incluso cuando la hostilidad hacia Israel ha persistido en sus poblaciones.

Jason Guberman, director ejecutivo de la Federación Sefardí Americana, afirma que las monarquías árabes del Golfo albergan algunos restos dispersos de antiguas comunidades judías.

Arabia Saudita tiene sitios anteriores a la llegada del Islam en el siglo VII, en tanto que en Baréin, Kuwait y Omán se encuentran antiguos cementerios judíos. Ras al Jaima, uno de los siete emiratos que integran los EAU alberga una solitaria lápida judía, posiblemente de un comerciante ambulante, como la mayoría de los judíos que llegan a Dubái en la actualidad.

“Los judíos han vivido en el Golfo Pérsico durante mucho tiempo, y ahora es una especie de retorno a este patrón histórico de gente que viene para comerciar”, explicó Guberman.

Jean Candiotte, directora de televisión de Nueva York, que en los últimos siete años radica en Dubái, señaló que el nuevo ambiente es liberador.

“Antes éramos una pequeña familia de judíos. Nos reuníamos a escondidas y cada uno pensaba que era el único”, dijo.

“Ahora se siente todo lo contrario. Realmente siento que puedo ser yo misma y asistir abiertamente a ceremonias y celebraciones judías. La vida judía aquí se está pareciendo más a la de cualquier otro lugar”.

Sin embargo, esta nueva realidad sigue siendo frágil. El cambio ha sido más lento en otros países. Arabia Saudita y Catar son criticados por promover el antisemitismo en los libros de texto.

La seguridad sigue siendo una preocupación, como lo demuestra el reciente ataque a un barco de propiedad israelí en el Golfo Pérsico. Israel ha culpado a Irán, y se teme que otros objetivos judíos e israelíes sean objeto de ataques. Muchos judíos de la región aún ocultan su identidad religiosa.

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