(JTA) — El príncipe Felipe, quizás el miembro más cercano de la familia real británica a los judíos y las causas judías, murió a los 99 años.

El Palacio de Buckingham anunció su muerte este viernes. La salud de Felipe, que estuvo casado con la reina Isabel II durante 74 años, 5 años antes de que ella ascendiera al trono, había estado decayendo desde hace un tiempo.

También conocido como el duque de Edimburgo, el apoyo de Felipe a las causas judías y pro-israelíes fue profundo. Su madre, la princesa Alicia de Grecia, albergó a una familia judía durante el Holocausto y es reconocida como una de casi 30,000 “Justos entre las naciones” por Yad Vashem, el museo del Holocausto de Israel.

Cada una de las 4 hermanas de Felipe se casó con nobles alemanes, al menos 3 de los cuales se convirtieron en nazis y él mismo vivió por unos cuantos meses en los albores de la Alemania nazi en la década de los años 30 debido a los vaivenes de su familia.

En 1937, cuando era un adolescente de 16 años, el príncipe Felipe viajó desde Gran Bretaña hasta la ciudad alemana de Darmstadt para asistir al funeral de su hermana Cecile, fallecida en un accidente aéreo junto con su marido Jorge Donato Gran Duque de Hesse-Darmstadt, ambos miembros del partido nazi. En una fotografía tomada en la procesión fúnebre se le ve en medio de uniformados nazis.

Pese a ello, Felipe se unió al esfuerzo bélico aliado contra los nazis al estallido de la Segunda Guerra Mundial y sirvió en la Marina británica durante el conflicto. De adulto mostró poca paciencia con los colaboradores nazis; jugó un papel decisivo en convertir en un paria al tío de su esposa, Edward, quien después de abdicar al trono coqueteó con la Alemania nazi.

Felipe a lo largo de los años habló varias veces en eventos judíos y pro-israelíes.

Felipe, quien tenía una pasión por la preservación del medio ambiente, habló varias veces en eventos del Keren Kayemet LeIsrael y prestó su patrocinio real a otros eventos judíos. Fue atacado en la década de 1960 por hablar con grupos pro-israelíes y, famoso por su resistencia a las críticas, ignoró los ataques.

En 1994, Felipe fue el primer miembro de la realeza británica en visitar Israel, cuando aceptó el reconocimiento de Yad Vashem a su madre y visitó su lugar de entierro en el Monte de los Olivos en Jerusalén.

En Yad Vashem, Felipe plantó un arce en memoria de su madre, que estaba casada con el príncipe Andrés de Grecia y ayudó a albergar a tres miembros de la familia de un político judío griego fallecido en su palacio de Atenas. La Gestapo sospechaba de Alicia, incluso la interrogaba, pero la princesa, que era sorda, fingía no entender sus preguntas. Alice más tarde se convirtió en monja.

“El Holocausto fue el evento más horrible de toda la historia judía y permanecerá en la memoria de todas las generaciones futuras”, dijo Felipe en ese momento. “Es, por tanto, un gesto muy generoso que también recuerdan aquí los muchos millones de no judíos, como mi madre, que compartieron su dolor y angustia e hicieron lo que pudieron de pequeñas formas para aliviar el horror”.

La visita de 1994 rompió con lo que entonces era una prohibición no oficial pero no obstante vinculante de que los miembros de la realeza viajaran a Israel, que se había aplicado después de la violencia de los combatientes sionistas contra objetivos británicos en los años anteriores al establecimiento del Estado de Israel, en lo que había sido, hasta 1948, el Mandato Británico de Palestina.

La visita de Felipe en 1994 fue a título personal. La Casa Real puso fin a su política restrictiva de visitas oficiales a Israel en 2018, cuando el príncipe Guillermo, nieto del príncipe Felipe, visitó Israel, la Autoridad Palestina y Jordania.

El retiro de Felipe de la vida pública en 2017 provocó una avalancha de aplausos por parte de grupos y líderes judíos por una vida bien vivida.

Esos grupos expresaron su pesar por su muerte el viernes. La vida de Felipe “la pasó en el servicio público, desde su servicio activo en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial hasta las decenas de miles de compromisos que llevó a cabo durante 6 décadas y media de deberes reales”, dijo en un comunicado la presidenta de la Junta de Diputados Judíos Británicos, Marie van der Zyl, escribió en un comunicado.

El presidente israelí, Reuven Rivlin, se unió a decenas de otros jefes de Estado que expresaron su simpatía por la Casa Real. Rivlin usó la frase tradicional judía cuando se habla de una persona fallecida, y terminó su tuit sobre Felipe con “que su memoria sea una bendición”.

De la traducción (c)Enlace Judío México
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