Enlace Judío – En la Argentina hay una expresión periodística conocida que dice que con el diario del lunes somos sabios e inteligentes. La tragedia acontecida ayer en el monte Merón estaba anunciada mucho antes de que se pueda escribir el diario del lunes.

Aún no sabemos el número definitivo de muertos porque hay algunos heridos muy graves y hay jóvenes desaparecidos, quizás por shock postraumático. Netanyahu visitó el lugar y fue abucheado; la comandancia norte de la Policía de Israel asume las responsabilidades por la negligencia en manejar la salida de las personas que vinieron a festejar.

En el medio de la tragedia, muchos jaredíes protestaron al cielo preguntando por qué. Son hechos difíciles de hilvanar pero el por que habría que buscarlo también en la tierra y pensar que quizás si fue un mensaje del cielo. No quisiera entrar en temas cabalísticos que no son de mi conocimiento.

La tragedia estaba anunciada porque, año tras año, aumentaba la cantidad de gente que se acercaba a esta hermosa localidad de la Galilea donde está la tumba del autor del libro del Zohar, Rabi Shimón Bar Yojai, uno de los rabinos más importantes de todos los tiempos que estuvo escondido 13 años con su hijo, escapando de  los romanos para estudiar Torá.

Él quiso que no se llorara su muerte sino que se la festejara porque iría a los niveles más elevados del espacio Divino. Así tomó forma el festejo que año a año reúne a miles de personas que encienden hogueras y cortan el pelo a sus hijos de 3 años, varios de ellos fallecidos ayer.

Desde el surgimiento del Estado de Israel y con el posterior crecimiento demográfico de la población jaredí, la peregrinación a Merón se transformó en uno de los eventos religiosos masivos más importantes del mundo. Hasta ayer. Habrá que ver como será el futuro.

La tragedia se produjo al finalizar los festejos y cuando miles de personas descongestionaban las gradas y salían por un estrecho desfiladero que se transformó en una trampa mortal. Algunos tropezaron en esa rampa; otros cayeron sobre ellos y otros y otros los siguieron en una pila humana interminable.

Desde hace muchos años factores laicos y religiosos también advertían que había que mejorar mucho los accesos pero además limitar el acceso de miles de personas que llegan de todo el país. Está bien el fervor religioso hasta que este se transforma en un fanatismo descontrolado que pone en riesgo la vida humana. Ayer fue una muestra.

En Lag Ba’omer se levantan las restricciones del duelo por la muerte de los 24,000 alumnos de Rabi Akiva y se festeja el triunfo espiritual contra Roma. Pero ayer murieron 44 nuevos alumnos de Rabi Akiva y esto debiera ser un mensaje del cual las autoridades religiosas que alientan esta peregrinación masiva debieran tomar en cuenta a futuro para evitar nuevas desgracias. No es un precepto de la Torá obligatorio ir a Merón. Sí es una vivencia espectacular que muchos no la quieren perder en su vida. Varios de ellos ayer fallecieron. Como el padre que dejó 9 huérfanos, por solo citar un ejemplo.

El gobierno de Israel, las autoridades religiosas, la Policía y los municipios correspondientes deberán revisar muy bien como reorganizar este y otros festejos masivos. No es posible que se haya salido de una pandemia y se haya podido ver nuevamente a miles de personas pujando y buscando una salida desordenada en medio de presión humana.

Una nueva tragedia enluta al pueblo judío en un día que debió haber sido todo fiesta. Antes de clamar al cielo, buscar las responsabilidades en la tierra. Eso mismo enseñaba Rabi Shimón Bar Yojai, cuya tumba será un homenaje adicional para los que desde ayer ya no están con nosotros.

 

*El autor es director de Comunidades Plus y corresponsal en Argentina de Enlace Judío


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