Enlace Judío México e Israel – Hay ciertas figuras en la vida de todo ser humano que son tan importantes que se encuentran representadas en todas las culturas sin importar cuál sea. La madre es una de ellas, ya sea como un recuerdo roto, alegría, anhelo o añoranza la presencia o falta de una madre son de las cosas que cambian para siempre la vida de una persona. Y hay muchas formas de ser madre y muchas las emociones y los cambios que se encuentran en el camino. La forma en que cada madre se comporta con sus hijos es influida fuertemente por la vida, las ilusiones y los valores que tiene. La cultura a la que pertenezca, las observaciones personales y la tradición de su casa, serán la que le den las herramientas necesarias para poder llevar a cabo su papel. No existe la madre perfecta y sin embargo, siempre tenemos un ejemplo de ella: ya sea en la figura de una diosa o través de la Eshet Jail (mujer virtuosa) tenemos un modelo al cual aspirar, una guía que nos recuerda su valor y nos dan la fuerza para ser madres.

En el judaísmo, desde Java (Eva) hasta Jana tenemos grandes ejemplos de madres virtuosas que nos enseñan distintas formas de enfrentar la vida y responder ante situaciones adversas. En cuanto a la cultura popular judía tenemos desde los ejemplos más ridículos como Mrs Wolowitz de “The Big Bang Theory” hasta los más complejos y bellos como Fania Klauser, en “Una historia de amor y oscuridad”. Sin embargo, pocas son las series que han retratado la maternidad en la vida judía con tanta seriedad como lo hace Shtisel. En las tres temporadas que han salido al aire han aparecido varios personajes femeninos, la gran mayoría de ellos están de una forma u otra ligados a la maternidad. La serie nos muestra muchas formas de ser madre y el impacto que ello tiene en la vida personal de las mujeres judías. En honor al 10 de Mayo que se acerca queremos hablar sobre algunos de los personajes de Shtisel y rol que representan.

Devora y Libi. La madre como fantasma

Uno de los temas más recurrentes en Shtisel es la muerte la serie entera abre con la muerte; con un sueño que tiene Akiva sobre su madre. Desde ese entonces hasta su boda, e incluso después, la vida de Akiva gira en torno a recuperar aquello que perdió cuando su madre muere. Su padre lo empuja a casarse porque era el deseo de ella; sin embargo Akiva se revela porque busca a su madre en las mujeres que conoce. En la pintura que lo hace famoso, Akiva dibuja a su madre; dice que pinta a la vez un recuerdo y un deseo, en la mujer que carga al niño que pintó también ve a quien desearía fuera su esposa. En su futuro como marido ve la continuación de la tradición que le dieron sus padres y en ella encuentra nuevamente a la madre muerta, como si la trajera a la vida en su matrimonio; como si pintarla le diera fuerza nueva. De esa forma la madre para Akiva se convierte a la vez en un deseo y una añoranza. El pasado y el futuro conviviendo en la misma pintura.

La segunda temporada acaba con Libi y él juntos esperando se concrete su compromiso. Pareciera que Libi abría una nueva puerta a la felicidad con Akiva, sin embargo, con su muerte, los productores decidieron convertirla en un pasado repetido. Akiva seguirá buscando a Libi tanto en sus recuerdos como en sus pinturas, de nuevo se convierte en la madre muerta a quién Akiva busca y anhela. Ambas mujeres representan la felicidad perdida que se busca preservar en el presente. Sin embargo, al igual que la madre le abre una nueva puerta a Akiva en la pintura, la imagen de Libi en la casa de Rajeli cumple la misma función, le trae la posibilidad de un nuevo amor, una nueva vida. Sin embargo, hay una breve diferencia Akiva debe dejar ir una parte de Libi para abrirle espacio a su nueva esposa. Nuevamente se juntan el pasado y el futuro en la misma casa.

Elisheva y Guiti. La madre que lucha por sus hijos

Aparte de la madre que existe como fantasma, en Shtisel también tenemos ejemplos de madres presentes. Los dos más significativos son el de Elisheva y Guiti. Ambas utilizan todos los recursos que tiene por el bienestar de sus hijos, aunque para cada una las acciones deban ser distintas. Para Guiti lo mejor que puede darle a sus hijos es una vida con Torá y fortaleza de carácter; decide esconder el abandono de su esposo y enfrentar la situación en soledad por el bienestar de sus hijos. Constantemente presiona a Lipe para que actúe de tal o cual forma porque eso les va a traer mayor seguridad como familia en la comunidad. Trata de ahuyentar a Janina o a Shira porque cree que sus hijos puede tener mejores parejas. Es cálida y amorosa con ellos, sin embargo como ella misma está acostumbrada a hacer sacrificios diariamente, a veces no es lo suficientemente sensible para ver sus necesidades emocionales y los empuja a negarlas. En todo momento lo hace pensando en el bien de sus hijos.

Elisheva por su lado es el ejemplo opuesto de Guiti, se va de Jerusalén no sólo por el amor fallido que tuvo con Akiva, también porque quiere un mundo donde su hijo pueda crecer sin ser sólo el hijo de la que es viuda. Busca una comunidad más abierta para él, incluso cuando sale con Akiva lo hace en parte porque ve en él una oportunidad de padre para su hijo. Finalmente entre los dos modelos de madres que cuidan solas de sus hijos (Guiti y Elisheva) tenemos dos modelos distintos de religiosidad, uno que busca mayor apertura y el otro que a través de la rigurosidad religiosa sustituye la falta de un padre en la familia.

Rujami y Rajeli. El anhelo por ser madre

En cuanto a Rujami en esta tercera temporada se convierte en un personaje muy curioso, porque está en medio de los modelos de madre que hemos visto hasta ahora. Es el único personaje de la serie que rompe la halajá, lo que hace está prohibido por el judaísmo, uno no puede poner en riesgo su vida en la forma que ella lo hizo por más profundo que sea su deseo; más aún sabiendo que existen otras posibilidades. Sin embargo, eso no la detiene su deseo de ser madre y dar ella misma a luz a su bebé es tan grande que es capaz de poner su vida en riesgo. Por un lado es la imagen de la madre que da todo por sus hijos, como lo es Guiti y por el otro también es la imagen de la madre muerta. Ella misma se prepara para su muerte cuando grava los mensajes a su futura hija. De esta forma de nuevo la serie usa la muerte para pararse en el presente y en el futuro al mismo tiempo y para hablar de los deseos y las ilusiones de uno de los personajes. La maternidad en Rujami también se vuelve un espejo de la muerte.

Rajeli por su lado es la imagen de la mujer que quería ser madre y no lo fue, o con mayor presición no lo ha sido. Para la ortodoxia ya su edad es bastante avanzada para no haberse casado ya. Se ve que anhela casarse y ser madre y que no le fue posible a una edad más joven porque al igual que Akiva tiene grandes dificultades para encontrar parejas que entiendan su sensibilidad y lado artístico. Con la historia que empieza entre ellos dos Rajeli su vuelve el futuro con Akiva que la muerte le quito a Libi. No compite con ella sino la acepta plenamente como un pasado, incluso como un reflejo de ella misma, como si Libi fuera el pasado de su propia historia en vez de la de Akiva. Ella acepta ser la nueva madre de Devora y lo hace con el corazón pleno sin intención alguna de negar o reemplazar a Libi. Nuevamente la maternidad es el elemento que une el pasado y el futuro, el vínculo entre lo perdido y el anhelo, Akiva perdió una esposa, Rajeli tiempo. Se unen en esa tristeza para crear una felicidad nueva.

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