Enlace Judío – Mi nombre es Diana y esta es mi historia.

Después de meses de arduo tratamiento y desgaste emocional decidí escribir este artículo por 3 razones. Deseo que este artículo dé consuelo y apoyo para todas las mujeres que se encuentran en la misma circunstancia. Aunque se encuentren tristes y frustradas, no están solas y existen opciones para empoderarse.

La segunda, espero poder guiar a mujeres como yo y a parejas que están teniendo dificultad concebir con el Dr. Julio Gonzalez Cofrades del Centro Médico ABC de la Ciudad de México, el médico que me regreso la esperanza de poder realizar mi mayor sueño: formar una familia. Y espero que este artículo despierte y movilice a la comunidad a tomar acción para ayudar a resolver la grave crisis de Shiddujim que existe.

Jamás me imagine estar soltera a los 37 años. Crecí en un hogar muy tradicional, rodeada de relaciones ejemplares. Mis abuelos formaron un hermoso hogar, superando los retos de la vida juntos. Y mis papas con mas de 40 años de casados están más enamorados que nunca. El matrimonio fue algo que yo asociaba con alegría y formar una familia es algo que yo siempre he deseado.

Trabajando como maestra de kínder durante mis años universitarios confirmó lo que siempre sabía; casarme y convertirme en madre no era una opción, era una prioridad. Jamás pensé que algo tan importante para mí estuviera en peligro de no realizarse.

Hace tiempo me di cuenta que las realidades fisiológicas no estaban a mi lado. Decidí hacer todo en mi poder para asegurar mi futuro, preservar mi fertilidad y congelar mis óvulos en este momento en el tiempo.

Comencé este proceso de congelar mis óvulos con muy poca información. Proteger tu fertilidad como mujer soltera no es un tema de lo cual se habla. Hablar del tema de manera abierta lleva un estigma y si una persona decide hablar de ello de manera más libre, se encuentran con la posibilidad de provocar incomodidad en los demás.

Si alguien se atreve a mencionar el tema de la preservación de fertilidad de una mujer soltera y desea conversar, esas conversaciones se tienen en murmullos en las esquinas escondidas como si fueran secretos de Estado. Mis amigos me advirtieron de no hablar de mi experiencia públicamente por miedo a lo que pensara la gente.

Como mujer judía y observante quería asegurar que lo que fuera hacer estuviera congruente con la Halajá. Lo que encontré fue el más hermoso apoyo por parte del Rabinato.

Los rabinos que consulte son directores de Kolel, directores de Yeshivot y Jajamim de renombre mundial. Más que darme respuestas a mis preguntas, me encontré con un entusiasmo para ayudarme, compasión para una mujer soltera navegando este proceso sola y gente con quien podía hablar de manera libre y abierta. Encontré apoyo emocional, guía sobre el proceso medico, y, si lo necesitaba, apoyo económico para pagar por el procedimiento.

La crisis de Shiddujim esta tan grave para la comunidad que en Israel el Ministerio de Salud subsidia el costo de la congelación de óvulos para mujeres entre 30 y 41 años de edad. En Israel una mujer tiene el derecho a 4 rondas de tratamiento o hasta llegar a capturar 20 óvulos. El Ministerio de Asuntos Religiosos y la corte religiosa mas alta de mundo aprueba los esfuerzos del Estado de Israel y lo declara congruente con la Halajá.

Preservar mi fertilidad al congelar mis óvulos fue la segunda mejor decisión que hice durante este proceso. La mejor decisión que hice fue realizar mi tratamiento con el Dr. Julio Gonzalez Cofrades. Además de ser un medico sobresaliente, me trato con la mayor compasión.

No se debe menospreciar la experiencia, los retos, o los sentimientos de una pareja que se enfrenta con el reto de infertilidad en lo mínimo. La fertilidad es un tema sumamente sensible, pero enfrentar tratamiento de fertilidad sola, es otra experiencia. No tienes pareja para acompañarte o apoyarte. Lo único que te acompaña es esperanza, y, a veces, ni eso.

La congelación de óvulos es un proceso arduo, tanto físico como emocional y un gran gasto económico. Bajo el cuidado del Dr. Julio Gonzalez Cofrades tenia la seguridad de estar en las mejores manos, pero no pude anticipar la experiencia emocional.

Emocionalmente sentí mucho coraje de no estar donde pensaba que estaría a mi edad. Sentí ira y una vergüenza casi inaguantable de estar en una posición donde yo sentía que mi derecho biológico de convertirme en madre estaba en peligro. Con cada examen y toma de sangre sentí que los números de los resultados clasificaban mi valor como mujer. En mis peores momentos me sentí como un fracaso total. Un fracaso por tener 37 años y no estar casada, no tener hijos y un fracaso por tener que someterme a procedimientos para preservar mi fertilidad.

Esta experiencia me transformo y me dio mucho mas que la preservación de mi fertilidad. Tengo un nuevo respeto y empatía por cualquier persona que está enfrentada con algún reto de fertilidad. Esta experiencia me hizo consciente de las batallas que tiene la gente que el mundo no ve.

Enfrentar este reto me acerco más a Hashem y elegí usar mi dolor para fortalecer mi Emuná y mi Bitajón en Di-s. Tengo muy claro que todo viene de Hashem, no hay garantías, y todo es una bendición y regalo de Hashem. Esta experiencia despertó mi agradecimiento y renovó mi asombro de Di-s. Espero que compartir mi experiencia de consuelo a alguien peleando su propia batalla.

Mi experiencia no es una circunstancia aislada, es un síntoma de un problema mayor: la crisis de Shiddujim. Hay demasiadas mujeres en mi misma situación porque en la era digital de redes sociales, cuando tenemos acceso a miles y millones de personas en la palma de nuestra mano, estamos mas desconectados que nunca. Estamos viviendo en una época con menos compromiso, mas divorcio, donde la gente es desechable y la calidad de nuestras relaciones esta disminuyendo. Este tema es para otro articulo, pero es la raíz del problema que estamos viviendo.

La crisis de Shiddujim es algo que le debería de importar a cada miembro de la comunidad porque ha puesto la continuidad de Klal Yisroel en peligro. Si no hay matrimonio, no hay bebes. Sin bebes, no hay continuidad de Klal Yisroel.

 


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