Enlace Judío México e Israel – Cuando la pandemia de COVID-19 golpeó hace más de un año, quedarse en casa y limitar la interacción social se convirtieron en herramientas clave en la lucha contra la propagación del virus.

Ahora, a medida que más personas se han vacunado, las tasas de infección disminuyen y las restricciones se suavizan en todo el país, muchas personas están experimentando la alegría de volver a conectarse con familiares y amigos.

Sin embargo, al mismo tiempo, muchos también están experimentando sentimientos que no esperaban, como ansiedad por regresar a situaciones sociales.

El Dr. Itai Danovitch, profesor asociado y presidente del Departamento de Psiquiatría y Neurociencias del Comportamiento de Cedars-Sinai, comenta que es normal resistirse al cambio, incluso cuando es positivo.

“Para algunas personas, estos cambios son emocionantes y para otras, abrumadores”, afirma Danovitch.

Danovitch reporta que, regresar al lugar de trabajo o asistir a una comida familiar después de tantos meses puede hacer que las personas se sientan preocupadas, ansiosas o incluso en pánico.

“El miedo o la ansiedad es normal”, dijo. “Sentimos las cosas por una razón y la ansiedad es básicamente una respuesta a una amenaza”.

El nivel de amenaza que las personas perciben acerca de regresar a situaciones sociales después de la pandemia varía de persona a persona, dijo Danovitch, y la percepción de un individuo puede incluso cambiar de un día a otro.

Para trabajar estos sentimientos, Danovitch sugiere que las personas se tomen el tiempo antes de un evento social para pensar exactamente qué situaciones de la interacción que está por ocurrir los ponen ansiosos y luego elaborar estrategias acerca de lo que pueden hacer para reducir sus preocupaciones.

“Piense en los factores que sí están bajo su control”, dijo. “Por ejemplo, si tiene inquietudes acerca de un evento o reunión, hable con el anfitrión acerca de esas inquietudes con anticipación. Obtenga la información que necesita para tomar una decisión acerca de su nivel de comodidad y no tema comunicar esa decisión”.

Danovitch menciona que esto significa tener que limitar el tiempo dedicado a una reunión social o incluso rechazar una invitación.

“Necesitamos tener conversaciones honestas”, dijo. “Se necesita valentía y coraje para hacer eso, para ser honesto acerca de cómo uno se siente, porque existe el riesgo de ser malinterpretado”.

Danovitch dice que es importante comprender que estos sentimientos de ansiedad no siempre son signo de un problema mayor.

“Afirma que no toda ansiedad o miedo es un trastorno de ansiedad”. “Muchos sentirán temor o timidez al principio, pero pronto se adaptarán y disfrutarán más de la socialización”.

Según Danovitch, el límite de la ansiedad y el miedo es cuando causan disfunción, deterioro o angustia severa.

“Por ejemplo, si presenta ansiedad por regresar al trabajo, que es un entorno social, y decide no ir a trabajar”, o, “si tiene ataques de pánico recurrentes o si su ansiedad es persistente, generalizada y afectan su actuar, entonces tiene sentido buscar ayuda profesional. Los trastornos de ansiedad son muy comunes y existen una serie de tratamientos disponibles para abordarlos”.

Para aquellos que luchan con la ansiedad social hasta el punto en que obstaculiza sus vidas, Danovitch recomienda hablar con el doctor de confianza acerca de las opciones de atención y tratamiento.


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