Enlace Judío México e Israel – Una de las partes del rezo que más confusión causa es aquella en la que recitamos los sacrificios que se realizaban diariamente en el Tabernáculo y posteriormente el Templo. Es obligatorio decirlo en las mañanas y causa mucha impresión, pues uno se pregunta cuál es la verdadera utilidad de los pasajes que recitamos y por qué se nos dice que el rezar se considera como si estuviéramos realizando el sacrificio. Todo se remite al significado ritual que tenían los sacrificios en la Torá y la práctica judía.
El significado de los sacrificios
Para realizar el sacrificio la persona llevaba un animal de su ganado al Tabernáculo, colocaba sus manos sobre el animal y después uno de los sacerdotes (cohanim) lo mataba. La sangre se esparcía sobre el altar, la grasa y la carne se ponían al fuego. Cada uno de los elementos tiene un significado particular, el que es más importante resaltar ahora es el sentido del sacrificio. El sacrificio en sí implica anularse frente a D-os, como menciona rab Klein, uno está renunciando a un porcentaje importante de su propiedad, y sacrificio en sí mismo implica reconocer que esa propiedad no le pertenece a la persona sino que inicialmente vino de D-os y ahora se está regresando a su fuente. Es aceptar que lo que poseemos realmente no es nuestro y nos invita a tomar una disposición de renuncia.
Mandato divino o deseo humano
Uno de los elementos más interesantes de los sacrificios es el contraste y el balance que existe entre el deseo del hombre y la voluntad divina. La pregunta es obligada ¿se hacían los sacrificios porque era un mandato divino hacerlos?, o ¿existe en el hombre un deseo innato casi instintivo en ofrecer algo a D-os?, en pocas palabras, ¿el impulso parte de la voluntad o de la exigencia? En todo el libro del Génesis vemos a los patriarcas ofrecer voluntariamente ofrendas a D-os. Dichas ofrendas hablan de ese instinto humano de reconocer a D-os a través de acciones simbólicas, sin embargo, hay una diferencia muy grande entre los sacrificios del Tabernáculo y las ofrendas de los patriarcas; las primeras no están reglamentadas y si bien en el lugar que se hacían era especial no era un recinto como el Tabernáculo. Los sacrificios por su lado sólo pueden hacerse en el recinto sagrado, queda prohibido realizarlos en cualquier otro lado y son una exigencia de la divinidad ¿podemos realmente decir que son voluntarios?
El rabino remarca que desde el Becerro de Oro existió una brecha entre D-os y el pueblo judío. Como menciona hay dos formas de reducir la brecha, que D-os se vuelva presente en el mundo a través del altar que se construye para él, que el pueblo de Israel se perfeccione y se acerqué a D-os a través de su propio crecimiento. El sacrificio representa ambas: es a la vez el deseo del hombre de romper la brecha material que existe entre Su Creador y él, el perfeccionamiento del carácter a través de adquirir un aprendizaje moral y la Torá siendo dada al pueblo judío, D-os haciendo que su Presencia habite el altar. Los sacrificios requieren de ambas. Los recordamos en nuestras plegarias para aprender e incorporar a nuestra vida las enseñanzas que traen.