Abdelhadi Mazarari / El mundo cambia

Enlace Judío México e Israel – Durante la semana pasada, el mundo ha sido testigo de dos eventos de gran significado y peligro. El primer evento fue la elección de Giorgia Meloni, líder de la extrema derecha, como primera ministra de Italia.

Abdelhadi Mezarari, corresponsal desde Marruecos

El segundo evento, el presidente ruso, Vladimir Putin, firmó un decreto sobre la anexión de cuatro regiones del este de Ucrania al territorio de Rusia.

En la superficie, los dos eventos parecen no estar relacionados entre sí, pero de hecho cada evento se complementa en el sentido de crear una nueva realidad en el continente europeo en particular y en el mundo en general.

Ya hemos dicho que la guerra rusa en Ucrania no se limita a las fronteras geográficas de las batallas que se están librando, sino que es una guerra que apunta a la desestabilización del orden mundial existente.

Rusia ya no acepta la situación como es, sino que se ha preparado, según ella, para recuperar la gloria perdida. Putin lo dijo sin rodeos, mientras hablaba de la geografía de la Unión Soviética y la política del imperio ruso, y esperaba un papel ruso en la cima de la pirámide internacional, amenazando con usar armas nucleares si una fuerza occidental lo enfrentaba.

Rusia ve que el camino hacia el liderazgo mundial pasa por el desmembramiento de Ucrania, la anexión de sus regiones orientales de habla rusa y convertirlo en un muro de fuego que proteja a Rusia de la marea de la OTAN.

Además, Rusia pretende, mediante la anexión de tierras en el este de Ucrania, firmar el documento de una ruptura total con Occidente, y que la guerra se desarrolle en diversos aspectos económicos, políticos, mediáticos, intelectuales y culturales.

Estamos ante una nueva realidad, partiendo de Europa y extendiéndose al mundo, y ante la mención de Europa, surge la pregunta: ¿podrá resistir el viejo continente el abrazo de una tercera guerra mundial?

Parece hasta ahora que los países de Europa, sin excepción, están pagando la factura de esta guerra rusa en Ucrania, y que el arma de las sanciones económicas y financieras no ha tenido ningún efecto en el plan ruso, sino todo lo contrario, tiene efectos negativos y consecuencias para los países europeos, debido a la falta de suministro de gas, electricidad, minerales y alimentos.

Más peligrosamente que eso, los líderes europeos al desmantelar Ucrania, se enfrentaron a la opinión pública y a los ciudadanos europeos, tanto que les sería difícil detener el movimiento de extrema derecha, que baila de alegría por la humillación de Occidente.

Giorgia Meloni ganó en Italia, y dijo sus palabras, que también rompen con el pasado, y si no coqueteó con el presidente ruso Putin, no comparte la misma política con los líderes occidentales.

Antes del éxito de Meloni, el partido de derecha de Suecia obtuvo una victoria que obligó a Magdalena Andersson, la primera ministra, a dimitir, y hubo afirmaciones de que Suecia podría retractarse de su solicitud de ingreso en la OTAN.

Estos desarrollos nos llevan a entender cómo será la nueva Europa, ¿seguirá protegiéndose siguiendo a los Estados Unidos de América? Si es así, ¿se verá obligada a librar el resto de la guerra contra Rusia, o será Europa testigo de una transformación hacia la extrema derecha desde dentro? Y en este caso, ¿se olvidará de romper ciertos eslabones de la cadena de alianza con Estados Unidos?

Lo cierto es que la Europa de hoy no es la Europa de ayer y, en cualquier caso, planteada la cuestión de la identidad, pone en el campo de tiro a otras nacionalidades y religiones, incluidos musulmanes, judíos, africanos y árabes.

Las guerras étnicas e incluso religiosas acaban de comenzar.

Hasta pronto.


 

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