Enlace Judío –  Este 27 de enero se llevó a cabo una ceremonia en la Asamblea General de las Naciones Unidas bajo el lema “Hogar y Pertenencia”. Ahí mismo, el 1 de noviembre de 2005, se adoptó la resolución propuesta por Israel y copatrocinada por 104 Estados miembros, de asignar al 27 de enero como el Día de Conmemoración del Holocausto.

Rechaza cualquier negación del Holocausto insta a los Estados a desarrollar programas educativos que instruyan a las generaciones futuras sobre los horrores del genocidio, y condena las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades, basadas en su origen étnico o creencias. Además, exige la preservación de sitios como campos de exterminio y prisiones nazis; y el establecimiento de un programa de la ONU de divulgación sobre el recuerdo y educación de este episodio.

El tema de este año debería recordarnos nuestra responsabilidad hacia las víctimas de crímenes atroces, contrarrestar el discurso de odio y prejuicios, así como hacer todo para evitar que se sienten las bases para un próximo genocidio.

El artista franco-italiano Herbert Pagani escribió en 1975 “Una Defensa de mi Tierra” en reacción a la vergonzosa resolución de la ONU que equiparó al sionismo con el racismo, calificándolo como una forma de discriminación racial.

Al tratar de identificar las causas subyacentes del antisemitismo, Pagani expresó: “Abraham con su Dios único, Moisés con sus 10 mandamientos, Jesús con su segunda mejilla siempre disponible para una segunda bofetada, luego Freud, Marx, Einstein, todos eran revolucionarios, enemigos del orden. ¿Por qué? Porque ningún orden podía satisfacerles, ya que siempre estaban excluidos… es por eso mismo que los defensores de todos los órdenes establecidos los odian”.

La Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto fue creada en 1998 y en el 2000 dio a lugar a la Declaración de Estocolmo.

El 26 de mayo de 2016, sus 31 países miembros adoptaron una definición de “antisemitismo”, tratando de introducir un planteamiento más metodológico. “El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos, que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto”.

Para orientar a la Alianza del Holocausto se formularon ejemplos: ataques contra el Estado de Israel concebido como una colectividad judía; se acusa a los judíos de conspirar contra la humanidad, y a veces se les culpa de que “las cosas vayan mal”, expresado a través del lenguaje, publicaciones, forma visual o con acciones, y utiliza estereotipos siniestros y rasgos negativos.

Muchos parlamentos del mundo han adoptado esta definición y aprovechando el Acto de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto y en recuerdo de don Gilberto Bosques, en el Senado de la República manifesté el deseo porque el Congreso mexicano examine su adopción.

El antisemitismo se ha comparado con el canario en la mina, cuya sensibilidad a condiciones adversas lo convierte en un indicador que avisa de la llegada de un peligro o problema mayor.

Esta sensibilidad hacia la injusticia y odio, que llevamos en nuestros genes, debe convertirnos a los judíos en miembros de la sociedad que actúan con responsabilidad, dispuestos a denunciar y luchar contra la discriminación, deslegitimación y opresión de las minorías.

Uno de nuestros mayores sabios, el rabino Akiva, dijo “lo que es odioso para ti, no se lo hagas a los demás”, y yo apuntaría: ¡lo que ha sido dañino para ti a lo largo de los siglos, no permitas que otros lo experimenten!


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