Tamar Finkelstein: Gran diplomática judía

Enlace Judío / Efraim Palvanov – Tamar Finkelstein (1920-2022) nació en Londres, Inglaterra, mientras sus padres trabajaban allí para la Agencia Judía. Regresó con ellos a Tierra Santa en 1923, momento en el que la familia se instaló en Haifa (y también hebraizaron su apellido a “Shoham”).

Tamar Shoham se convirtió en líder juvenil de los Tzofim (scouts israelíes), y más tarde se alistó en la Haganá. Durante tres años sirvió como operadora de señales y fabricante de granadas. Regresó a Inglaterra para estudiar en la Universidad de Londres. Al mismo tiempo, dirigió una emisora de radio de la Haganá y trabajó en la clandestinidad para ayudar a los judíos a hacer aliá. Durante la Segunda Guerra Mundial, Shoham se alistó como voluntaria en el ejército británico y en 1944 fue destinada a El Cairo como oficial de inteligencia. Regresó a Israel en 1948 y ocupó un puesto en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Allí conocería a su segundo marido, Arye Eshel, embajador de Israel en Canadá. Tras su boda en 1960, pasó a llamarse “Tamar Eshel”.

Eshel era delegada habitual en las Naciones Unidas, y en 1968 se convirtió oficialmente en embajadora de Israel ante la ONU. Fue nombrada por la ONU para dirigir su Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, convirtiéndose en la primera israelí en ese cargo. Tras jubilarse, Eshel se incorporó al ayuntamiento de Jerusalén, y más tarde fue teniente de alcalde. Por la misma época, fue elegida presidenta de Na’amat, la mayor organización de mujeres de Israel, que aún hoy cuenta con unos 800,000 miembros.

En 1977, Eshel obtuvo un escaño en la Knesset y fue parlamentaria hasta 1984. El resto de su vida trabajó como voluntaria en el Centro Médico Hadassah y en el refugio para mujeres Beit Tzipora, del que fue cofundadora. Falleció el 24 de julio del 2022.

Fuente: Jew of the Week

Sefora: Séfora es una mujer adulta con corazón de niña, cree fuertemente en que el único sentido del hombre es ético y como tal tiene una misión en la vida. Quiere recuperar una tradición perdida y agradece a Dios todos los días haber nacido como mujer. Le gustaría llegar a ser excelente ama de casa un día. Recuerda que la raíz de su nombre es hebrea (Tzipora) y quiere decir pájaro, símbolo de la libertad; para ella, el bien más preciado. Ve en el judaísmo una fuente de vida muy valiosa y se acerca a rabinos, escritores y personajes judíos para interpretar su mundo. Busca traducir palabras bellas para que más personas puedan encontrase en este mar.