En 2019, cuando el entonces primer ministro británico Boris Johnson quedó cada vez más excluido de la toma de decisiones del gobierno por parte de su principal asesor, Dominic Cummings, dio paso a un arrebato en el que se autodenominó “el Führer”, según un nuevo libro que registra el colapso del gobierno de Johnson, informó The Times of Israel.
El político del Partido Conservador Michael Gove recordó que después de la victoria de la mayoría de 80 escaños, a Johnson le molestó que Cummings actuara como “el señor protector con un rey joven e inexperto”, en un extracto de Johnson at 10 de Anthony Seldon y Raymond Newell, publicado en el periódico The Times durante el fin de semana.
“Después de la elección, Boris ya no quería ser tratado como un purasangre tempestuoso, con un fuerte látigo y una brida para mantenerlo en orden. Dom podría ser insultante y grosero. Algunos días el primer ministro podía reírse, pero otros no”, dijo Gove.
Cummings les decía a los funcionarios y ministros “no le digas al primer ministro” o “oh, no lo molestes con esto”. El entonces primer ministro estaba “cada vez más preocupado” por haber sido ignorado en varios temas.
“Estoy destinado a tener el control. Soy el Führer. Soy el rey que toma las decisiones”, dijo Johnson, según un asesor citado en el libro.
Cummings, el controvertido cerebro detrás de la campaña de 2016 para que Gran Bretaña abandonara la Unión Europea, fue nombrado asesor principal por Johnson cuando asumió el poder en julio de 2019.
Ayudó a asegurar una contundente victoria electoral en diciembre, pero se dice que sus frecuentes enfrentamientos con colegas provocaron tensiones persistentes y dejó el gobierno un año después.
La reputación de Cummings se vio gravemente dañada después de que realizó un largo viaje a través del país con su familia, alegando que él y su esposa necesitaban ayuda de familiares después de que ambos desarrollaron síntomas de COVID-19, a pesar de las reglas vigentes de quedarse en casa.
Johnson, conocido por su habilidad para salir de apuros, se mantuvo en el poder a pesar de las acusaciones de que era demasiado cercano a los donantes del partido, que protegía a los partidarios de acusaciones de intimidación y corrupción, y que engañó al Parlamento y fue deshonesto con el público sobre acciones de su gobierno.
Pero las revelaciones de que Johnson sabía sobre las acusaciones de conducta sexual inapropiada contra Chris Pincher, un legislador conservador, antes de que ascendiera al hombre a un puesto de alto nivel llevaron al primer ministro al borde del abismo, y lo presionaron para que renunciara en julio.
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