Tómate un Café Filosófico con Esther Charabati

Enlace Judío México e Israel – Todas las semanas, Esther Charabati saca a la filosofía de las aulas para llevarla a la mesa de sus invitados al café filosófico, en una popular librería de la Ciudad de México.

Conversamos con ella, en exclusiva.

La prolífica trayectoria de Esther Charabati, autora de múltiples libros sobre filosofía, de novelas y ensayos, contrasta con la sencillez de su trato y con su semblante apacible, de la misma manera en que resulta sorprendente que una persona de sólida formación académica encuentre en un café más encanto que en las aulas, al menos cuando se trata de hablar del tema que más la apasiona: la filosofía.

Sobre qué es la filosofía, Charabati admite que no hay una respuesta sencilla. “Supuestamente, la filosofía es la madre de todas las ciencias y la que se pregunta por el porqué de todas las cosas, pero se pregunta a nivel global, digamos, no nomás de manera local, como la psicología o la sociología”, explica.

Filosofando

Y luego, en un estilo muy filosófico, abre nuevas preguntas, como si un filósofo es solo aquel que hace filosofía o si, por el contrario, es una actividad que puede realizar cualquiera que se proponga pensar sobre algún tema. “La verdad es que hay esta discusión de si la filosofía es solamente lo que se hace en la universidad o si filosofar es algo que hace toda la gente cuando reflexionamos juntos, cuando pensamos, pues, es una forma de filosofar y a esa corriente me adhiero”.

Y lo hace activamente pues, desde hace 23 años, cada lunes congrega a un grupo variopinto de personas que, sentados a la mesa con un café enfrente, conversan sobre temas diversos con una perspectiva filosófica, aunque se trate de gente que no estudió la materia formalmente o que no tiene las bases teóricas para hacerlo de manera formal.

Los temas que toca la filosofía, explica Charabati, abarcan todo:” la felicidad, el amor, el tiempo, estas cosas que no se pueden responder. Pero igual en la ética, está la fidelidad, está la amistad, está el amor…” Pero admite que, al menos en el Café Filosófico que dirige en El Péndulo (famosa “cafebrería” de Polanco, en la Ciudad de México), ninguna de las discusiones lleva a concluir nada. “La historia de la filosofía a mí solo me sirve como material para preguntar”.

¿Podríamos hablar que existe una filosofía judía?

“Lo que pasa es que algunos preguntarían qué es una filosofía judía, la filosofía que hacen los judíos o la filosofía que se hace para judíos, digamos, que habla sobre temas judíos. Entonces, bueno, hay las dos cosas. Yo no me especializo en la segunda, pero la historia de la filosofía nos da muchísimos filósofos como Spinoza, como Maimónides, como Marx (…), como Lévinas, que es contemporáneo, también judío. O sea, hay un chorro de filósofos judíos”.

En cuanto a la relación entre la filosofía y la religión, Charabati dice que son compatibles, siempre y cuando “uno pueda con las dos cosas. Si yo no necesito estar convencida de manera racional de que Dios existe —eso se hacía en el medioevo—, entonces pues puedo creer en Dios y es un asunto de fe (…) y puedo pensar que la razón, digamos, es la que rige al mundo, las relaciones, que las cosas se conocen a través de la razón”.

El Café Filosófico

Charabati afirma que, en su café filosófico, no da clases de filosofía, y explica un poco sobre el concepto:

“Más o menos desde el ’90, en el ’92 nació el primer café filosófico, que se hizo en Francia, y más o menos desde esa época se empieza a hacer filosofía fuera de la universidad. Otra vez, pensando que la filosofía no es patrimonio solo de los maestros de filosofía.

“Y entonces, lo que hacemos aquí, que la verdad es mucho más interesante que lo que se hace en la carrera —lo digo por experiencia— es discutir, varias personas que vienen de distintos lugares, de distintas edades, distintas creencias, etcétera, sobre distintos temas. Entonces hoy, por ejemplo, vamos a hablar de si la hipocresía es necesaria para poder vivir juntos. Porque a lo mejor si fuéramos siempre sinceros, no podríamos vivir juntos”.

También explica que no se necesita ser filósofo ni estudiante de la materia para asistir al Café Filosófico de El Péndulo. Durante décadas, han asistido “niños hasta de diez años. Y viene gente grande y te digo que viene gente de todos los estratos sociales”, y aunque “hay algunos que quisieran salir con respuestas”, lo normal es que salgan “con muchas preguntas”.

La idea es dejar las pasiones afuera y centrarse en la discusión de ideas, aunque no falta el asistente que proyecte sus experiencias personales en las conversaciones.

“Alguna vez, y ya no recuerdo ni siquiera de qué hablábamos, una mujer con el micrófono en mano dijo: ‘yo mandé matar a mi marido’. Y luego se arrepintió”, dice riendo, “ya no lo mandó matar”.

El Café Filosófico de Esther Charabati es un espacio “para compartir, para aprender de los demás, y también, porque hay otra cosa, y es que uno muchas veces no sabe lo que piensa hasta que lo dice. Entonces, este es un espacio para que la gente pueda decir (…). Si la gente quisiera hablar de la traición (por ejemplo), no puedes llegar con tus amigos a cenar y decirles ‘oigan, ¿ustedes qué piensan de la traición?’, porque te mandan al diablo. En cambio aquí sí se puede”.

Si quieres tomarte un café filosófico con Esther Charabati, puedes asistir cualquier lunes, a las 20:00 hrs, a la Cafebrería El Péndulo de Polanco. Al fin y al cabo, una buena pregunta suele ser más interesante que una aburrida respuesta.

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Jose Strimling: