Una de las aristas más extravagantes y difíciles de explicar para muchos, es cómo muchos estudiantes de las universidades de élite en los Estados Unidos se han puesto abiertamente a favor del terrorismo de Hamás.
Máxime, cuando se trata de grupos propios de la cultura llamada “queer”, como los colectivos lésbico, gay, transexual y demás.
Es gente que no sobreviviría en un país gobernado por un grupo islámico teocrático, fundamentalista y extremista, como Hamás. ¿Por qué no se dan cuenta de la terrible contradicción que hay en ese apoyo, y simplemente aceptan las cosas como son?
Irving Gatell nos explica otra faceta de la decadencia intelectual de las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos (la llamada Ivy League, en la que destacan instituciones como Harvard, Yale, Princeton, Cornell o Pennsilvania): la influencia del dinero extranjero.
En los últimos 33 años, fundaciones cataríes, chinas o hasta rusas han inyectado más de 7 mil millones de dólares a esas universidades, y eso ha anulado la capacidad crítica, tanto de directivos como de académicos y alumnos. Se han rendido a la narrativa que nos llega del otro lado del mundo.
Las consecuencias son indeseables, sobre todo para esas universidades, porque su propia mezquindad está provocando que cada vez haya más riesgo de que sean empujadas al aislamiento social.
Y es que a ninguna empresa le interesa contratar egresados de élite, pero que defienden al terrorismo.
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío