El presidente de la Organización Sionista Mundial responde a Jonathan Glazer

Yaakov Hagoel, presidente de la Organización Sionista Mundial (cortesia)

Así responde Yaakov Hagoel, presidente de la Organización Sionista Mundial, a las declaraciones de Jonathan Glazer en la ceremonia de entrega del Oscar:

Jonathan Glazer posa con su premio Oscar por “The Zone of Interest” en el Dolby Theatre de Los Angeles, el 10 de marzo de 2024. (Jordan Strauss/Invision/AP) (archivo)

En la lista de Hamás aparecemos todos. Tú también, Jonathan Glazer, que profanaste la memoria de los seis millones de judíos asesinados por los nazis. #Hamás, los #nazis de hoy en día, no escatimarán medios para llegar a cada #judío, por “humano” que sea. En un día fueron asesinadas 1.300 personas.

134 secuestrados han sufrido abusos físicos, mentales y sexuales durante los últimos cinco meses. Le insto, Sr. Glazer, judío que se odia a sí mismo y que vive en una burbuja en el Londres gobernado por los islamistas, a que venga aquí a #Israel.

Conozca a las familias de los secuestrados. Mire a los ojos de la madre de Shiri, del bebé Kfir de un año y de Ariel de cuatro, quienes están retenidos por estos despiadados terroristas. Mire las fotos de las mujeres que fueron brutalmente violadas, abusadas y asesinadas, y que ESTÁN siendo violadas en túneles hasta el día de hoy. Mire a los padres de los cientos de jóvenes que asistieron a una fiesta sólo para celebrar la vida, la naturaleza y el amor y fueron masacrados sólo por ser #judíos. ¿Dónde está su condena? Vi los broches de “alto el fuego” que llevaban sus “amigos” en la ceremonia. Ya es hora de que el mundo sepa qué simbolizan las “manos” de esos alfileres. En el año 2000, dos israelíes entraron accidentalmente en #Ramallah. Fueron capturados por una turba enfurecida y linchados, torturados y asesinados. En la foto en la que se basan estos pines, el terrorista palestino agita con orgullo sus manos cubiertas de sangre judía, después de literalmente destrozar a dos israelíes. Su sangre es la misma que la nuestra, aunque lo refute.
Qué vergüenza.

 

Así ocurrieron los hechos en Ramallah en 2000:

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