RODICA RADIAN GORDON, EMBAJADORA DE ISRAEL EN MÉXICO
Esta semana conmemoramos el centenario del Día Internacional de la Mujer, que marca los logros en la lucha por los derechos de las mujeres. Es cierto que muchos países han progresado tanto en aumentar la conciencia a la (des)igualdad de género y la necesidad de combatir la violencia en contra de las mujeres, como en el empeño por el mejoramiento y fortalecimiento de su condición. Sin embargo, las mujeres siguen siendo una “minoría” en lo que concierne a su derecho a la igualdad, así como también a su representación y participación en puestos claves, en los que se lleva a cabo el proceso de toma de decisiones. Esto es relevante en todas las esferas de la vida pública.
A principios del siglo XX, el derecho básico de voto de las mujeres no era considerado. En las últimas décadas, cada vez más Estados, en todos los continentes, son gobernados por mujeres. No obstante, las mujeres no están representadas de acuerdo a su porcentaje real en la población, ni en la mayoría de parlamentos y gobiernos, así como no lo están en los más altos niveles de la economía en general ni en corporaciones que la lideran. Pero mientras que en algunas esferas la noción de su representación y participación ha llegado a ser un “deber” obvio, es necesario invertir más esfuerzo para no rendirnos ante el status-quo. El propósito será entonces ampliar la igualdad de oportunidades para que las mujeres puedan desarrollar y expresar su potencial usando instrumentos efectivos generadores de un cambio real.
La Ciencia y la Tecnología (C&T) han sido identificadas como fundamentales en el desarrollo económico y social tanto para los hombres como para las mujeres. Sin embargo, estas últimas, junto con las niñas enfrentan varios obstáculos derivados de su condición de género en términos de su falta de oportunidad para ingresar igualitariamente a la participación en la educación de C&T. Estas dificultades se ven reflejadas en su imposibilidad de tomar parte activa en la definición e implementación de la investigación, así como en sus oportunidades para beneficiarse plenamente de los resultados del conocimiento y de la innovación. Cabe mencionar, que la Comisión del Status de la Mujer de la ONU incorporó como tema prioritario para 2011, la participación de las mujeres y las niñas en educación, formación y entrenamiento en ciencia y tecnología.
Desde la Primera Conferencia Mundial Sobre la Mujer, llevada a cabo en México en 1975, y repetidamente a lo largo de los años, se ha demostrado que los esfuerzos deben realizarse en la más alta esfera del quehacer político, con el fin de enfrentar la desigualdad de género dentro y a través de C&T. Por lo tanto, los gobiernos y las corporaciones privadas, así como las organizaciones no-lucrativas, deben trabajar en conjunto para apoyar el acceso de niñas al C&T en la educación primaria y secundaria, ya que este es el nivel que a largo plazo incrementará el número de mujeres estudiando estas materias en instituciones de educación superior. Asimismo, dicho acceso garantizará su incorporación a la fuerza laboral en los sectores relacionados a C&T. Paralelamente, todas las instancias mencionadas deben asegurar el acceso igualitario de las mujeres en la industria tecnológica. En este espíritu, una conferencia Internacional para Mujeres líderes en “Ciencia, Tecnología e Innovación – Educación y Entrenamiento para Mujeres y Niñas” se llevará a cabo en Israel (Mayo 2011), bajo los auspicios de la UNESCO y del Gobierno Israelí. Su resultado, estoy convencida, proveerá de oportunidades para avanzar de manera sustantiva hacia la igualdad de género.
EXCELSIOR