Un autor en busca de incongruencias

ANGELINA MUÑIZ -HUBERMAN

Articulo publicado en la Gaceta del Fondo de Cultura Económica, no. 488, agosto de 2011. Reseña del libro de Fernando del Paso: Bajo la sombra de la historia. Ensayos sobre el islam y el judaísmo, FCE, 2011.

Fernando del Paso en su nuevo libro Bajo la sombra de la historia. Ensayos sobre el islam y el judaísmo realiza un divertido e irreverente paseo por los textos sagrados bíblico y coránico. Su intención, como él mismo afirma, es la de llegar a un público amplio. El título, nos dice, indica que la “Historia es en sí, ella misma, una sombra”, pues los presentes ensayos entremezclan con habilidad información histórica, sustentada por una amplia bibliografía, con ingenio paródico y trasgresión absoluta.

El libro empieza con un largo ensayo, “Las mil y una noches de la BBC”, en el cual el autor hace un recuento del periodo de su vida que pasó en Londres. Principia por definirse como agnóstico y latinoamericano. Continúa con sus recuerdos de infancia en relación con la religión y su conocimiento de niños de otras religiones. Esto lo presenta como “una exposición de aquellas circunstancias de mi infancia, mi adolescencia y mi vida como adulto que me llevaron a escribir [este libro].” Nos describe su desempeño en el campo de la publicidad y agrega: “Hice textos e imaginé comerciales para todos los productos imaginables y por imaginar.”

Posteriormente, en 1971, gracias a una beca Guggenheim se instala en Londres donde trabaja para la BBC. De este modo se empapa de la política internacional. Su postura queda definida al identificarse con los periodistas Robert Fisk y Thomas Friedman. De los ingleses lo que más apreció fue el sentido del humor: “único en el mundo.”
Regresando a su infancia el autor nos relata la vida del México después de la Segunda Guerra Mundial. La casa de la familia, convertida en casa de huéspedes, recibe a algunos judíos perseguidos por el nazismo, de los cuales dos habrán de ser sus tíos al casarse con las hermanas de su madre. Hace un repaso histórico de la época. Destaca el desinterés y la negativa de Lázaro Cárdenas por acoger a los perseguidos judíos, como el caso de varios barcos impedidos de atracar, en contraste con el recibimiento entusiasta de los españoles republicanos. Por cierto, agregaríamos que, entre éstos, llegaron judíos que habían luchado por la Segunda República Española.

Del Holocausto o su nombre en hebreo Shoá, se remite a dos películas ya clásicas: Noche y niebla de Alain Resnais y Shoá de Claude Lanzmann. Aclara que en la primera, aunque se menciona que los masacrados en los campos de concentración pertenecían a veintidós nacionalidades, “no se nos dice que seis millones de esas víctimas pertenecían a la población judía de Europa.” De la segunda, expone su carácter testimonial, treinta años después de los hechos, basada en entrevistas, tanto de judíos sobrevivientes como de sus verdugos.

A continuación, aborda el tema de judíos y musulmanes en América Latina. Reafirma su imparcialidad por no ser creyente de ninguna religión. Parte de la época colonial con la temible Inquisición y las quemas de judaizantes. De la época contemporánea hace un somero repaso de los países latinoamericanos y sus comunidades judías y musulmanas. Del actual Estado de Israel señala los aciertos en materia social, sanitaria, libertad de religión, de expresión, cultural y artística: “Es, en pocas palabras, la única democracia del Medio Oriente.”

También menciona sus errores políticos, sus facciones derechistas y ortodoxas. En fin, el conglomerado de opuestos y contradicciones de toda nación.

Hasta aquí llega la primera parte introductoria del presente libro. La segunda, trata de Mahoma y el nacimiento del islam. La tercera parte (que es la que se me pidió que reseñara) lleva como título: 1) “Historia antigua de un pueblo deicida”; y 2) “¿El fin de la nación judía?”

El primer título, de orden ambiguo e incierto, no puede referirse al pueblo judío, ya que el judaísmo no ha matado a su Dios. Los autores de los libros integrados en el llamado Antiguo Testamento o mejor Tanaj, en hebreo, no podían prever la futura existencia de Jesús. En todo caso, se les acusaría de carecer de dotes adivinatorias. La acusación de “pueblo deicida” proviene del cristianismo. Sin embargo, es necesario recordar que la declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II (1962-1965), iniciado por el papa Juan XXIII, eliminó el epíteto.

A partir de una interpretación peculiar del texto en sí, son muchas las sorpresas que descubre Fernando del Paso. A su modo, se vale de Maimónides en cuanto al juego entre sentido literal y figurado de las palabras, y a la flexibilidad de las interpretaciones. Por tratarse de una literatura tan antigua y, al mismo tiempo escrita a lo largo de tanto tiempo y por tantos autores, es, en su origen, de orden épico. La recopilación de textos que abarca constituye, ante todo, una colección de los diversos géneros literarios: épico, lírico, sapiencial, místico y hasta un rudimentario intento teatral, como consigna María Zambrano al interpretar la historia de Job en El hombre y lo divino (FCE). Dos grandes investigadores, Robert Alter y Frank Kermode, también se refieren a la diversidad de géneros bíblicos en su libro The Literary Guide to the Bible (Belknap / Harvard). Otro notable crítico literario, Northrop Frye, en The Great Code. The Bible and Literature (Harcourt Brace Jovanovich), parte de la relación entre lenguaje, mito y el uso metafórico de las palabras.

Si el origen es épico podría compararse no con textos religiosos (aunque la religión sea una presencia fundamental), sino con la épica griega (Iliada y Odisea), la europea medieval y la prehispánica. En todo caso, no resultaría objeto paródico, por pertenecer a lo fantástico. Asimismo, la unión y desunión entre tribus y clanes, las guerras, el dominio territorial, la imposición de religiones, los dioses que pelean de un lado o de otro se enfocarían desde otro ángulo. Pero, y este es el gran pero, para la tradición occidental y cristiana el judaísmo es un obstáculo inevitable. De ahí que la imparcialidad sea difícil de lograr, como el mismo autor afirma.

La técnica de Fernando del Paso se centra en el señalamiento de las incongruencias del texto bíblico. Incongruencias propias de todo texto literario y más aún de los de épocas tan antiguas. Incongruencias propias del ser humano que nunca será constante en su vida y actuación. Incongruencias que habrá desde las obras cervantinas y shakesperianas hasta las de moda actuales, incluyendo las detectivescas y harrypotterianas. Y como Dios es una creación humana, por más que se lo espiritualice, en algún momento se traicionará.

La búsqueda de tales incongruencias parten del Génesis en adelante. O bien, el autor se entretiene haciendo cálculos matemáticos: “Si hacemos un cálculo conservador de dos coitos semanales, ciento cuatro al año, resulta que nuestros primeros padres tuvieron que realizar más de diez mil veces el acto sexual antes que Eva se embarazara por tercera vez.”

Su recuento de los animales que se refugiaron en el arca de Noé echa de menos a escarabajos, moscas, mosquitos y otros insectos, así como microorganismos tales como bacterias y virus. Acusa a Dios de ignorancia.
Sobre la edad de los personajes bíblicos, que sabemos que es simbólica, imagina escenas grotescas: “La Biblia no indica que Abraham y Sara hubieran sido rejuvenecidos por una o varias noches, así que podemos suponer que ambos unieron sus pieles ajadas y secas, sus arrugas y verrugas, sus flaccideces, sus pubis calvos, sus bocas desdentadas, en fin, sus decrepitudes.” Más adelante afirma que “Abraham era un sicópata.”

De pronto, Fernando del Paso da saltos históricos y relaciona algún hecho bíblico con la política actual del estado de Israel mencionando, por ejemplo, que fue Dios quien primero consideró a los judíos extranjeros en su tierra y no los palestinos del siglo XX.

Los vacíos narrativos, propios de la literatura en general, le sirven para desarrollar escenas quevedescas y hasta goyescas. Crea, como resultado, un tratado del absurdo, tal vez por influencia de la fórmula latina: Credo quia absurdum est.

Sigue pasando revista a los textos de Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, sin olvidar de señalar todos los defectos, las maldades, las traiciones, las complicaciones, los enredos, aplicados a la época antigua y contemporánea. Al rey David lo califica primero de “bandido, traidor, adúltero y asesino” para luego describir su grandeza. De este modo no hace sino resaltar lo que sabemos de la Biblia: es un libro que no encubre lo negativo del ser humano, pero tampoco lo positivo: en una palabra es un libro sobre las pasiones humanas. De ahí su universalidad y su contemporaneidad. Para describir el reinado de Salomón cita las palabras del ya rebasado historiador del siglo XIX, Ernest Renan, que lo calificó como “uno de los gobiernos más tiránicos del mundo”.

Después destaca su obra cumbre como constructor del Templo de Jerusalén e impulsor de la cultura y la economía.
Sobre El cantar de los cantares asegura que es un libro bellísimo sin señalar sus incongruencias.

Según avanza en el tiempo el texto bíblico, Fernando del Paso reconoce que el carácter fantástico va perdiendo terreno y que el histórico lo gana. Mas entonces nos dice: “Una historia sin duda de gran interés para los especialistas, pero más bien farragosa para los lectores.” En efecto, lo paródico es menos accesible. Por lo que tacha a los libros de los Reyes de “monótonos hasta el cansancio.”

Los profetas, alucinados, “presentaban cuadros psicológicos anormales… aunque desempeñaron un papel trascendental en la historia del pueblo judío y en el judaísmo como religión.” A Isaías, basado en la versión cristiana, lo considera el antecedente de un Dios universal. De los profetas menores destaca su preocupación fundamental por la clase pobre. Menciona también a profetisas, como Noadías y Míriam. A Jeremías lo nombra “el profeta inquisidor que condenó el lujo de la casa real y la explotación y opresión de que eran víctimas los débiles.”

Pasando a la sección titulada “¿El fin de la nación judía? Del retorno de Babilonia a la rebelión de bar Kojba”, de nuevo recobra el ímpetu paródico basándose en una cita del Dictionnaire encyclopédique du judaïsme donde se dice que el decreto de aniquilamiento de los judíos en el reino de Persia reforzó más su fe que los sermones proféticos. En cuyo caso, el autor proclama que “el Holocausto habría también significado un enorme beneficio para el judaísmo.” Sin comentarios.

Según la historia avanza, los hechos se describen más escuetamente. El regreso del destierro en Babilonia bajo el reinado de Ciro el Grande, la conquista de Alejandro el Magno de Israel, la rebelión de los Macabeos, la conquista de los romanos, el gobierno de Herodes el Grande, las enseñanzas de Hilel y Shamai, Salomé y Yojanán el Bautista. La heroica defensa de Masada, sitiada durante tres años por las mejores legiones romanas y el suicidio final de los combatientes y sus familias, se describe según el libro de Flavio Josefo. La rebelión de bar Kojba contra los romanos, un relevante hecho histórico, se expone brevemente.

A continuación se incluye un apéndice sobre la historia de Job utilizando como base el libro de Jung, Respuesta a Job; y otro, sobre Freud y Moisés, en torno a las diferentes teorías en cuanto al origen judío o egipcio de Moisés, figura central para las tres religiones monoteístas.

De este modo se cierra esta sección de un libro entre lo paródico y lo serio, la burla y la imaginación, el análisis y el rigor, así como la trasgresión. Un libro cuyo propósito final es un enigma. El propio autor se une a las palabras de John L. Esposito de no haber tenido la intención de escribirlo: “pero aquí está.”

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