Eliminar cualquier germen terrorista en Twitter es la misión que países como EE.UU. o Israel están llevando a cabo estos últimos meses. La pasada semana, un grupo de congresistas de EE.UU. pidió a la red de microblogging que elimine cuentas de usuario que emiten propaganda talibán. De esta manera se pretende evitar que los responsables de estas cuentas se jacten de los ataques insurgentes contra las fuerzas de la OTAN en Afganistán y las víctimas que causan. Una semana después, una organización no gubernamental de Israel ha realizado la misma petición.
“Por favor, tenga en cuenta que la provisión de los medios de comunicación social y otros servicios asociados a los grupos terroristas es ilegal y expone a Twitter y sus trabajadores a demandas civiles y penales interpuestas por los ciudadanos estadounidenses y otros víctimas del terrorismo llevado a cabo por Hezbollah, Al-Shabaab y FTO, entre otras organizaciones terroristas”, tal y como recoge una carta de la organización.
«Sí son organizaciones terroristas»
En el caso estadounidense, Twitter se amparaba en que el movimiento talibán no estaba recogido como organización terrorista por el Departamento de Estado Norteamericano. Sin embargo, en el caso de Israel Shurat HaDin, considera que no hay amparo posible. En su carta, la organización recoge que Twitter estaba actuando ilegalmente al permitir que las organizaciones que, a diferencia de los talibanes, sí están denominadas Organizaciones Terroristas Extranjeras hagan propaganda en Twitter.
Una noticia paralela ha surgido, la cual estipula que Alwaleed bin Talal, un príncipe billionario saudí compró hace poco 300 millones de dólares en acciones en Twitter. Él envió una declaración por su extraordinaria compra, donde dice que es parte de su proyecto de “invertir en negocios prometedores y de rápido crecimiento con un impacto global”.
Con su compra, Alwaleed obtuvo de Twitter el equivalente al 3.6% del valor de la compañía, de un total de $8.4 billones de dólares de su valor mundial.