Celebrando Yom Haatzmaut en Israel: Con el fusil y la Torá

EL PERIÓDICO.COM

«La primera vez que entré en la sinagoga con uniforme militar todo el mundo me miró. Mi rabino me dijo que estaba orgulloso de que me hubiera enrolado en el Ejército», explica Eli Julian, un judío haredi (ultraortodoxo) de 29 años nacido en Nueva York y residente en Jerusalén. Que un ultraortodoxo cumpla con el servicio militar es una excepción en Israel. Para los haredim y los árabes, la mili no es obligatoria. El resto de israelís tiene que pasar por el Ejército, tres años los chicos y dos las chicas.

Los ultraortodoxos se libran de la mili si alegan que estudian la Torá -los cinco primeros libros de la Biblia-. La mayoría de las comunidades ultraortodoxas no ven con buenos ojos que sus jóvenes abandonen el estudio religioso por el Ejército. «Mi familia se siente orgullosa de mi, pero un amigo mío se cambia cuando sale de la base porque su mujer y sus padres no saben que está en el Ejército, les daría un disgusto», explica Eli. «Existe el prejuicio de que te secularizas», indica Betzalel Singer, nacido en Petak Tikva hace 27 años y ultraortodoxo.

Eli y Betzalel sirven en la base militar de Ramat Gan, junto a Tel-Aviv, pero como son padres de familia, duermen en casa. En la base cumplen un horario diseñando programas informáticos para las fuerzas de tierra. Cobran un sueldo, motivo que empujó a Eli a convertirse en soldado. El Ejército ofrece un programa para ultraortodoxos, el Shahar -Servicio Haredi-, que permite seguir en parte los estudios religiosos y tener un sustento. Empezó en el 2007 y ha reclutado a 4.500 haredim en áreas técnicas y administrativas. Los que prefieren una unidad de combate se alistan en el Batallón Netzah Yehuda, creado en 1999 para ultraortodoxos y por el que pasaron 2.500 soldados entre 1999 y 2009.

El Shahar respeta horarios de rezo y de estudio de la Torá y ofrece comida kosher más estricta. «Además, en nuestro despacho no hay mujeres, aunque tengo chicas a mi cargo», explica Betzalel. El verano pasado hubo polémica porque soldados ultraortodoxos abandonaron un acto donde cantaban chicas. Los cantos femeninos son fuente de tentación para los haredim. «Es diferente estar en una ceremonia donde cantan mujeres que servir con ellas, que no es problema», afirma Eli.

Eludir el servicio

El Ejército intenta atraer a ultraortodoxos porque le faltan efectivos. Un 14% de los hombres judíos israelís de 18 años que tendría que hacer el servicio militar lo elude alegando que estudia la Torá, una cifra que se elevará al 25% en 2020, según el diario Haaretz. En Israel, los ultraortodoxos nunca han tenido obligaciones militares y desde el 2002 la Ley Tal les permite evitar el Ejército. En agosto, esta ley deberá ser revisada por la Knesset (Parlamento), pero el Supremo la declaró inconstitucional por discriminar al resto. El domingo, una encuesta del diario Yedioth Ahronoth mostraba que el 72% de los israelís judíos cree que los ultraortodoxos tienen que hacer el servicio militar. En el Ejecutivo de Netanyahu hay partidarios de obligarlos, pero el primer ministro ha insinuado medidas intermedias porque los partidos religiosos de su coalición de Gobierno lo presionan.

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