¿Hasta cuándo los rehenes en Gaza se sentirán abandonados por un gobierno hoy solo ocupado en tu perpetuación en el poder?
¿Hasta cuándo 50 mil ciudadanos en el norte del país deberán permanecer recluidos en estrechas habitaciones de hotel mientras una guerra sin claro objetivo los abruma y empobrece?
¿Hasta cuándo más de los cien secuestrados en los negros brazos del Hamás serán por fin liberados más allá de tu principal anhelo de eternizarte en el poder?
¿Hasta cuándo continuará la costosa ocupación militar en Gaza que desde hace meses multiplica el número de soldados que conocen la muerte?
¿Hasta cuándo sus habitantes sufrirán el violento desalojo cuando ni Hamás ni tu gobierno les revelan tolerancia alguna?
¿Hasta cuándo mostrarás fría distancia a un presidente norteamericano que no cesa en revelar comprensión, incluso amor, a las inocentes victimas de un 7 de octubre que conoció tu pasiva e irresponsable conducta?
¿Hasta cuándo trasladarás la responsabilidad y la culpa a otros cuando tú eres el principal actor de nuestra tragedia?
¿Hasta cuándo tu hijo mayor gozará la pereza y el lujo en Miami evadiendo sus deberes como reservista a expensas del erario público?
Algunos interrogantes que me abruman en estos inquietos días de Pésaj cuando la probable invasión a Rafah multiplicará las penurias de sus habitantes, acentuará la suspicacia de Egipto, y ya difunde protestas en el mundo libre sin exigir la liberación de los rehenes.
Visión y perspectivas que gravitarán con superior y amargo sabor en cercanos días cuando un nuevo año de nuestro renacimiento nacional nos dirá desde cuándo y por qué habitamos este agitado rincón del mundo.
Tal vez entonces tú confesarás la pérdida del rumbo.
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