Cuarón y la Gravedad Zero

RICARDO SILVA PARA ENLACE JUDÍO

Enlace Judío México | El 12 de abril de 1961, Yuri Gagarin se convirtió en el primer humano en el espacio. La hazaña le trasfiguró la vida dejando para la anécdota el hogar provinciano, los días terribles de la ocupación nazi y la rudeza de las pruebas para lograr su sueño: ser piloto. Fue presentado ante el mundo como hazaña soviética. Gagarin escaló las alturas de la popularidad y la política, fue elegido diputado al Soviet Supremo, a la par de que su alcoholismo y aventuras amorosas, lo mantenían en una constante ausencia de “gravedad”.

¿La fama es condición sine qua non de ambicionar la conquista de todas, todas las estrellas? ¿Debería haber una especia de consultoría en cómo ser famoso sin caerse de la nube? ¿Será que la ligereza, estimulada por la gloria, nos dificulta poner los pies en la tierra?

Alfonso Cuarón es nuestro cosmonauta, nuestro Gagarin del cine por el solo hecho de ser mexicano y haber hecho maletas para encumbrar las cimas del éxito. Proeza mexicana a distancia, pero aun así procuramos verle el lado tricolor. Desde esta especie de módulo espacial en el que suele envolver la fama, Cuarón, todavía nominado al Oscar, declaró que el presidente Peña estaba vendiendo a México, refiriéndose a la reforma energética promovida por el Ejecutivo. El director de cine debió saber que en ese momento se subía al ring.

La respuesta del presidente Peña saltó a pregunta expresa de León Krauze, en una entrevista difundida por Milenio el 26 de febrero: “Creo que sobre las reformas que se han suscitado en México, no han faltado los grupos que en oposición a estas reformas han generado desinformación y de ahí que algunos lleguen a comprar, o con insuficiente información, simplemente no conozcan el alcance y el sentido de las reformas”.

La contestación de Cuarón llega 2 meses después, cuando el tema energético está en el congreso, con 10 preguntas directas, agudas, perspicaces. 2 días más tarde de esa publicación, Cuarón despegó del ring, imitando las bondades del refresco que hoy lo trajo a México, de una manera light, procurando hacer Zero comentarios. No parece ser el mismo que redactó el cuestionario para el Presidente. Sin embargo, a pesar de que la conferencia de prensa estaba dedicada a algo llamado: Possibility Sessions por Coca-Cola Zero, una especie de tardeada escolar entre Cuarón y estudiantes universitarios, un par de reporteros empujaron para que Cuarón se pusiera los guantes y abundara en su plática mediática con el presidente, pero Cuarón le hizo el feo al ring y salió por gravity: “Que los medios y la sociedad le den seguimiento al tema, si lo creen relevante”.

Cuatro veces lanzó la misma respuesta, de hecho, a la reportera que preguntó por qué inquirir al presidente sobre la reforma energética y no sobre otros tópicos, visiblemente contrariado y en voz entrecortada, la remitió a su página de internet para ahí buscar la información.

Las anécdotas de las preocupaciones económicas en la juventud de Cuarón, la amistad con “El Chivo” Lubezki, su emoción por platicar con “la banda”, los universitarios, no distrajeron la atención del “elefante blanco”, como él mismo llamó, al tema energético durante la conferencia de prensa.

Que un ciudadano cualquiera cuestione a los representantes de las instituciones es no solo sano, sino deseable, hoy, que el diálogo gobierno – sociedad esta monopolizado por un sistema de partidos, que poco o nada tienen de voceros populares.

Que el presidente y aparato gubernamental se tomen el tiempo de responder a dicho ciudadano, puede ser lo mínimo que usted o yo, que no hemos ganado un Oscar (aún), esperaríamos. Recuérdese que hay países en donde incluso ni la presión internacional les mueve para dar respuestas a nadie.

Que hoy la prensa pueda publicar la réplica de un ciudadano para cuestionar los dichos de un presidente, es ya señal de salud democrática. Hace no mucho, más de un periodista perdió el trabajo, la libertad o la vida, cuando sus líneas increparon al poder.

Pero que el ciudadano en cuestión, el David contra Goliat, reserve sus mejores argumentos que podrían ennoblecer su test energético; que le aviente ahora la responsabilidad de su cuestionario a los medios y a los otros ciudadanos “si lo creen relevante”, no solo podría empobrecer sus motivos, sino que nos deja flotando en un ambiente suspicaz, discordante. Lanzar la piedra y esconder la mano, dejar las cosas a medias y eludir responsabilidades es parte de nuestra forma de conducirnos como mexicanos y mucha culpa, es de nuestro sistema educativo, ese que Cuarón critica, pero además, al parecer procuró no expandir el debate con la prensa tratando de quedar en Zero, por un compromiso económico con la compañía refresquera que lo invitó a un retozo didáctico. Paradójicamente, Cuarón se coloca en la misma nebulosa con que acusó al Presidente Peña de vender al país, al amordazar su discurso y vender la conciencia al refresco negro, como el espacio.

¿Y qué paso con el sueño de llegar a las alturas de Gagarin? No pudo armonizar la fama con su verdadero talento que era pilotear, actividad que finalmente retomó hasta 1968, en que estrelló su Mig-15, llevándose 6 metros bajo tierra los premios, la gloria y la aventura de haber desafiado la gravedad.

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