AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO
El personal del American Joint Distribution Committee en Ucrania ha estado en pie de guerra desde hace meses en el intento de mejorar la situación calamitosa de las comunidades judías diezmadas al este de Ucrania.
Desde el inicio de la lucha armada en el este de Ucrania, en abril, casi 2.600 personas han muerto y más de 340 mil han sido obligadas a huir de sus hogares, según la ONU. Miles de judíos se encuentran entre los que abandonaron la región devastada por la guerra, incluyendo unos 2.000 personas que reciben beneficencia del JDC. Pero otras 3.100 de quienes apoya, niños desfavorecidos, ancianos y discapacitados, se han quedado en lo que queda de sus hogares y sufrido durante semanas sin agua ni electricidad.
El este de Ucrania tuvo alguna vez 27.000 judíos, de acuerdo con estimaciones de la misma Comunidad. Hoy en Donetsk y Lugansk, que se han declarado repúblicas independientes, hay unos 1.600 judíos apoyados por el JOINT, en constante necesidad de ayuda para mantener la vida,y necesitando comida, agua y medicamentos. Sorprendentemente, los trabajadores de las filiales de JDC siguen apoyándoles, como a otros 1.500 en la periferia.
El JDC ha ayudado a Judios en situaciones de crisis extremas durante los últimos 100 años. Es conocido por sus habilidades de recaudación rápida de fondos, así como la ayuda a través de los esfuerzos de cooperación con la población local y otras organizaciones de asistencia social. Entre sus prominentes partidarios financieros están las Federaciones Judías de Norteamérica, la Conferencia de Reclamaciones, la Fraternidad Internacional de Cristianos y Judíos, dirigida por el rabino Yechiel Eckstein y el Socorro Judío Mundial con sede en Reino Unido.
Pero los desafíos que enfrentan en el este de Ucrania de hoy, además de ser una pesadilla logística, implican peligro para la vida. El New York Times informó que las ciudades son bombardeadas día y noche. Tanques quemados bordean las carreteras y soldados fuertemente armados luchan por lugares estratégicos.
En una visita de atención domiciliaria dentro de uno de las ciudades sitiadas, un trabajador típico de Jesed monta su bicicleta a casa de un cliente para el registro y entrega alimentos y medicinas. Una vez allí, debe sacar el agua fresca de la fuente de agua más cercana – a menudo una bomba de estación de bomberos o un camión de bomberos. Después de cargar los cubos y contenedores de vuelta a la casa del cliente, sube a la azotea con la esperanza de una señal celular débil que informe a su sucursal local.
Las razones por las cuales estos judíos permanecen son simples: temen por su seguridad; temen la pérdida de la propiedad; son demasiado frágil físicamente; o se aferran a la esperanza de un resultado rápido a la crisis.
Aunque muchos han emigrado a Israel, algunos todavía creen en Ucrania.
Para otros, hay un sentido de incredulidad de que la situación se ha deteriorado tan gravemente. “Nadie creía hasta hace poco que Rusia, de hecho, envíe sus tropas. Todo el mundo estaba ayudando al ejército ucraniano. Una verdadera guerra con Rusia es mucho más aterrador “.
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