Crónicas Intrascendentes. Parte CLX

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Agresividad a Flor de Piel     

La vida agitada y conflictiva en las grandes ciudades del mundo propicia conductas agresivas en las relaciones cotidianas de la gente, sobre todo cuando las legislaciones vigentes son débiles, e incluso, a veces inexistentes. Percibo que esta es una problemática que cobra fuerza en el Área Metropolitana de la Ciudad de México y que frecuentemente deriva en delitos sangrientos.

En este sentido, relato dos experiencias personales recientes. Aproximadamente hace un mes regresaba de ver a mi pequeña nieta manejando mi automóvil sobre la Colonia Condesa, por la avenida Álvaro Obregón; era de noche y en una distracción le di un leve golpe al coche que iba delante de mí; se bajó del vehículo el individuo agraviado, mal encarado y me reclamó; observé que a su viejo coche no le había pasado absolutamente nada, le pedí una disculpa y me contestó que no era suficiente una disculpa y que “además le había descuadrado la fascia”, le dije que no había problema que iba a llamar al seguro y “se le pagarían los daños”, enojado dijo que sí y prácticamente huyó del sitio en donde estábamos ¿qué explica su inesperada conducta? que quiso aprovechar la coyuntura para intimidarme y extorsionarme; me imagino que si hubiera llegado el seguro no le pagaría porque no había daño real que reclamar; asimismo, es posible que no tuviera licencia y/o tarjeta de circulación. Guardé la calma, empero, confieso que su corpulencia y su actitud agresiva me causó temor.

Un segundo incidente me sucedió días después. Iba manejando por la avenida Miguel Ángel de Quevedo cuando en una esquina cambió rápidamente la luz verde del semáforo a la luz roja; frené y quedé ubicado en la zona por donde cruzan los peatones, no pude hacerme para atrás porque estaba un vehículo. Una señora mayor, corpulenta, con bolsas de víveres en sus manos me indicó de manera insolente, hablándome de tú, que me “echara en reversa” para que ella pasara; le contesté que no podía y me empezó a insultar con palabras altisonantes, incluso a mi esposa; también tuvo expresiones de resentimiento porque yo “tenía un coche”, obviamente le contesté en tono no amable y cruzó hacia la otra acera; pienso que una persona más joven que yo, quizá un chofer de taxi, se hubiera alterado y quizá bajado de su auto a golpearla.

Una tercera situación de agresión, no contra mí, la observé hace unos días, cuando estaba estacionado en mi automóvil en la Avenida Universidad en el Sur de la Ciudad de México, esperando a mi esposa que saliera de la carnicería a la que había acudido a hacer algunas compras; atrás de mí se estacionó un taxi frente a una parada de autobús (parabús), también para esperar brevemente a que una pasajera fuera por sus compras a la carnicería; obviamente está prohibido estacionarse en el parabús, sitio de ascenso y descenso de pasaje; empero, una señora le reclamó violentamente al taxista, golpeando fuertemente en los vidrios de su automóvil para que se retirara del parabús; tenía razón en el reclamo, empero, no en la forma en que lo hizo.

Estos hechos que menciono en relación a las agresiones verbales callejeras entre ciudadanos solo son un “botón de muestra” de los múltiples conflictos que se experimentan diariamente en muchas localidades de la República, y que tienen un trasfondo de resentimiento de la ciudadanía y que con frecuencia trascienden a la violencia verbal para convertirse en agresiones físicas que producen heridos y muertos. En este ámbito, ya se habla de que en México “existe en el presente una cultura de violencia y criminalidad”.

Bondades de la Tecnología

Los extraordinarios avances de la tecnología en por lo menos en la última década han transformado de manera significativa la vida de la gente en todo el mundo. Los logros en materia de salud han prolongado la longevidad de los individuos; las tecnologías de la información y la comunicación han estrechado las relaciones  entre los pueblos; las distancias geográficas se han reducido notablemente con los transportes modernos, la educación y la cultura se están globalizando, y en general, el nivel de vida de los individuos tiende a mejorar, aunque la brecha para abatir la pobreza en el mundo aún es amplia. Al mismo tiempo la tecnología ha tenido efectos destructivos en el medio ambiente y ha permitido la difusión de ideologías extremistas que han “envenenado” la mente y el alma de los humanos.

En el contexto dual que desempeña la tecnología en la actualidad me siento sumamente complacido de cómo ha abierto de manera masiva el acceso a la cultura, particularmente a la transmisión directa, vía satélite, de obras teatrales, óperas y otros espectáculos, a los que en varias Crónicas me he referido. Asimismo, la tecnología ha permitido la transformación “en minutos” de escenarios donde se realizan los eventos.

En México nos hemos visto particularmente beneficiados de las transmisiones directas de ópera que realiza The Metropolitan Opera House, conocido como el Met, que desde Nueva York presenta en vivo operas a todos los continentes que son disfrutadas por millones de espectadores. El Met “es sin lugar a dudas uno de los templos de la lírica (género literario en el que se transmiten sentimientos y emociones profundas) en el mundo y uno de los mejores sitios donde se puede disfrutar una ópera”.

El Met fue fundado en 1883, construido inicialmente en la esquina de Broadway y la 39 East en Nueva York por un acaudalado grupo de hombres de negocios que querían su propio teatro operístico. Actualmente el Met está ubicado en el Lincoln Center de Nueva York, en la denominada zona Upper West Side, el auditorio más grande de su tipo en el mundo con un aforo de 3,800 asientos y 175 plazas de pie en el que se presentan 200 representaciones de ópera al año. El Met está flanqueado por otros dos inmensos teatros: el New York State Theater, sede de la New York City Opera y el Avery Fisher Hall, sede de la Orquesta Filarmónica de Nueva York; el Lincoln Center inaugurado en 1966 es uno de los centros musicales más importantes del mundo.

El antiguo edificio del Met fue destruido por un incendio en 1892; en 1903 el interior del Teatro se renovó completamente. En 1940 se creó la Metropolitan Opera Association a la que se traspasó la propiedad del Teatro. El antiguo Met cerró sus puertas en 1966 con una emotiva gala.

En el marco de las transmisiones del Met, el pasado sábado tuvimos la oportunidad de ver y escuchar en el Centro Cultural de la UNAM dos obras: Cavallería Rusticana (caballerosidad rústica) y Pagliacci (payasos). Cavallería Rusticana con música de Pietro Mascagni (1863-1945) y libreto en italiano de Giovanni Targioni – Tozzetti y Guido Menaci, basado en el cuento Cavallería Rusticana de Giovanni Verga que se estrenó en el Teatro Constanzi de Roma en mayo de 1890. Una historia de rivalidades de amor, venganza y muerte al igual que la de Pagliacci de Ruggero Leoncavallo (1858-1919) del libreto del mismo autor estrenada en el Teatro dal Verme de Milán en mayo de 1892.

En ambas obras destaca la voz del tenor argentino Marcelo Álvarez nacido en 1962, radicado en Milán, Italia. Álvarez estudió economía y originalmente se ocupó del negocio de mueblería de sus padres. Estudió canto en la Escuela de Niños Cantores de Córdoba, su ciudad natal. Después de infructuosas audiciones en el Teatro Colón de Buenos Aires marchó hacia Europa en 1995, debutando en el Teatro La Fenice de Venecia; tres años después en el Teatro Colón de Buenos Aires como el Duque de Rigoletto de Verdi.

Patricia Racette, soprano, cantante estadounidense nacida en 1965, sobresalió por su papel de Nedda, la infiel mujer de un payaso que muere asesinada por su esposo al igual que su amante. Patricia es apreciada por sus interpretaciones del repertorio moderno así como Verdi, Puccini y sus contemporáneos; estudió en la Universidad de North Texas, debutó en el Met como Musseta en La Boheme en 1995, es además una magnífica actriz y bailarina.

Cabe destacar que Cavalleria Rusticana y Pagliacci estuvieron en el repertorio del famoso tenor napolitano Enrico Caruso (1873-1921) su registro de Pagliacci en 1902 fue el primer disco con un millón de ejemplares. Por lo demás, Caruso cantó en México en 1919; en el Teatro Iris la Ópera Elixir de Amor, de Gaetano Donizetti el 29 de septiembre de ese año y Baile de Máscaras de Giuseppe Verdi el 2 de octubre, que volvió a cantar en la Plaza de Toros El Toreo, en donde también intervino en Carmen de Bizet y otras obras más.

 

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León Opalin Chmielniska: De nacionalidad mexicana, estudió Economía en el ITAM, logrando además una maestría en la Universidad Hebrea de Jerusalem y diplomados en el Instituto Español de Turismo así como en el Británico. También ha realizado estudios sobre comercio internacional en Holanda. Pertenece y es reconocido por varios institutos y universidades importantes de México y el extranjero y su incursión en las letras inició en temas económicos y finanzas en el periódico Financiero y la revista ANIERM. Por muchos años ha sido colaborador de "Foro" y asesor de varias compañías. Sobre las materias que domina, sigue dando conferencias en planteles y universidades.