ISAAC SHAMAH PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Sin duda alguna, Jacobo Zabludovsky dejó una gran escuela y quizá la huella más importante en el periodismo mexicano. En su carrera, Jacobo tuvo experiencia en prácticamente todas las áreas de su profesión… inclusive en los deportes.
Jacobo Zabludovsky Kraveski nació en México, el 24 de mayo de 1928, en una familia judía que sólo dos años antes de su nacimiento había llegado a México desde Polonia; debido a las guerras que se presentaban en Europa; sus padres se mudaron a México gracias a que vieron una especie de folleto de nuestro país. Dicho por el propio Jacobo, él nace en una vecindad ya desaparecida en la colonia Doctores.
Desde muy pequeño, acompañaba a un vecino suyo que era corrector de pruebas del periódico “El Nacional”, ahí conoció el aroma de la tinta impresa, su fragancia favorita.
Pero Jacobo era mucho más que eso; Jacobo era un hombre que amaba el tango, que le apasionaba la fiesta taurina, era un hombre que a pesar de no ser tan aficionado al futbol, apoyaba a los Pumas, debido a que estudió Derecho en la UNAM.
Jacobo entrevistó a personajes como “Cantinflas”, Dalí, María Felix, al “Che” Guevara y a Fidel Castro; sin embargo, esto no le quitó la sencillez de ir a felicitar a una bailarina que no conocía, después de una función que presenció. La bailarina, mi hermana, no podía creer que una figura como Jacobo le dijera “bailas muy hermoso”.
En la última parte de su vida, Jacobo Zabludovsky trabajó para ESPN, la cadena de televisión deportiva más grande a nivel mundial, en donde hizo el programa de Joserra y Jacobo, así como programas especiales en distintas ciudades del mundo para la cobertura de eventos deportivos de alta importancia. En estas visitas viajó a Londres, Brasil y Cuba, acompañado del “joven Murrieta”, su gran alumno. Ambos recorrieron lugares simbólicos y platicaron historias de cada ciudad que visitaron.
Me parece que este viaje periodístico fue el último por varias razones. El lugar que fue el comienzo de su luna de miel, fue su despedida periodística terrenal, cubriendo un hecho que está por despegar y, que si se concluye, será histórico. Y digo que es su despedida periodística terrenal porque estoy seguro que esté en donde esté, Jacobo además de descansar en paz, sacará una entrevista con más de un icono de otra época, ya que después de todo, Jacobo se consideraba amigo de Dios y del Diablo.