Un prominente activista palestino de Derechos Humanos lamentó este lunes el injusto trato que los medios de comunicación dan a Israel.
Eid, ex-director del Grupo de Monitoreo de los Derechos Humanos en Palestina (PHRMG, por sus siglas en inglés) señaló que los palestinos están hartos y sin esperanza, y han perdido la confianza en la Autoridad Palestina. En contraste, aclaró que Israel es el lugar más seguro para los palestinos en todo Medio Oriente.
“Cuando un palestino se queja de Israel, entonces le digo: pues múdate a Siria o a Yemen… Podrían, pero saben que sería peor para ellos”, dijo. Luego citó una encuesta reciente levantada por el Washington Institute for Near East Policy, que reveló que la mayoría de los árabes de Jerusalén Este prefieren vivir bajo control israelí que palestino.
Sobre la actual ola de terrorismo en Israel, Eid dijo: “Cuando veo en la televisión a un joven palestino de trece, catorce o quince años con un cuchillo en sus manos, corriendo en las calles y queriendo acuchillar y matar, pienso que es la cosa más barbárica que he visto. ¿Acuchillar judíos resolverá mis problemas? ¿Matar judíos resolverá mis problemas? Miren a Hamas. Durante los últimos nueve años ha estado disparando cohetes, ¿y qué es lo que hemos logrado como palestinos? Seamos un poco más realistas”.
Y continuó: “Como palestino, no quiero seguir siendo una víctima… quiero ser considerado un ser humano con un pleno control de mi propio futuro y del futuro de mis hijos”.
Eid mencionó también que Jerusalén se ha convertido en una víctima de la competencia de varios movimientos políticos palestinos, incluyendo a Fatah, Hamas, y otros movimientos islamistas dentro de Israel. Añadió que todos “están echando combustible en el fuego”. Dijo que Fatah, en este momento, sólo está interesado en que escale la violencia en Israel, y que aún si Abbas pidiera a los palestinos calmar las tensiones en Jerusalén Este, “nadie le haría caso”.
Esas son algunas de las muchas razones por las cuales Eid cree que los palestinos van a tener que esperar, por lo menos, otra generación –de veinte a veinticindo años– para encontrar una solución a su situación.
Con información de The Algemeiner