Enlace Judío en Europa/ Alemania, la puerta de Brandeburgo

Enlace Judío México e Israel.- Hoy Enlace Judío se encuentra en Berlín con Nadia Cattán y estamos de visita en la puerta de Brandeburgo, la cual es sin duda uno de los monumentos más representativos de la ciudad de Berlín y por lo tanto una visita obligada, no sólo por su valor artístico sino por la historia que ha presenciado, pues de las 18 puertas de entrada a la ciudad que tenía Berlín, ésta es la única que hoy en día sigue en pie.

El rey de Prusia, Federico Guillermo II, también conocido como “Federico el Grande” por sus habilidades militares e inquietudes humanistas, encargó su construcción al arquitecto Carl Gotthard Langhan entre 1788 y 1791. En 1793 se le añadió la cuadriga con la diosa de la paz del escultor prusiano, Johann Gottfried Schadow, que señala hacia el entonces centro de la ciudad, hacia el este.

En 1806 el ejército francés, bajo las órdenes de Napoleón, invadió Prusia y se llevó la escultura a París. Ocho años después, el mariscal Von Blücher la recuperó y transformó la Diosa de la Paz en la Diosa Victoria, añadiéndole una cruz de hierro y un águila prusiana.

El hecho de que una puerta de entrada a la ciudad se encuentre hoy día en pleno centro se debe a la “Gross Berlin Gesetz” (Ley del Gran Berlín), que acordó en 1920 que a Berlín se le unirían 7 ciudades, 59 pueblos y 27 municipios. Así fue como Berlín pasó a ser la mayor ciudad de Alemania, llegando a los 4.332.834 habitantes en 1930.

El 1933 fue testigo del triunfo de los Nacionalsocialistas. Más tarde, quedaría en tierra de nadie desde que se construyó el Muro en 1961 hasta su caída en 1989, cuando se convirtió en símbolo de la unidad de la Alemania reunificada.

Inspirada en la arquitectura de la Acrópolis de Atenas, consta de cinco entradas separadas por seis columnas dóricas a cada lado. Los tres pasajes centrales podían ser atravesados únicamente por miembros de la realeza, y los dos laterales eran destinados a los ciudadanos comunes. Además, su construcción de arenisca supone uno de los mejores y más hermosos ejemplos del clasicismo alemán.

Nadia Cattan: