¿Cómo la historia de Yosef “nos enseña a juzgar para bien”?

Enlace Judío México – Hace unas semanas leímos la perashá de Vayesheb, en donde se narra la historia de Yosef y sus hermanos. Rab Elimelej Bar-Shaul z’’l (1913 – 1964, rabino principal de Rejovot, Israel) tiene varias observaciones sobre este pasaje. Nos dice que la perashá empieza y cierra con la misma lección.

Rambam z’’l describe la obligación de juzgar a otros favorablemente de la siguiente manera: “Si ves a una persona que te es desconocida, que podría ser igualmente un tzadik (justo) o un rashá (malvado) y la ves comportándose en una manera susceptible a ser interpretada tanto favorablemente como desfavorablemente, asume que la primer interpretación es la correcta y júzgalo favorablemente. Si conoces a la persona como un tzadik, debes juzgarlo favorablemente sin importar que tan improbable parezca la interpretación de sus acciones. Si es posible juzgarlo favorablemente, ¿con qué derecho sospechas de él?”

Rab Bar-Shaul continua: Al inicio de nuestra perashá, Yosef sueña que gobernará sobre sus hermanos. Nuestros Sabios nos enseñan que muchos de los sueños son expresiones de los pensamientos inconscientes que la persona tuvo durante el día, y en comentarios anteriores se nos dice que ésta fue la manera en que los hermanos de Yosef interpretaron sus sueños. Después de todo, ¿quién podría haberse imaginado la secuencia de eventos tan irreal que acabaría haciendo virrey de Egipto y gobernante de sus hermanos a Yosef? En efecto, Yosef no tenía pensamientos inconscientes de gobernar sobre sus hermanos y sus sueños eran en efecto proféticos. Si sus hermanos lo hubieran juzgado favorablemente, hubieran acertado, por más irreal que pareciera la explicación.

De igual manera los cargos que levantó la esposa de Potifar contra él sonaban plausibles, mientras que su propia (si hubiera tenido derecho a una) seguramente hubiera sonado irreal. Sin embargo, sabemos cuál era la verdadera.

Fuente: torah.org

Sefora: Séfora es una mujer adulta con corazón de niña, cree fuertemente en que el único sentido del hombre es ético y como tal tiene una misión en la vida. Quiere recuperar una tradición perdida y agradece a Dios todos los días haber nacido como mujer. Le gustaría llegar a ser excelente ama de casa un día. Recuerda que la raíz de su nombre es hebrea (Tzipora) y quiere decir pájaro, símbolo de la libertad; para ella, el bien más preciado. Ve en el judaísmo una fuente de vida muy valiosa y se acerca a rabinos, escritores y personajes judíos para interpretar su mundo. Busca traducir palabras bellas para que más personas puedan encontrase en este mar.