Enlace Judío México e Israel – Uno de los temas filosóficos y políticos más difíciles de abordar es el de la ética. Todos actuamos bajo la premisa de existen valores estables en la sociedad, en la persona que debemos respetar. Sin embargo, al mismo tiempo no podemos negar que los valores a los cuales nos adscribimos como sociedad cambian y se modifican con el tiempo; en qué radica su objetividad. Realmente ¿dónde existen los valores? ¿es una respuesta humana a realidades más profundas, metafísicas (que existen más allá de la materia) o es un mecanismo que el humano se inventó para su propia supervivencia? Generalmente quien cree en D-os cree en la existencia de valores estables; eso implica que el hombre busca actuar de forma ética porque percibe la existencia de algo sagrado, algo que lo trasciende y le genera una responsabilidad moral en él.

La Torá a través de sus historias nos muestra formas éticas de comportarnos y presenta una visión donde D-os guía al hombre a través de la historia y a través de principios o acciones que le pide respetar. La palabra “tzadik” (justo o sabio) se usa para referirse a aquellas personas que supieron escuchar a D-os y actuar de forma ética y congruente en el mundo. Si bien de todos los profetas se asume su sabiduría y rectitud hay ciertas figuras toraicas que reciben el título de “tzadik” y que nos muestran una visión distinta de lo que la ética exige del hombre.

Hombre justo. textoNoé

Al primero que se le llama “tzadik” (justo) en la Torá es a Noé. Junto con su familia fue el único hombre de su generación que se salvó del Diluvio. Gracias a su rectitud es que el mundo fue salvado. Todo el pasaje que relata el Diluvio se encuentra en la Torá para mostrarnos que el mundo entero y la Creación dependen del carácter moral del hombre. Pero cuál fue la mayor virtud de Noé se preguntan los comentaristas; la respuesta casi siempre es que supo separarse de la moral que lo rodeaba; que supo ver los valores que eran estables a lo largo del tiempo y obedecerlos por integridad y principio más que por conveniencia propia. Es decir, seguía valores divinos.

Yosef

A Yosef se le conoce como el “tzadik” por excelencia, de hecho nos referimos a él como “Yosef HaTzadik” (José el Justo). Su historia se lee en el Shabat de Janucá y es la figura que más destaca en la festividad. De él se resaltan muchas cualidades como su belleza, su habilidad para juzgar correctamente y su sabiduría. La belleza es importante porque en él la palabra “tzadik” no significa únicamente justo, sino también sabio. Yosef destaca por actuar de forma integra en todo momento, pero además de ser capaz de ver la belleza en el mundo; de formar una percepción propia de lo que la ética es, de lo que D-os pide de nosotros y actuar conforme a un entendimiento propio y a un aprendizaje que lo incluye a él como individuo. La historia de su vida nos enseña que uno no puede anularse a sí mismo por cumplir con parámetros divinos; que uno genera la integración de lo que uno es con lo que el mundo le presenta.

como ser justo. DeboraDeborá

A Deborá es la única juez mujer de todo el periodo de Jueces y por ella se gana la batalla contra Sisera. Siempre se le retrata bajo una palmera de dátiles, pues lo que más se reconoce de Deborá es su sabiduría y la habilidad de trasmitir su conocimiento a los demás. Se nos dice que además de juzgar enseñaba Torá y los dátiles son el símbolo de su conocimiento.

Judá

En el caso de Judá vemos su justicia con el evento de Tamar y Benjamín. Es un hombre capaz de reconocer públicamente sus errores y retractarse de los mismos. Es el primero en la Torá en pedir perdón y él primero en ser perdonado por otro hombre (Yosef).