Tras la Marcha LGBTQ en Tel Aviv, decenas de miles volvieron a las calles este sábado por vigésimo tercera semana consecutiva para protestar contra la reforma judicial del gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, con pancartas que decían “¡No habrá orgullo sin democracia!”, informó Haaretz.
Esta semana, las protestas destacaron la incapacidad del gobierno de combatir la creciente tasa de homicidios en las comunidades árabes del país. Unas horas antes de las protestas, los medios locales anunciaron el asesinato de otra víctima: Sarit Ahmed, de 18 años, una joven drusa asesinada por su orientación sexual. Las protestas en 150 localidades de todo el país comenzaron con un minuto de silencio ante 102 asesinatos en la comunidad árabe desde principios de año, 10 en los últimos tres días.
En Tel Aviv, los manifestantes llevaban pancartas que decían “ciudadano de clase muerta”, que en hebreo suena parecido a “ciudadano de segunda clase”, en referencia a los homicidios en la comunidad árabe.
Thabet Abu Rass, codirector ejecutivo de la organización árabe-judía Abraham Initiatives, culpó al gobierno del repunte de asesinatos en la comunidad árabe. “He venido aquí esta noche para hablar del terrible desastre que está viviendo nuestra sociedad. La sangre árabe es barata, nuestras vidas no valen nada a los ojos del gobierno”.
“¿De qué se ocupa el gobierno mientras nuestra comunidad se desangra y se derrumba? La reforma judicial, de la que los árabes serán la mayor víctima. Somos las víctimas inmediatas del abandono [de la delincuencia] y de la reforma. Empezará con nosotros, pero no acabará con nosotros”, advirtió Abu Rass.
Shikma Schwartzman-Bressler física israelí y líder del movimiento de protesta coincidió con Abu Rass. “Asesinato tras asesinato, muchas de las víctimas son inocentes. Este no es el destino, sino el resultado de nombrar a un criminal convicto como responsable de nuestra seguridad”, dijo, refiriéndose al ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. “Esta negligencia sirve a quienes están al frente del poder, y es intencionada. Son los estratos sociales sobre los que el [gobierno] está construyendo el golpe judicial”.
En la ciudad de Karkur, cerca de Haifa, el exdiputado árabe musulmán del partido Avodá, Raleb Majadele, dijo a la multitud: “El gobierno actual no nos traerá alivio en ningún ámbito de la vida. Ni en el costo de vida, ni en la seguridad de sus ciudadanos y, desde luego, tampoco en lo que respecta al golpe judicial. Esto se debe a que sus prioridades son diferentes a las nuestras”.
El baño de sangre en la comunidad árabe no interesa al ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir“, acusó. “[El ministro de Finanzas, Bezalel] Smotrich está ocupado avanzando y ampliando la construcción en asentamientos en tierra ocupada”, al tiempo que enfatiza que “no podemos tener una verdadera cooperación con la ley del Estado-nación“.
En Haifa, el exprimer ministro Ehud Barak llamó a un levantamiento civil no violento contra el gobierno.
“Estamos decididos y salvaremos la democracia. Netanyahu comprende que si vuelve a intentar [aprobar la reforma], se topará con un muro de hierro”, dijo Barak.
“Aún no hemos ganado la batalla. No es el momento de hacer una pausa. No debemos caer en ilusiones. Debemos intensificar la protesta y poner fin a las conversaciones de inmediato”, dijo Barak, en referencia a las negociaciones de compromiso en curso entre la coalición y la oposición bajo los auspicios del presidente Yitzhak Herzog.
El movimiento de protesta no puede “comprometerse con quienes intentaron aplastar la democracia, fracasaron esta vez y ahora se esfuerzan por triunfar con falsos pretextos y cortinas de humo. La protesta debe intensificarse y convertirse en un levantamiento civil. Desobediencia civil no violenta”, enfatizó.
“Lo que está haciendo Netanyahu funcionó en Polonia y Hungría. No funcionará aquí”, agregó.
En Modiin, la líder de la protesta húngara Katalin Törley comparó la erosión de la democracia en su país de origen con lo que los manifestantes advierten que el gobierno está tratando de hacer en Israel, según The Times of Israel.
“Casi un millón de los 10 millones de húngaros abandonaron Hungría“, dijo. “Muchos abuelos ven a sus nietos solo en una pantalla. Parientes y amigos de Orban ganan licitaciones del gobierno, y los precios de los alimentos han aumentado más de un 40 por ciento en el último año. No dejen que eso les pase a ustedes”.
Törley señaló múltiples áreas en las que las libertades civiles en Hungría han sido restringidas bajo el mandato del primer ministro Viktor Orban – libertad académica, salud y educación pública, derechos de la mujer, derechos de protesta entre otras – y dijo que durante años, las protestas públicas solo atrajeron a sectores específicos perjudicados por ciertas medidas.
“Aquí veo muchos colores juntos: los veo protestando juntos con camisetas rojas, azules, verdes y de muchos otros colores. Sigan así: la solidaridad es su fuerza. No dejen que el poder los ponga unos contra otros”, dijo.
“Llevo más de siete años participando en las protestas, y la situación es cada vez peor, más desesperada. Es justo preguntarse por qué no me he rendido. Mi respuesta es sencilla: para mí, protestar y defender mi dignidad profesional y humana es una cuestión moral… No hay que fijarse en los resultados inmediatos, ni en los objetivos únicamente. Lo más importante es mantener la dignidad, el orgullo propio y dar el ejemplo”, comentó.
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