¿Es judío el hijo de una mujer no judía si una mujer judía lo llevó en el vientre? Entre la ciencia y la Halajá, con Goldie Katz

Enlace Judío México e Israel – ¿Qué pasa cuando los textos milenarios de la Ley judía colisionan con la ciencia, la tecnología y los vertiginosos cambios sociales? Para Goldie Katz Samson, consejera en Halajá sobre temas de reproducción asistida, un conocimiento profundo de las leyes judías y un entendimiento particular de cada caso que se presenta son las claves para hallar salidas a los conflictos éticos más apremiantes. Conversamos con ella, en exclusiva. 

Goldie Katz nació en México y migró a Israel a los 18 años. Ahí estudió los textos sagrados y la ley judía, la Halajá, a un nivel profundo y serio. Ahora, brinda un servicio indispensable para uno de los países que lideran la ciencia de la reproducción asistida: aconseja a las mujeres y a las parejas para que entiendan las implicaciones éticas de los muy diversos procedimientos relacionados con la fertilidad.

“Una Yoetzet Halajá es una mujer que estudió en nivel muy alto la Halajá, la ley judía, todo lo que tiene que ver con pureza familiar, unidad, todo lo que tiene que ver con la salud y el bienestar de la mujer y dónde esto se encuentra con la Halajá. Pero también tenemos clases de doctores en fertilidad, sobre abuso, sobre trastorno obsesivo compulsivo, sexólogos, psicólogos, muchísimas, muchísimas cosas”.

La diversidad de su formación le permite “entender de dónde vienen” las preguntas que algunas de las mujeres que la consultan le hacen cuando se aproximan en busca de consejo. “Tengo que entender qué hay detrás y poder dirigirla en la dirección correcta. Por ejemplo, puedo decirles ‘¿Sabes qué? Creo que este es un problema médico. Recomiendo mucho que vayas a ver a tu ginecólogo’. O puedes decir ‘suena que entre tú y tu pareja vale la pena, tal vez, que vayan a terapia de pareja y vean cómo arreglarlo. Todo tipo de cosas”.

Apoyo Multidisciplinario

Pero el tema en el que más se ha especializado Katz es la interpretación de la ley judía en lo que concierne a la fertilidad, la fecundación asistida y todo el complejo mundo que involucra avances científicos que, en muchas partes del mundo, aún no están regulados, o que, en oposición con la Halajá, podrían interpretarse como prohibidos.

Katz brinda “apoyo psicológico y emocional a mujeres y a parejas que están pasando por infertilidad, y la idea es que cuando vienen conmigo, tengo todas las respuestas en un solo lugar. No soy doctora, obviamente, pero tengo que conocer suficiente de los tratamientos de fertilidad, todo lo que se hace, para entender de qué está hablando (la consultante) y también decirle cuál es la posición de la Halajá en una situación específica y ofrecerle el apoyo psicológico y emocional, que es muy, muy importante, y también dirigirla a donde puede recibir más apoyo”.

Una de las múltiples complejidades de Israel, como Estado judío que, a la vez, es la única democracia real de la región, y que lidera la investigación científica en muchos campos, entre ellos, la fertilidad, radica en la necesidad de incluir la opinión religiosa en el planteamiento y resolución de conflictos éticos que podrían estar en oposición a la Halajá.

“Los tratamientos de fertilidad traen con ellos muchas preguntas. Ha habido muchos avances en este campo, entonces son desde preguntas más sencillas hasta preguntas mucho, mucho más complejas de reproducción a través de terceros, de donación de óvulo, de donación de esperma, de madre subrogada. Y entre más complejo es, más preguntas hay de la Halajá. Pero es definitivamente posible tener tratamientos de fertilidad y también seguir la Halajá. Y para eso estamos aquí”.

Conflictos éticos entre la ley judía y la ley de Israel

Para Katz, sin embargo, el tema es peliagudo incluso si se deja de lado la religión. “Todos los países deben de tener leyes y todos los países deben de tratar a fondo y de manera muy seria todos estos avances”, asegura y ejemplifica:”Lo que se llama madre subrogada o vientre rentado o todo tipo de nombres que le dan, hay países que no lo permiten porque lo consideran tráfico humano. Entonces tenemos que entender que en todas estas cosas hay muchas preguntas éticas, y tener estos avances tecnológicos, sin la discusión ética y sin la limitación de la ley, puede ser muy, muy problemático”.

Opina que los límites son buenos y necesarios, especialmente en un país que se encuentra a la vanguardia en desarrollo de ciencia y tecnología. “La relación entre la ley judía y la ley de Israel hoy en día es interesante. Definitivamente, la ley en el Estado de Israel hoy toma en cuenta a la ley judía, a la ley religiosa. Pero no son idénticas, no son idénticas para nada. Hay en muchas cosas que difieren, y también eso tiene su parte importante, interesante”.

La experta hace un paréntesis para fundamentar su opinión sobre la imposibilidad de que Israel deje de ser una democracia, debate suscitado por el cuerpo de reformas al poder judicial emprendido por el nuevo gobierno de Netanyahu. “los que realmente conocen la ley y tienen más familiaridad se dan cuenta que en realidad no hay ningún riesgo de que Israel no siga siendo una democracia, porque las leyes se toman en cuenta también con la responsabilidad que tenemos en nuestro pasado, a nuestra religión, a la Halajá”.

Israel, judío y democrático

Sin embargo, “las leyes también toman mucho en cuenta las necesidades del país de hoy, un país, sí es cierto: judío, pero también democrático, también con minorías, también con una gran parte de la población que no es ortodoxa o no es religiosa, parte es tradicional, parte no, y la ley del Estado de Israel toma todo esto en cuenta y llega a conclusiones, en mi opinión, muy interesantes. Ahora ¿perfectas? Nada es perfecto, pero en este campo, cuanto más hay avances, debe de seguir habiendo este debate y cada vez se debe de ir arreglando y perfeccionando de acuerdo a como la realidad se desarrolla”.

Ni la velocidad de los avances científicos ni la propensión judía a ponerlo todo a debate han sido obstáculos para que Israel, siempre según Katz, cuente con una legislación muy cuidadosa en materia de reproducción asistida.

“En mi opinión se hace lo correcto. En vez de decir ‘no puede haber una vientre subrogado’ o ‘no puede una persona cargar el bebé de otra pareja’, entienden que hay casos en los que médicamente es necesario, pero se ocupan mucho de evitar la explotación de la mujer que va a cargar el bebé, de que tiene que cumplir necesidades médicas reales.

“Existen contratos muy claros en los que se determina qué es lo que puede pedir la pareja, que son padres genéticos del bebé. Y por el otro lado, cuáles son los derechos de la mujer que está cargando el bebé. También la pregunta de remuneración: si se paga o no se paga un servicio así es controversial.

“Por un lado, la gente dice ‘está haciendo un sacrificio grande y debería de ser pagado’; por el otro lado. no queremos que se convierta en un business. Entonces, en Israel (la madre subrogada) recibe pago por su pérdida de tiempo de trabajo, recibe un pago por las cosas específicas que ya no está recibiendo en el proceso, pero no es algo que va a convertir a alguien en millonario. No es algo que una mujer va a decir ‘Voy a hacerlo porque así me voy a salir, digamos, de una situación económica difícil’.”

También la donación de óvulos está regulada en Israel, y la de esperma, aunque Katz admite que “falta un poquito de legislación ahí, porque no siempre hay suficiente conocimiento, en todas las clínicas, de dónde la misma persona donó y eso se debería de tener con más control. Pero está en proceso. Podemos decir que en Israel definitivamente no está en área gris. Se permiten estas cosas, pero con mucho, mucho control para evitar abusos y para evitar explotación y sobre todo para no olvidar que estamos tratando de crear nuevos seres humanos”.

La filosofía detrás de la Halajá

Hay otro asunto controversial cuando se intenta enfrentar los temas del presente (este que parece futuro) con la visión del pasado: ¿qué pasa con los niños que nacen, por ejemplo, cuando una mujer divorciada tiene un hijo por inseminación artificial? O ¿nace judío el hijo de una mujer judía que llevó en el vientre el hijo genético de una no judía?

“Desde el punto de vista legal, una mujer que no tiene pareja puede tener un bebé con una donación de esperma (pero se tiene que hacer) a través de donación de un banco de esperma”.

Si una mujer alcanza un acuerdo amistoso con un hombre para que la insemine, este podrá reclamar derechos de paternidad. De la misma forma, sin importar lo que hayan acordado, ella podrá reclamar del padre biológico una pensión alimenticia.

Pero si la ley civil puede ser difícil de interpretar, la ley religiosa lo es más aun. Sobre todo si se considera que se redactó hace miles de años, cuando el mundo era otro y muchos de los conflictos que hoy nos ocupan eran impensables en aquel entonces.

La manipulación genética de los embriones, por ejemplo, podría ajustarse a la Halajá o ser totalmente ofensiva para esta, según cómo se interprete un texto que fue escrito cuando ni siquiera sabíamos que los genes existían.

“También creo que es importante separar entre lo que es la Halajá y la filosofía que está detrás de la Halajá, porque incluso si se hace algún paso específico que no se considera prohibido por la Halajá, es importante hablar de esto y decidir a qué grado… todos tenemos miedo de los bebés perfectos, que uno va a manipular su altura y su peso y el color de sus ojos y el color de su pelo y la inteligencia.

“Entonces, podemos empezar por decir que no siempre sabemos las consecuencias de lo que estamos haciendo. Cada vez que creemos que ya entendimos todo y ya tenemos el genoma humano completamente claro, lo desciframos, nos damos cuenta que es mucho más complejo de lo que creíamos. Entonces, primero hay que ir con cuidado porque realmente no sabemos y no sabemos si alterar un gen afecta a otro”.

En Israel, no se permite escoger el género del bebé

Katz opina que toda nueva tecnología trae consigo miedo y necesidad de controlarla. “Pero creo que siempre la tecnología viene primero y después la gente empieza a pensar sobre ella y empieza a pensar dónde la debemos limitar y de qué manera. Puedo decir que, por ejemplo, en Israel no se permite escoger el género del bebé exactamente por esa razón”.

Sin embargo, tampoco en este caso hay una ley tajante. “Se puede., si uno tiene cuatro hijos del mismo sexo y puede mostrar que tiene realmente dificultad emocional y psicológica seria por ese hecho, puede pedir permiso y tiene que pasar todo tipo de burocracias y entonces deciden si le permiten o no (elegir el sexo del bebé), entonces existe la posibilidad, pero se tiene que cumplir con muchas cosas”.

Parece uno de esos chistes en los que un judío consulta con su rabino sobre algún tema y este le devuelve una pregunta aún más complicada o lo refiere a un segundo rabino… En la ley judía, al menos en materia de fertilidad asistida, “no creo que puedo decir eso está absolutamente prohibido y eso está absolutamente permitido. Creo que en general la ley judía permite muchos de los tratamientos y muchas de las cosas que existen hoy en día. La pregunta es en qué circunstancias y también cómo manejarlo de manera correcta”.

¿Quién es la madre?

Y ofrece un ejemplo: “está permitida la donación de óvulo y está permitido la madre subrogada”.

Pero la pregunta es quién es la madre de acuerdo a la Halajá. Y en ese caso se tendría que ver con cuidado el bebé. Digamos que la madre que lo carga es judía, pero el óvulo no es, viene de una madre no judía o al revés, que la donación de óvulo es de una madre judía, pero la que lo carga no es. Y la pregunta es si el niño es judío o no, si va a requerir de conversión o no”.

Siguiendo esa vieja tradición judía del pensamiento críptico, Katz enfrenta las dudas de sus consultantes con la mente abierta, les ofrece distintas alternativas pero rara vez respuestas categóricas. “En general, cuando llegan las parejas conmigo a preguntar eso es lo que hago, no les digo ‘esto está absolutamente prohibido’, ‘esto está absolutamente permitido’, sino cuál es la situación en la que están.

Esta es la información y ellos van a tomar la mejor decisión, pero informados. O sea, no quiero que nadie tenga un hijo ahorita y en 20 años, de repente, se acuerde que ‘uy, el niño no es judío y necesita conversión para casarse con un judío’.“

Mujeres que pasaron abuso sexual

“Quiero decir que yo no tomo las decisiones sola. Cuando es cosa de información, yo la doy. Cuando necesito, tenemos rabbanim, rabinos con los que trabajamos y consultamos y entre más grande y seria es la decisión, entonces más siento que no es algo que yo puedo tomar sola, sino que consulto y pregunto.

“Tengo un grupo de Yoatzot también, que son muy buen apoyo, trabajamos con una doctora de HIV, para que nos dé la información médica si esto es necesario… Entonces, tenemos mucho apoyo y es parte de lo que está muy bien en este trabajo, porque a veces son decisiones grandes e importantes y no queremos tomarlas solos.

“La verdad es que las preguntas más difíciles que he tenido son difíciles, no del punto de vista de la tecnología que se usa, sino desde el punto de vista emocional, y es tratar con mujeres que pasaron abuso sexual, que desafortunadamente ya sabemos que puede tener efectos psicológicos y efecto emocional, pero incluso hemos vivido esto que también tiene efectos en infertilidad.

“Y eso no es nada simple. En Israel existen ya dos hospitales que tienen programas especiales para mujeres embarazadas que sufrieron de abuso sexual, que las acompañan durante todo el proceso. Lo que pasa es que muchas veces las víctimas de abuso sexual, incluso si fueron a terapia, incluso si lo superaron, incluso si están viviendo su vida bien, todo lo que tiene que ver con embarazo y parto les trae de regreso muchas cosas y es un proceso que no es fácil, y la infertilidad no es fácil para nadie, pero cuando además tienen todo este peso emocional detrás, es todavía más complicado”.

El equipo de consejeros al que pertenece Katz se mantiene en constante actualización. Cada tres o cuatro semanas, dice, reciben clases sobre nuevas tecnologías y técnicas de fertilización. También sobre avances en la comprensión de los aspectos psicológicos y emocionales que enfrentan las parejas que buscan estos tratamientos.

Lo que no se actualiza es la Torá

Su letra está impresa y ha sido una constante para un pueblo, el judío, que hoy tiene un Estado nacional, uno mayoritariamente laico que, sin embargo, sigue encontrando en los antiguos textos respuestas renovadas para conflictos propios de nuestro tiempo.

“La Torá es eterna, es eterna en el sentido de que siempre aplica a una situación. No importa cuánto esté cambiando el mundo, siempre hay respuestas, hay que trabajar, hay que encontrarlas correctamente.

Pero si hay un mensaje que quiero mandar a la gente que vea esta entrevista es de que siempre hay respuestas: ¡pregunten! Y ese es el trabajo de los rabinos, de los rabbanim en cada generación, de todos los que tienen que ver con la Halajá, ver cómo aplica a nuestro mundo cambiante y encontrar las respuestas que son relevantes para hoy”.


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