La ONU instó este martes a Israel a abstenerse de deportaciones masivas de eritreos luego de los enfrentamientos del fin de semana, advirtiendo que eso “contravendría el derecho internacional” y podría tener consecuencias humanas nefastas, informó la AFP.
La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados dijo que estaba “profundamente preocupada” por los enfrentamientos que estallaron el sábado cuando una manifestación contra un evento del gobierno de Eritrea se tornó violenta, hiriendo al menos a 170 personas.
Los disturbios comenzaron cuando cientos de eritreos antigubernamentales llegaron para impedir que el evento tuviera lugar en Tel Aviv.
La policía respondió con fuego real a las escaramuzas entre partidarios de los inmigrantes y opositores al gobierno de Eritrea, lo que dejó a decenas de personas hospitalizadas. Varios agentes también fueron hospitalizados con heridas sufridas en el incidente.
“ACNUR pide calma y moderación, y a todas las partes que se abstengan de tomar medidas que puedan agravar aún más la situación”, dijo William Spindler a periodistas en Ginebra.
Si bien destacó que era “importante establecer responsabilidades” por los acontecimientos, advirtió a Israel que no tomara medidas amplias contra los eritreos en el país.
“Cualquier decisión que afecte a todos los solicitantes de asilo eritreos, o casos de devolución, contravendría el derecho internacional”, afirmó.
El castigo colectivo está prohibido por el derecho internacional, al igual que la devolución o devolución de alguien a un país donde podría enfrentar torturas y tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
Sus comentarios se produjeron después de que Benjamín Netanyahu dijera que el país estaba considerando deportar a 1,000 eritreos que participaron en los enfrentamientos.
Al subrayar que la situación en Eritrea, considerado uno de los Estados más autoritarios del mundo, “permanece sin cambios”, Spindler advirtió que enviar gente de regreso allí “podría tener consecuencias humanas dramáticas”.
Insistió en que “la gran mayoría de los solicitantes de asilo que viven en Israel son pacíficos y respetuosos de la ley”.
“Los incidentes del 2 de septiembre son profundamente lamentables y no reflejan el comportamiento de la comunidad eritrea en Israel en general”.
Según las estadísticas de junio, hay 17,850 solicitantes de asilo eritreos en Israel.
ACNUR dijo que más de 170 solicitantes de asilo y decenas de agentes de policía resultaron heridos en los enfrentamientos del sábado, que estallaron en medio de una manifestación contra un evento oficial del gobierno de Eritrea que conmemora el 30º aniversario del ascenso al poder del autocrático presidente Isaias Afwerki.
Los opositores al régimen, vestidos de azul, llegaron al lugar para manifestarse contra sus partidarios, que vestían de rojo. Las manifestaciones pronto degeneraron en violencia que duró varias horas.
Mientras tanto, la oficina de derechos humanos de la ONU condenó el uso de la fuerza por parte de las fuerzas del orden.
“Entendemos que los hospitales informan que hay personas que sufrieron heridas de bala… por lo que se utilizó munición real”, dijo a los periodistas la portavoz de la oficina de derechos humanos, Ravina Shamdasani.
“Estamos alarmados por el elevado número de heridos e insistimos en que es crucial que se lleven a cabo investigaciones y que se eviten los discursos de odio, incluso por parte de las autoridades”, afirmó.
Los sucesivos gobiernos israelíes han recibido antipatía por parte de los inmigrantes y solicitantes de asilo, y se enfrentan a un futuro incierto, ya que el Estado ha concedido el estatus de refugiados sólo en un número minúsculo de casos y ha participado en continuos esfuerzos para hacerles la vida difícil o deportarlos.
Los partidarios de la reforma judicial suelen citar la cuestión como un ejemplo de extralimitación de la Corte Suprema desafiando la voluntad pública, mientras que los opositores a la reforma citan las mismas decisiones como prueba del papel clave de la corte en la protección de los derechos humanos.
En el pasado, la Corte Suprema bloqueó el encarcelamiento de inmigrantes durante largos períodos de tiempo sin juicio y también anuló una medida para obligarlos a depositar el 20% de su salario laboral en un fondo, y el dinero se liberaría sólo cuando salieran del país.
Se cree que unos 30,000 inmigrantes, en su mayoría de Sudán y Eritrea, se encuentran en el país, y muchos de ellos afirman que son refugiados de la guerra y la opresión.
La mayoría de los inmigrantes africanos llegaron a Israel a través de Egipto entre 2007 y 2012, antes de que Israel construyera una barrera a lo largo de la frontera del desierto. Desde entonces han llegado pocos inmigrantes.
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