3 enseñanzas sobre Sucot que rab Sacks Z”L difundió

Enlace Judío – Sucot es una de las festividades menos conocidas fuera del ámbito religioso o tradicionalista; dista mucho de tener la fama de la que gozan Yom Kipur, Pésaj o Rosh Hashaná. Sin embargo, es una de las más bellas y más espirituales. En ella recordamos la importancia de la felicidad, la armonía y el encuentro con D-os a través del mundo. Durante una semana dormimos y comemos en “sucot” (cabañas) que construimos en recuerdo del Tabernáculo y a las nubes de gloria que acompañaban a los judíos en el desierto. Es una forma muy bella de acercarnos a nuestra realidad y de cerrar el ciclo de fiestas que caracteriza al período de la teshuvá. Se festeja una semana después de Yom Kipur. Las siguientes son algunas de las enseñanzas que rab Sacks Z’’L ofrece sobre Sucot.

Recordando el pasado en la suntuosidad

Sucot ocurría en el momento del año que el trabajo con los granos y la siembra había finalizado. Cuando ya se habían recolectado y limpiado los cereales, y era el tiempo de guardarlos y preservarlos. Es decir, el momento del año que mayor abundancia había. Un momento también donde se hacían numerosos sacrificios de agradecimiento en el templo. Justo en esa fecha es que la Torá te pide construir una cabaña humilde con techo de palma para que vivas en ella una semana. En el esplendor de la abundancia, la nación de Israel estaba obligada a recordar su pasado como esclavos en Egipto. A salir de la suntuosidad para poder ver con nuevos ojos su realidad. Porque “las naciones que olvidan su pasado, los momentos de dureza lentamente decaen”.

Hoy sigue habiendo un sentido muy profundo en el recordar y vivir la intemperie en medio de la seguridad y la riqueza. En cierta forma nos regresa a lo más primordial de nuestra existencia, nos recuerda que no necesitamos de mucho para encontrar a D-os y a la felicidad. Mientras nos tengamos a nosotros el espacio que habitamos puede no ser lujoso.

Permanencia de lo temporal

La sucá recuerda el Tabernáculo, el cual era móvil. No era un edificio permanente como lo fue el Templo de Jerusalén. Nuestra sucá también es móvil y también es temporal. Al pasar la semana la dejaremos y recogeremos el techo que nunca fue fijado sobre las paredes. Representa la permanencia de lo temporal, “el hecho de que podamos encontrar la eternidad en la felicidad de un momento.”

D-os en todas partes

También representa que no necesitamos edificios suntuosos para encontrar la Presencia Divina, que ésta realmente se encuentra en nuestro alrededor. Depende de que podamos aprender a verla. La suca que habitamos una semana se considera sagrada y como tal la Presencia Divina se encuentra en ella.

El rabino también destaca que no sólo D-os nos visita en el entorno de un espacio sencillo, también los “ushpizin”. En la tradición judía cada noche de Sucot se acostumbra a invitar a la cena a uno de nuestros patriarcas, por ejemplo la primera noche se invita a Abraham, la segunda a Isaac, la tercera a Jacobo y así sucesivamente; a estos personajes se les llama “ushpizin” (invitados). Nuestros invitados distinguidos tampoco buscan suntuosidad.

Durante Sucot recordamos que D-os no se encuentra sólo en el mundo sino también en el hombre dentro de nosotros mismos, en la gente con la que convivimos esa semana y en la forma en que nos tratamos. La cara que presentamos frente a nosotros y frente a quienes nos rodean; en la cara del prójimo.

Aranza Gleason: Aranza Gleason se define a sí misma como una judía en el exilio. Nació con una raíz dividida como sus poetas favoritos; busca y ama al judaísmo, pero como a los personajes que lee, éste, también se le escapa de las manos. Estudió Lengua y Literatura Inglesa en la UNAM y ha trabajado en Enlace Judío desde el 2017. Le gusta leer, viajar y experimentar el mundo de forma libre.