Jefe del Shin Bet en carta al mundo: “No interfieran”

El mes pasado, el jefe del Shin Bet (Agencia de Seguridad de Israel), Ronen Bar, dirigió una larga y conmovedora carta al Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, en la que escribió, entre otras cosas: “Estamos decididos a completar nuestra misión en Gaza. Todos aquellos que aspiran “ver un mundo más seguro deberían abstenerse de interferir o detenernos”.

La carta del jefe del Shin Bet al secretario general de la ONU refleja la frustración entre los responsables de la toma de decisiones en Israel, por la indiferencia internacional ante lo ocurrido el 7 de octubre.

Añadió que “La Carta de las Naciones Unidas establece que el objetivo de la organización es ‘renovar la creencia en los derechos humanos más básicos, en la dignidad humana y la importancia de la vida humana, y en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres’. Hamás ha gobernado la Franja de Gaza durante 17 años e ignora flagrantemente estos principios y las necesidades de los 2,2 millones de ciudadanos que viven en Gaza“.

“Durante las actividades de Hamás el 7 de octubre, no hubo respeto ni derechos de ningún tipo. La ONU fue fundada para garantizar que ‘nunca más’, en ningún lugar del mundo. Pero el día de la masacre en octubre, regresó con toda su fuerza. “Los judíos fueron brutalmente asesinados, sólo por ser judíos. Las FDI son un ejército que opera de acuerdo con los más altos principios morales. No actuamos deliberadamente contra civiles”.

“La realidad nos obliga a actuar en un entorno civil. Estamos obligados a hacerlo por una organización terrorista que actúa como soberana sobre el terreno y mata a civiles, israelíes y habitantes de Gaza por igual, desde el primer día de su fundación. Es hora de recordarle, señor Secretario General, que el propio Yahya Sinwar fue sentenciado a cinco cadenas perpetuas en Israel por asesinar a palestinos, no a judíos. Gaza debería ser liberada de Hamás, no de Israel. Hamás es ISIS“.

Ronen Bar continúa escribiendo: “Por respeto a las miles de vidas que ya se han perdido, y para salvar muchas más vidas, ayúdenos a eliminar el dominio del mal de la Franja de Gaza y restaurar la fe en los derechos humanos más básicos, la dignidad humana y el valor de la vida humana, tal como está escrito en la Carta de las Naciones Unidas. Ayúdenos a restaurar la creencia en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, palestinos, israelíes, musulmanes, cristianos, judíos y otros. Ayúdenos a recuperar a nuestros padres y nuestras madres, nuestros hermanos y hermanas, en casa”.

“Ayúdenos a traer a nuestros abuelos de regreso a casa. Ayúdenos a salvar a nuestros bebés y devolverlos a sus familias, para comenzar a curar nuestras heridas (en el momento en que se envió la carta al Secretario General de la ONU, la mayoría de los niños retenidos por Hamás aún no habían sido devueltos. Incluso ahora, el bebé Kafir Bibs, de 10 meses, y su hermano Ariel, de 4, a manos de Hamás, que afirma que fueron asesinados)”.

Al inicio de su carta, Bar menciona que hace unos meses llegó al edificio de la ONU para una reunión que debía tener con el Secretario General, pero ante su ausencia finalmente se celebró con su adjunto, Dra. Asha-Rose Migiro. Bar escribió a Guterres que en esa reunión describió a la Vicesecretaria General la tensa situación en Medio Oriente, especialmente en el Líbano, Cisjordania y Gaza. “Le hice hincapié”, escribe Bar, “en los riesgos de estallar en un conflicto en múltiples escenarios, y tal vez incluso global, a la luz de la gran tensión entre las potencias”.

“Le pedí que la ONU reforzara los factores estabilizadores en la zona y ayudara a neutralizar los factores que causan inestabilidad. Entre otras cosas”, escribe Bar, “mencioné al líder de Hamás, Yahya Sinwar, y la necesidad de presionarlo para que devuelva los cuerpos de nuestros combatientes y civiles israelíes en sus manos. Hice hincapié en la necesidad de resolver el problema del contrabando de armas a Gaza y el problema del doble uso de los materiales que se transfieren del Sinaí a Gaza, y usted pidió la ayuda de la ONU en estos temas”

La ONU no respondió a sus solicitudes

“Lamentablemente”, concluye Bar, “ninguna de estas peticiones mías fue respondida, y lo que sucedió es lo que todos temíamos que sucediera. En ese momento, Bar criticó duramente las palabras del propio Secretario General: “Escuché sus declaraciones. En cuanto a los recientes acontecimientos en Israel y Gaza, usted establece una simetría entre los actos de crueldad y la violación de los derechos humanos entre Israel y Hamás, y nada podría estar más lejos de la verdad. Se cometieron crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra contra Israel, israelíes y otras nacionalidades. Se cometieron crímenes de guerra adicionales cuando Hamás disparó e hirió a civiles que intentaron abandonar el norte de la Franja de Gaza, después de las advertencias de Israel, y se negaban a ser un escudo humano al servicio de Hamás“.

«Se cometieron crímenes de guerra cuando Hamás utilizó hospitales como cuarteles de combate y ayuda humanitaria como cobertura para operaciones terroristas. El intento de crear un paralelo moral entre los terroristas de Hamás y las fuerzas de defensa de las FDI es erróneo y repulsivo a nivel moral. No hay manera de lograr un equilibrio cuando se comparan los actos de asesinato y tortura de niños y bebés con el sufrimiento desafortunado pero necesario de los civiles que son cínicamente utilizados por Hamás como escudos humanos. Hamás explota a los ciudadanos de Gaza para sus necesidades de manipulación y sus relaciones públicas”.

“El mundo”, escribió Bar, “debe comprender que el 7 de octubre la realidad del mundo libre cambió dramáticamente. Tenemos pruebas claras que demuestran que los crímenes contra la humanidad, brutalmente cometidos por Hamás, eran parte de su plan operativo. Sobre ese negro sábado, los miles de terroristas de Hamás hicieron lo que sus líderes les ordenaron: violaron a nuestras esposas e hijas, estrangularon a nuestros bebés y quemaron nuestras casas con familias enteras dentro. Torturaron a las madres delante de sus hijos, y a los niños delante de sus madres”.

“Después de ellos, vinieron hordas de alborotadores que sembraron destrucción y muerte en nuestras tranquilas comunidades. Los perpetradores de estos crímenes no pertenecen a la raza humana y no son humanos. Esta no es una guerra por ideología o religión, es una lucha entre los buenos y los malos. Israel está en la primera línea, como la última línea de defensa para la defensa del mundo libre, entre la oscuridad y la luz, entre la barbarie y la humanidad. Somos la capa protectora entre quienes lloran la muerte y aquellos que la adoran”.

La extraordinaria carta del jefe del Shin Bet al Secretario General de la ONU refleja la frustración entre los responsables de la toma de decisiones en Israel, a todos los niveles, desde la indiferencia internacional ante lo ocurrido el 7 de octubre, ante la creciente identificación con el sufrimiento de los palestinos en Gaza. Las palabras alcanzaron su punto máximo en las declaraciones del Presidente y de los rectores de las principales universidades de EE.UU. según las cuales pedir el genocidio de los judíos no constituye una violación de las normas y reglamentos de sus instituciones, y la condena tardía y laxa de la Organización de Mujeres de Naciones Unidas por los actos terroristas de violación, asesinato y abuso de mujeres israelíes.

En las conversaciones mantenidas por los partidos políticos israelíes con líderes extranjeros, diplomáticos y líderes de opinión pública, se dijo que Israel tiene un grave “problema de credibilidad” en el mundo, al que se suma una ignorancia generalizada sobre la naturaleza del conflicto en Medio Oriente y manifestaciones de antisemitismo nuevo y antiguo, especialmente entre la generación más joven.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío