Irving Gatell/ ¿Irá Hezbolá a la guerra?

La intensidad de las agresiones entre Hezbolá e Israel ha ido en aumento, y esta semana acabamos de ver uno de los episodios más fuertes. Tras un ataque del grupo terrorista libanés que provocó la muerte de una soldado israelí, la represalia ha dejado múltiples sitios de Hezbolá destruidos, y el grupo admite que once de sus combatientes fallecieron. ¿Qué sigue?

De pronto pareciera que una guerra abierta y de gran escala entre Israel y Hezbolá es inevitable, aunque la lógica nos dice que sería absolutamente irracional. Un absurdo por parte del grupo terrorista libanés.

El primer indicio de que Hezbolá en realidad no quiere la guerra, es que ya han pasado un poco más de cuatro meses desde que el conflicto escaló tras el salvaje e inhumano atentado perpetrado por Hamas en Israel, el 7 de octubre de 2023. En todo este tiempo, Hezbolá nunca se arriesgó a acompañar a Hamas en su conflicto con Israel. Ha mantenido una confrontación que todavía podría definirse como “de baja intensidad”, que se quedó muy lejos de lo que los líderes de Hamas hubiesen querido.

Y es que Hamas y Hezbolá fueron diseñados para destruir a Israel, pero también para hacerlo en conjunto. No se necesitan muchos conocimientos sobre la realidad en Medio Oriente para saber que el potencial militar de Israel siempre fue superior al de los dos grupos. Tan es así, que Hezbolá vendió como un “triunfo” el puro hecho de haber sobrevivido a la Segunda Guerra del Líbano (2006).

Si Israel consideró un fracasó esta confrontación, fue porque no se logró el objetivo de destruir a Hezbolá. Pero visto en cifras, el conflicto fue una clara y contundente derrota contra el grupo terrorista libanés. No sólo tuvo casi el triple de pérdidas que Israel en combate, sino que además tuvo que detener sus actividades terroristas, y replegarse hacia el norte del río Litani.

Por eso es que el plan de Irán —patrocinador de ambos grupos— siempre fue preparar el escenario para que el ataque a Israel se diera desde cinco frentes distintos: Hamas desde el sur, Hezbolá desde dos fronteras en el norte (Líbano y Siria), todos los grupos terroristas desde sus células de Cisjordania, y en el mejor de los casos la rebelión interna de los propios árabes israelíes. Este era el único panorama en el que la destrucción de Israel habría sido factible.

Hamas falló catastróficamente en provocar este frente múltiple, y al final tanto Irán como Hezbolá lo dejaron solo. Israel previó a la perfección cualquier variable de este panorama, y al tiempo que está destruyendo por completo a Hamas en Gaza, ha mantenido a raya las células terroristas en Cisjordania. Los árabes israelíes, por su parte, no se rebelaron contra su propio país. Al contrario: una gran cantidad de sus jóvenes son parte de las Fuerzas de Defensa de Israel, y están lo defendiendo con todo.

Es cierto que de todos los posibles enemigos de Israel, Hezbolá es el más peligroso. Pero también es cierto que, por sí mismo, no es un enemigo al nivel del poderío militar del Estado judío.

¿A qué ha estado jugando Hezbolá, entonces? Es difícil saberlo. Sus ataques no han alterado en lo mínimo la estrategia de Israel en Gaza, así que desde la perspectiva más general sobre el conflicto, su accionar ha sido una absoluta inutilidad.

El asunto no para allí: dicho accionar ha provocado severas respuestas israelíes, y el saldo final es que Hezbolá sale perdiendo por todos lados. Sus bajas superan por mucho a los 200 combatientes eliminados, y la infraestructura militar destruida por los ataques israelíes es enorme. En comparación, las afectaciones en Israel han sido mínimas, prácticamente nulas a efectos operativos.

¿Por qué insiste en esta guerra que no lo lleva a nada? Si fuera un asunto reciente, podríamos especular muchas cosas. Pero ya es algo que se remonta a cuatro meses, y nadie en el bando iraní —ni Hezbolá ni Hamas— se han beneficiado en nada.

Pareciera que lo de Hezbolá nada más es la obsesión por evitar que se diga que fueron cobardes y no hicieron nada, aunque eso signifique desperdiciar vidas y recursos.

O tal vez será que quieren desgastar a Israel con un conflito largo que lo deje lesionado económicamente. Sería lo más lógico, pero también algo demasiado peligroso. En realidad, ni siquiera esta posibilidad hace sentido. Lo que Hezbolá arriesga es demasiado.

Irán ha invertido mucho tiempo y dinero en construir una pinza para poder atacar a Israel por todos los flancos, pero también para incrementar su influencia regional.

En este momento, con la guerra en Gaza a punto de llegar a la culminación de la primera fase, mucha de esa inversión se está yendo al bote de la basura. La incapacidad de Irán, pero también de Hamas y de Hezbolá para provocar esa ansiada guerra múltiple contra Israel, ha dejado a Hamas solo ante su destino, y todo parece indicar que va a quedar totalmente inutilizado, operativamente hablando (tanto en Gaza como en Cisjordania).

Con ello, Hezbolá pierde al que habría sido su mejor aliado en un conflicto abierto con Israel, e Irán pierde mucha de su influencia en el Medio Oriente, ya que esta ahora quedará reducida y limitada al norte (Siria y Líbano).

Si Hezbolá se lanza a una guerra frontal con Israel, todo lo que pierda —que sería mucho— sería una disminución todavía mayor de la influencia iraní en la región. Y es que Israel no se limitaría a atacar Líbano, sino que sus golpes se extenderían a Siria (como ya lo viene haciendo desde hace varios años), incluso con la posibilidad de provocar una crisis máxima en el gobierno de Bashar el-Assad, situación que podría provocar la reactivación de la guerra civil en ese país.

Ese es un escenario peligrosísimo para Hezbolá, que tendría que mandar tropas a Siria para apoyar a Assad, en cuyo caso se vería debilitado en su frente contra Israel.

Insisto: el único plan viable que tenían estos enemigos de Israel era el ataque conjunto. Una guerra en la que primero dejaron solo a Hamas, les está saliendo carísima. Extenderla a otra guerra en la que se quede solo Hezbolá, sería suicida. Irán debería ser el primer interesado en que esto no suceda.

El problema es que no estamos hablando de gente racional, sino de fanáticos religiosos.

¿Son capaces de lanzarse a una aventura suicida? Seguro que sí, y eso es lo que los hace más peligrosos.

Lo único que podemos dar por hecho es que Israel, a todas luces, tiene bien contemplados estos panoramas, y está listo para enfrentar un conflicto todavía más difícil que el de Gaza.

Quien no está listo es Irán. Su poderío regional va a quedar seriamente dañado con el colapso de Hamas. Sólo falta ver si también va a sacrificar a Hezbolá en aras de su absurda guerra santa.


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Irving Gatell: Nace en 1970 en la Ciudad de México y realiza estudios profesionales en Música y Teología. Como músico se ha desempeñado principalmente como profesor, conferencista y arreglista. Su labor docente la ha desarrollado para el Instituto Nacional de Bellas Artes (profesor de Contrapunto e Historia de la Música), y como conferencista se ha presentado en el Palacio de Bellas Artes (salas Manuel M. Ponce y Adamo Boari), Sala Silvestre Revueltas (Conjunto Cultural Ollin Yolliztli), Sala Nezahualcóyotl (UNAM), Centro Nacional de las Artes (Sala Blas Galindo), así como para diversas instituciones privadas en espacios como el Salón Constelaciones del Hotel Nikko, o la Hacienda de los Morales. Sus arreglos sinfónicos y sinfónico-corales se han interpretado en el Palacio de Bellas Artes (Sala Principal), Sala Nezahualcóyotl, Sala Ollin Yolliztli, Sala Blas Galindo (Centro Nacional de las Artes), Aula Magna (idem). Actualmente imparte charlas didácticas para la Orquesta Sinfónica Nacional antes de los conciertos dominicales en el Palacio de Bellas Artes, y es pianista titular de la Comunidad Bet El de México, sinagoga perteneciente al Movimiento Masortí (Conservador). Ha dictado charlas, talleres y seminarios sobre Historia de la Religión en el Instituto Cultural México Israel y la Sinagoga Histórica Justo Sierra. Desde 2012 colabora con la Agencia de Noticias Enlace Judío México, y se ha posicionado como uno de los articulistas de mayor alcance, especialmente por su tratamiento de temas de alto interés relacionados con la Biblia y la Historia del pueblo judío. Actualmente está preparando su incursión en el mundo de la literatura, que será con una colección de cuentos.