La decisión de Benjamín Netanyahu orientada a ocupar Rafah situada en la zona sur de Gaza y en los límites con Egipto se antoja irrefrenable. Al parecer no prestará atención a la mesurada actitud del presidente Biden quien objeta enérgicamente este paso.
Rafah cuenta con más de un millón de habitantes, en su mayoría refugiados que escaparon del norte de la franja. Hoy dispersos por las fuerzas israelíes deben levantar tiendas de campaña en zonas desérticas sin contar con agua y alimentos indispensables.
Según Netanyahu, la ocupación de Rafah facilitará ubicar los probables lugares donde se encontrarían los rehenes israelíes antes de que conozcan la muerte en manos del Hamás. Operación que implicará la expulsión de más de un millón de árabes hacia zonas donde apenas cuentan con medios de subsistencia.
Adverso a estas intenciones el Presidente norteamericano ha ordenado multiplicar la ayuda a la población árabe-musulmana por medio de aviones que desde hace varios días liberan paracaídas con alimentos.
Y ordenó además construir un puerto en la costa mediterránea de Gaza con el fin de multiplicar la asistencia a su población.
Lamentablemente, estas y otras iniciativas dirigidas a aliviar la ausencia de alimentos básicos para la población de Gaza no cuentan con el apoyo de Netanyahu. Este prefiere conquistar toda la región y poner fin al gobierno
del Hamás en Gaza.
El resultado: una creciente distancia en las relaciones entre ambos líderes, inclinación que aumentará con el tiempo por la aparición y el éxito de Donald Trump como candidato presidencial.
Un hecho que no debe sorprender. Los nexos personales y políticos entre Bibi y Trump son apretados y habrán de consolidarse en el curso de la lid presidencial.
Se trata en las presentes circunstancias de una injusta inclinación por parte de Netanyahu. Cabe recordar que desde su temprana juventud el mandatario norteamericano manifestó simpatía y apoyo por la causa sionista y el renacimiento de Israel. Y cuando ocurrió el trágico 7 de octubre no dudó en llegar personalmente al país y escuchar a las familias abrumadas por la muerte de seres cercanos y por los rehenes en manos del Hamás.
Generosa actitud que continúa hasta estos días más allá de las exigencias de su cargo presidencial y de la lid que le espera en la abierta competencia con Trump por el cargo presidencial.
¿Reconsiderará Netanyahu la intención de conquistar Rafah a pesar de que esta acción mal conjuga, además, con la devoción religiosa musulmana en el mes de Ramadán?
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