ELENA BIALOSTOCKY PARA ENLACE JUDÍO

El martes 9 de septiembre el Lic. Guillermo Hurtado Pérez impartió en la Kehilá Ashkenazi una conferencia sobre su experiencia en Israel como profesor de la Cátedra Rosario Castellanos. Uno de los libros que allí leyó con los alumnos es “El Laberinto de la Soledad” de Octavio Paz.

Rosario Castellanos, una de las más grandes escritoras mexicanas de todos los tiempos, fue nombrada Embajadora de México en Israel durante el gobierno de Luis Echeverría. Durante su estancia en dicho país, impartió clases sobre cultura y literatura mexicanas en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Estando en Israel, un accidente le causó la muerte: queriendo conectar una lámpara, se electrocutó. La poderosa corriente eléctrica de 220 voltios acabó con su vida.

Para preservar la memoria de Rosario Castellanos, así como su legado académico, la Sociedad de Amigos Mexicanos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y la Universidad Hebrea de Jerusalén patrocinan desde 1998 la Cátedra Rosario Castellanos, que tiene como propósito estrechar lazos entre los universitarios mexicanos e israelitas. Los distinguidos profesores mexicanos que han impartido clases en la Universidad Hebrea dentro de la Cátedra Rosario Castellanos son: Carlos Montemayor, Vicente Quirarte, José Luis Ibañez, Rosa Beltrán, Ángel Miquel, Marco Antonio Campos, Carlos López Beltrán, Mauricio Tenorio, Ignacio Trejo Fuentes, Beatriz Espejo, María Teresa Miaja, Ignacio Padilla, Rafael Olea Franco, Martha Tenorio, Alejandro Higashi y Rubén Gallo.

Hurtado Pérez es Licenciado en Filosofía por la UNAM y Doctor en Filosofía por la Universidad de Oxford así como investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM desde 1991. En el 2000 obtuvo la Distinción de la Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en el área de Investigación en Humanidades. Sus ensayos han versado acerca de una amplia diversidad en temas de filosofía e historia.

Durante su ponencia, el Lic. Hurtado comentó sobre la importancia de la relación entre México e Israel en el campo de las Humanidades, “la cual es fundamental, yo diría que estratégica”, señaló.

Al compartir sus experiencias dentro de la Cátedra Rosario Castellanos, explicó: “Tenía yo a mi cargo, más de 10 alumnos; la mayoría hablaba muy bien el español. En una ocasión, al preguntarle a una chica cómo había aprendido la lengua, me contestó que le gustaban mucho las telenovelas mexicanas y así fue que la aprendió. Otra chica me platicó que después de servir en el Ejército (israelí)se fue a viajar por América Latina y se quedó unos meses en Chiapas, con los zapatistas: su experiencia en estas comunidades le tocó el corazón”.

“La universidad en Israel es un espacio privilegiado en el que pueden convivir alumnos judíos y no judíos; es maravilloso ver que compartan la misma educación. Podemos ver en los corredores y estancias de la Universidad Hebrea a alumnos musulmanes- es fácil distinguir a las mujeres musulmanas, por su vestimenta- y ver su completa integración a la sociedad israelí”, comentó.

El Laberinto de la Soledad es el libro de un poeta que nos dice lo que somos los mexicanos. En él, Paz describe al mexicano como encorvado, callado, obsesionado con su pasado; pero cuando hay fiesta se desfoga, canta y grita. Los jóvenes con los que tuve contacto hablaban del post sionismo, de querer cambiar la filosofía israelí de vida; mucha gente con la que tuve contacto opina lo mismo, agregó.

De esta forma, la lectura del libro fue una especie de espejo donde se vio el pasado de los dos pueblos: el israelí y el mexicano.