Por Mónica Bauer Federman

En las últimas semanas un correo electrónico recorrió el mundo entero como tantos otros y, sin embargo, este correo llamo mi atención de manera particular. Seguramente el lector también lo recibió en su correo, se titula “Carta Abierta y Pedido de Difusión”. La primera vez que apareció en mi buzón me pareció interesante e importante pero me afecto mayormente cuando leí las diversas respuestas que su paso por la web generó y que fueron enviadas desde ciudades lejanas. Las recibí desde Nueva York, desde Buenos Aires, desde Madrid, desde México, desde Tel-Aviv, desde Jerusalem…

Me recordó ese graffiti que aparece por las calles y callejones de las ciudades israelíes, en particular en Tel-Aviv, y que con spray azul o negro escribe en letra cursiva Am Israel Jai, el Pueblo de Israel Vive.

El contenido de este correo era básicamente un intercambio electrónico entre una persona de origen venezolano y con ciudadanía israelí y una persona que representaba a un grupo de escritores en un país de habla hispana. La persona solicitaba formar parte de esta asociación literaria y este acceso se le negaba por su nacionalidad Israelí. El feliz desenlace de esta penosa situación fue que la persona que realizo el rechazo fue relevada de su cargo y el grupo de escritores aclaró que su organización no rechaza a nadie por su religión o nacionalidad. Se preguntará el lector ¿dónde esta lo especial? Lo especial radica en la capacidad del pueblo judío para unirse y responder en el espacio cibernético, en la creación de una red social de un Am Israel Jai que está dispuesta a utilizar Internet para defenderse de un antisemitismo incisivo que ha tomado la red con furia. El antisemitismo que recorre la web ha superado la maquinaria propagandística de Goebbles y ha llevado este odio a dimensiones difíciles de ponderar, no sólo en cantidad sino en contenido. Venenoso y agresivo, se ha manifestado en todas las facetas posibles, en caricaturas que comunican su odio a poblaciones analfabetas, en blogs de opinión, en artículos, en fotografías y videos. En este foro virtual, las capuchas blancas del Ku Klux Klan y las swásticas Nazis se usan gustosamente desde la privacidad y comodidad del hogar, en el anonimato y en la cobardía de los seudónimos.

Enfrentar este odio que se dispersa como el fuego y a la vez se esconde detrás de las pantallas de las computadoras personales requiere que sumemos fuerzas con todos los defensores de los derechos humanos y civiles. Para mí, el correo electrónico “Carta Abierta y Pedido de Difusión” y sus múltiples respuestas son la luz que brilla en nosotros desde tiempos macabeos; Am Israel Jai, el Pueblo de Israel Vive y sumará fuerzas desde todas partes.