NOTI ISRAEL

La creciente xenofobia en Israel contra ciudadanos árabes e inmigrantes africanos inquieta a las organizaciones defensoras de los derechos humanos y dio lugar a un llamado a la tolerancia, sin precedentes, del Primer Ministro Benjamín Netanyahu. Uno de cada diez habitantes de Tel Aviv es extranjero, según un informe elaborado por el Centro de Información y Ayuda a las Comunidades Extranjeras, Mesila, preparado para la municipalidad de la primera ciudad judía moderna establecida sobre la costa mediterránea.

Esta hostilidad ha llegado incluso a la plaza pública, como los demuestra una serie de manifestaciones y peticiones para defender el “honor de las mujeres judías” amenazadas por la presencia de vecinos árabes, así como para denunciar “la invasión de inmigrantes” ilegales africanos.
El lunes 20, en Bat Iam, en la periferia de Tel Aviv, unos 200 residentes locales y militantes de extrema derecha, que acudieron de todo el país, manifestaron a gritos: “¡No permitiremos que los árabes se apoderen de nuestras muchachas!”, en referencia a que hombres musulmanes contraen matrimonio con mujeres judías y las convierten al Islam. Es de destacar que no ocurre con la misma intensidad el fenómeno contrario, que mujeres musulmanas busquen hombres judíos para casarse y convertirse al judaísmo, debido fundamentalmente a la posición relegada que sufre la mujer en gran parte del mundo islámico, y además, a que el abandono del Islam suele pagarse con la muerte.

La manifestación en Bat Iam se produjo después de que el Ministro del Interior, Eli Ishai, del partido ultraortodoxo sefardí Shas, expresara recientemente su inquietud ante el aumento de residentes árabes en Bat Iam, lo que calificó como “amenaza para la identidad judía de la ciudad”.
El alcalde de Bat Iam, Shlomo Layani, de 45 años, denunció públicamente esta manifestación, y declaró que le producía “vergüenza”.
Al día siguiente, centenares de personas manifestaron en un barrio popular de Tel Aviv exhortando a expulsar a los trabajadores clandestinos llegados de África.
Estas denuncias han sido alentadas por un manifiesto de rabinos que a principios de mes llamó a prohibir la venta o el alquiler de casas a los no judíos, lo que afecta en especial a la minoría árabe en Israel. El llamado generó una ola de críticas. De hecho, una situación similar se vive en los barrios eminentemente árabes, donde a una familia judía le es prácticamente imposible instalarse. Sin embargo, esto no sucede en las ciudades mixtas, donde cantidades similares de habitantes judíos y no judíos favorece la diversidad.
Formaciones de extrema derecha, del entorno del movimiento de inspiración racista Kach (ilegalizado), exhortaron el jueves por la noche en Jerusalem a apoyar a esos rabinos.
En este contexto, Netanyahu llamó el miércoles a sus compatriotas a la tolerancia. “Estamos en un Estado de Derecho, respetamos a todas las personas, sean cuales fueren sus orígenes”, subrayó en un mensaje público. “El gobierno de Israel está actuando con decisión para detener el flujo de infiltrados ilegales procedentes de África “, dijo.

“Estamos haciendo esto mediante la construcción de una cerca, una valla que no se había construido durante muchos años, y ahora lo estamos haciendo también a través de acciones para devolver los infiltrados ilegales a sus países, lo que tampoco se ha hecho durante muchos años”.
“Yo estoy pidiendo una cosa e insistiendo en ello. Los ciudadanos de Israel no pueden tomarse la justicia por sus propias manos. No pueden ser involucrados en la violencia, porque el gobierno está actuando. Es nuestro trabajo resolver el problema y lo vamos a resolver. Pero les pido que respeten la ley. Somos un Estado que tiene leyes. Somos un Estado que respeta a todas las personas, sean quienes sean, y vamos a actuar para resolver este problema en el marco de la ley”.
El diario de izquierda Haaretz pidió al Presidente Shimón Peres que use su prestigio “para apagar las llamas del odio y del racismo que se propagan por Israel”. En cambio, el diario de centro-izquierda Iediot Ajaronot niega que se pueda comparar “automáticamente” este fenómeno con “el racismo”, y refleja una oposición a la llegada de inmigrantes comparable a la que existe en Europa

Israel empezó la construcción de una barrera de seguridad de 250 km a lo largo de su frontera con Egipto, para impedir la entrada de ilegales.

El diez por ciento de los habitantes de Tel Aviv son extranjeros

Uno de cada diez habitantes de Tel Aviv es extranjero, según un informe elaborado por el Centro de Información y Ayuda a las Comunidades Extranjeras, Mesila, preparado para la municipalidad de la primera ciudad judía moderna establecida sobre la costa mediterránea.
El informe fue presentado en un debate del consejo local tras la manifestación, organizada por los vecinos del barrio popular Hatikva, contra la presencia de extranjeros en su vecindario.
Cerca de 30 mil trabajadores inmigrantes viven en Tel Aviv, y al menos 10 mil solicitantes de asilo. Los extranjeros conforman el diez por ciento, de los 402 mil habitantes de Tel Aviv.
Según el informe, 75.875 trabajadores extranjeros viven en Israel, y cerca de 100 mil inmigrantes ilegales, además de 28.840 solicitantes de asilo. Los datos recolectados el mes pasado, no incluyen a los miles de infiltrados que han entrado en el país en este período.
La mayoría de los solicitantes de asilo provienen de Eritrea y Sudán, y son principalmente musulmanes, hablan tigre y árabe, aunque algunos hablan inglés. La mayoría de los extranjeros que viven en Tel Aviv, se ganan la vida limpiando casas y restaurantes, viven en los barrios del sur de la ciudad, y su promedio de edad ronda los 35 años.
La municipalidad ha notado también la diferencia socioeconómica entre los trabajadores extranjeros y los refugiados ilegales. El informe señala que los trabajadores inmigrantes conforman “una comunidad normativa y aunque está desesperada tiene una fuerte ética del trabajo”. Una gran parte de esta comunidad está formada por madres solteras que trabajan muchas horas en la limpieza, un alto porcentaje es educada y raramente están envueltos en crímenes.
En contraste, los solicitantes de asilo están definidos como una comunidad con una multiplicidad de problemas, con dificultades de comunicación y para conseguir empleo, y donde la violencia doméstica es un fenómeno común.
Desde enero de 2006, el número de familias ha crecido un 205%, y el número de niños ha aumentado un 147% .