JORGE MARIRRODRIGA
Existe en Montreal una pequeña zapatería llamada Le Marcheur, (El Caminante). Un negocio familiar que no pertenece a ninguna cadena ni gran grupo empresarial alguno. Una tienda de barrio de las de toda la vida. Toda la vida en Montreal, claro. Y quienes trabajan en ella se dedican a vender zapatos de señora a todo aquel quien quiera comprarlos. Es más, tal vez algunos de ellos hasta hace unos días hubieran sido incapaces de situar Israel en el mapa.
Pero ahora seguro que lo hacen. Y todo porque se les ha ocurrido vender zapatos de mujer cómodos y elegantes, “una rara combinación” como dice una política local. Pero claro esos zapatos están fabricados en Israel y eso es imperdonable para quienes exigen el boicot a Israel, lo israelí y quienes tienen contacto con ellos. Y así se han lanzado al bloqueo de la tienda. Bloqueo democrático, dicen, para enmascarar lo que no es otra cosa que pura y simple intimidación al mejor estilo camisa parda. Los clientes, amedrentados, ya no entran y el negocio se va a la ruina. Los dueños, que por cierto no son judíos, lo dejan claro: “nos están arruinando”.
Y en esto que otra parte de la sociedad canadiense ha reaccionado ante este ejemplo de intolerancia “democrática” en uno de los países más democráticos del mundo. Y todos los días ellos se instalan delante de la tienda para defender el negocio ante otros grupos que le recriminan la venta de un producto fabricado en Israel. Los políticos han bajado a la arena y la polémica se ha encendido. Y claro, entre tanto lío a ver quién entra a preguntar si quedan zapatos de fiesta de la talla 40.
En los países occidentales la calle (y algunos medios) está siendo tomada por grupos organizados que se dedican a la persecución metódica y minuciosa de todo lo que huela a israelí. Y vale todo incluyendo las peticiones de censura, la amenaza personal más o menos explícita y, ahora, el marcar los escaparates. Es una ola que avanza bajo la que discurre un pensamiento totalitario que nada tiene que ver con los derechos que, en su superficie, dice defender. Al fin y al cabo entre esta imagen de Canadá.
No hay tanto trecho.
Por cierto, los zapatos se llaman BeautiFeel. Helos aquí.
Fuente: SOBRE ISRAEL OPINAMOS TODOS