CARLOS A. LUCAS

El hombre cruzado de brazos enmedio del saludo nazi

La propaganda bélica alcanzó su máximo esplendor en la II Guerra Mundial, tanto en el bando aliado como en las fuerzas del eje fue usada con profusión (aquí se puede ver una gran cantidad de ejemplos usados por los aliados). Utilizada tanto como método de empuje y aliento para las propias filas, como de descrédito, desmoralización y desinformación en las lineas enemigas. La siguiente foto, sin nada fuera de lo común en apariencia, fue lanzada sobre suelo alemán, apelando a los contrarios al régimen nazi a que tomasen la misma actitud que uno de los hombres de la foto. Esta fotografía hizo famoso a August Landmessser, aunque la identidad de este hombre se supo mucho después.

August Landmesser fue trabajador de los astilleros Blohm und Voss de Hamburgo (Alemania) hasta 1938, fecha en la que fue hecho prisionero por la Gestapo, quienes lo condenaron por  Rassenschande, artículo 2 de La Ley para la Protección de la Sangre y el Honor Alemanes. Dicho artículo prohibía las relaciones sexuales extra-conyugales entre judíos y alemanes. El artículo 5 de la misma ley establecía en su apartado 2 que “el varón que viole la prohibición del artículo 2 será castigado con pena de prisión con o sin trabajos forzado”. August se casó el 21 de abril de 1935 con la mujer de ascendencia judía Irma Eckler.

En 1931 se había afiliado al NSDAP (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán) con la esperanza de poder conseguir un trabajo gracias a su pertenencia al partido, ya que en esos años dominados por la dictadura del Partido Nazi, quién no estuviera en sus filas tenía muy difícil conseguir un empleo.

En agosto de 1935, la solicitud de matrimonio de ambos fue rechazada por el origen judío de la mujer de August, por lo tanto, las dos hijas del matrimonio Ingrid e Irene nacidas en octubre del 35 y julio del 37 respectivamente nacieron ya en lo que se consideraba una deshonra para el orden social de la raza aria. Tras varos juicios, Landmesser fue definitivamente condenado a dos años y medio de trabajos forzados en el campo de concentración de Borgermoor. Su mujer Irma corrió la misma suerte después de ser condenada y fue llevada a Lichtenburg, para ser posteriormente trasladada al  de Ravensbruck (ambos solo para mujeres) donde murió en enero de 1942, como tantas otras mujeres judías en ese campo de concentración. August fue liberado a principios de 1941 y llevado a continuar sus trabajos forzados en una fábrica de coches para el ejercito. Obligado a alistarse al I Batallón de libertad condicional”999”. Desde finales de ese año no se volvieron a tener noticias de él, lo que hace pensar que muriese en alguna de las batallas en las que participó ese batallón.

August Landmesser ha pasado a la historia por una fotografía en la que se le puede ver con los brazos cruzados. Fue en la botadura del  velero (hoy Barco Escuela) de la marina alemana Horst Wessel en 1936. Ese día el Führer Adolf Hitler estaba presente en Hamburgo, cuando August, quién ya tenía problemas con la justicia, se negó a saludarlo como hicieron los miles de compañeros que tenía en los astilleros. Desde entonces este hombre es un ejemplo de coraje individual y objeción de conciencia.

Esta fotografía puede ser contemplada el centro de documentación ” Topografía del Terror” ubicado donde hasta 1945 se encontraban las centrales de la Gestapo, las SS y la Oficina Central de Seguridad del Reich Reischssicherheitshauptamt, en la antigua calle Prinz Albrecht de Berlín.
Las hijas del matrimonio Landmesser sobrevivieron a la guerra y fueron criadas en una de las innumerables casas para huérfanos que hubo en Alemania después de la II Guerra Mundial. En 1991, una de las hijas reconoció a su padre en la famosa fotografía.


Otra foto considerada una de las fotos históricas mas impactantes, es la del  joven soldado (19 años), Conrad Schuman, saltando, el 15 de agosto de 1961, la valla de alambre de púas que dividía en Berlin, a Alemania Oriental (pro URSS), de Alemania Occidental (Pro EEUU).

Conrad estaba encargado de vigilar la frontera para que ningún ciudadano alemán oriental huyera hacia Alemania Occidental. Se estaba erigiendo a toda velocidad, el muro de Berlin como mecanismo de control. Seguramente, a medida que miraba venir y crecer el muro, Conrad comprendió la magnitud de lo que eso significaba. Decidió saltar antes que fuese tarde. El fotógrafo Peter Leibing captó ese momento histórico.

Su salto inició una ruta que concluyó el 9 de noviembre de 1989, con el derribamiento del muro de más de 100 kilómetros que se prolongaba más allá de los límites de Berlín y con la reunión de Alemania desde 1990. Conrad dio el primer paso contra el muro, desde el día que se inició la construcción del muro.

Wael Ghonim, de 30 años, es director de Mercadeo de Google para Medio Oriente y Norte de África. Este joven, siendo testigo de las primeras movilizaciones en Egipto, en 2008 quedó impactado de la forma que fue asesinado el también joven Jalil Said, activista muerto a golpes a la salida de un cibercafé en El Cairo, por los servicios de seguridad de Mubarak y dirigidos por Suleiman, el oficial de seguridad nombrado vice presidente y hoy flamante “Presidente” de Egipto por Hosni Mubarak.

Wael  Ghonim, decidió no dejar pasar más la violencia del régimen y lanzó una página en Facebook: “Todos somos Jalid Said”; desde allí, no cesó de llamar al rescate de Egipto y denunciar al gobierno de Mubarak. Este régimen, no soportando las críticas y llamados de Ghonim, queriendo silenciarlo y amedrentarlo, lo mandó a echar preso, con los tratamientos de golpes e insultos acostumbrados. Mientras, el pueblo y especialmente los jóvenes en las calles y poblados, sufrían la represión más dura, hasta completar más de 300 muertos en unos pocos días de esos fines de enero 2011. Ghonim fue entrevistado y rompió a llorar cuando le enseñaron las fotografías de los activistas asesinados mientras él estaba prisionero. Su explosión de rabia y dolor conmovió al pueblo egipcio, quien lo recibió como héroe en la Plaza de la Liberación  de El Cairo: “Son ustedes, los de la calle,los únicos héroes”, les dijo Ghonim.

CONFIDENCIAL