ENRIQUE RIVERA

Al filo delas 19:15 hrs., sólo quedaban algunos detalles para finiquitar los preparativos para el concierto de Mosh Ben Ari: instrumentos, luces, sonido, disposición de las mesas. El Hookah lucía amplio y espacioso. Los organizadores, el equipodel restaurant e incluso los músicos, parecían algo nerviosos.

Afuera, ya comenzaba a formarse una incipiente fila, que no llegaba a la docena. Momentos después llegó el cantante, luciendo sus rastas y su alegría por estar en México: levantó leves murmullos en el corredor cuando iba entrando y poca gente lo reconoció.

El tiempo pasó, al igual que unos tragos y la cena. Cerca de las 20:45 hrs, Vivi Veskin dio la bienvenida a todos los asistentes a este evento, donde -cosa rara- los jóvenes eran una aplastante mayoría. No ocultó su alegría al ver el restaurante lleno y explicó que éste era un evento más de los Festejos del 90 Aniversario de la Kehilá Ashkenazi de México. La música y la voz de Ben Arí fueron llenando el recinto, los jóvenes israelíes y mexicanos iban coreando y repitiendo parte de sus melodías.

Cuando subió el calor, el baile fue el invitado personal. En ciertos sectores de la estancia se podía uno sentir en Tel-Aviv, Gan Shmuel o Haifa. El hebreo corría libremente, mientras la música continuaba alegrando los corazones y exaltando los sentidos. Cabe mencionar que la música de Mosh es una combinación de Reggae con sonidos propios del medio oriente…

Pero, quien se va a fijar en eso, cuando el cuerpo es llevado or la música y todos nos quedamos un poco con el sabor del Eretz Tropi Yafa (La hermosa Tierra Tropical)*.

*Traducción al hebreo de una vieja canción brasileña.