FUNDACIÓN HADAR

Encontré esta perlita del 2009. Tomé la decisión de publicarla justo ahora que parece estar de moda criticar a dictadores públicamente cuando están a punto de caer. Este post va dedicado especialmente a los hipócritas de izquierda que se llenan la boca de acusaciones contra los gobernantes europeos que hicieron negocios con el dictador libio (como esta y tantos otros mandatarios de muchos países), pero olvidan que hay una diferencia fundamental entre hacer la vista gorda ante los crímenes de un régimen totalitario (como hizo la mayoría del mundo) con ser un amigo y aliado ideológico del mismo (como el caso del Führer venezolano, tan defendido por ciertos medios que ahora se la pasan criticando a los dictadores árabes, así como también los cómplices por omisión que actualmente callan ante la revuelta libia por tratarse de una dictadura enemiga de Estados Unidos). Como dice Amos Oz: “Quien no distingue entre los distintos grados del Mal, se convierte en un servidor del Mal”.
Nada es casualidad. Tampoco es casualidad que para estos patéticos y dementes dictadores tercermundistas su referente a seguir sea la revolución china (Mao Zedong, el asesino de masas más grande de la historia, mató más gente que la Alemania Nazi), la revolución cubana (la única y más longeva dictadura presente en el hemisferio occidental), la revolución de Khadaffi y la revolución islámica iraní (que dio como resultado una de las teocracias más salvajes y retrógradas de la humanidad), entre otras.
Tampoco es casualidad que ahora esté por caer el régimen libio (créanme que, aunque el enfermo coronel logre reprimir la actual revuelta, solo extenderá brevemente su inevitable caída), pues, al igual que todos los otros socialismos que van de la mano con la tiranía (llámese “real”, “nacional”, “soviético”, “cultural”, “jamahiriya”, “islamista” o su hermano “bolivariano”), la historia marcha inexorablemente hacia su completo y absoluto fracaso (parafraseando al antisemita Karl Marx).
Tarde o temprano, por más estable que aparente ser, ningún régimen autoritario puede sobrevivir sin la aprobación de su pueblo, por eso es que los únicos gobernantes que pueden dormir tranquilos en estos días, son aquellos elegidos por sus ciudadanos en sufragio universal cada dos, cuatro o seis años. El resto es solo cuestión de tiempo.
Para muchos de nosotros no es nada nuevo que Khadaffi es un dictador paranoico que comete crímenes de forma constante (sobre todo contra su propia gente) para mantenerse en el poder. Tampoco es casualidad que Libia es un país que apoya el terrorismo (solo se calmó en 2003, cuando Khadaffi vio que un dictador poderoso como Saddam Hussein podía caer en un par de días si el mundo libre se proponía derrocarlo). No es noticia que organizaciones terroristas de todo tipo tenían sus principales bases y se entrenaban en Libia (OLP, FPLP, ETA, IRA, Ejército Rojo Japonés, Baader-Meinhof, Montoneros, Sendero Luminoso, etc). No es novedad ni sorprende que Libia haya tenido las mejores relaciones con Venezuela, Siria, Bielorrusia, Corea del Norte, Irán y otros regímenes que descubriremos que no son democráticos cuando a la prensa se le ocurra criticarlos en medio de una revuelta popular a punto de destruirlos.
¿Verdad? ¿Honestidad? ¿Justicia? ¿Democracia? ¿Igualdad? ¿Libertad? ¿Derechos Humanos? ¿Paz? Esas son solo bonitas palabras que algunos utilizan para pegarle a los yankis y otros utilizan por puro oportunismo mediático. Pero en realidad, les importa poco a todos con muy pocas excepciones. Tal como lo prueba este video.