RODICA RADIAN GORDON*

Esta semana, Israel es el país invitado de honor en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).

El cine israelí tuvo un modesto inicio en los años 50, y se desarrolló como cine popular a finales de los años 60 y 70, con el toque de creación personal de sus cineastas. Una transformación fundamental ocurrió en los años 80, cuando además de la historia que relataba, los directores comenzaron a poner mayor énfasis en los componentes estéticos de la producción cinematográfica.

En las últimas décadas, la producción cinematográfica en Israel es realizada por creadores personales, cada uno en busca de su camino singular, generando así una gran variedad de géneros, que van desde las que tratan abiertamente cuestiones políticas hasta los que se ocupan de la dimensión “normal” de la sociedad y del “simple” relato humano.

Las películas logran describir los complejos rostros de la sociedad israelí y asumen con gran valentía  el análisis de su realidad – ya sea de la relación entre los soldados durante un estado de guerra, como la película “Beaufort”, que se enfoca en la temática de las tropas israelíes en el sur de Líbano, meses antes de su retirada en el año 2000, o de la guerra en sí, como (en) la película “Vals con Bazhir”, ganadora en el Festival de Cannes, y nominada en la categoría de la mejor película extranjera en los renombrados premios “Oscar”. Destaca también  la película “Líbano”,  ganadora en el Festival de Venecia y proyectada durante el 25º FICG,  y de igual modo  el retrato de   la complejidad de las relaciones entre judíos y árabes  que se proyecta en películas tales como “Ajami”, y “El limonero”, entre otras.

En la película  “La visita de la banda” se ven las relaciones entre israelíes y egipcios a la luz de la periferia israelí. Otros temas complejos abordados son la sociedad ultra-ortodoxa o de los migrantes trabajadores que aparecen en “Salsa en Tel-Aviv”, una producción israelí-mexicana que se presentará en el FICG26, así como  las relaciones  lésbico-gay de “Yossi y Jagger”.

La industria cinematográfica en Israel refleja el vibrante discurso político que se lleva a cabo entre las diferentes corrientes de la sociedad israelí, ya que algunos de los cineastas a veces utilizan sus obras para expresar  las posiciones políticas con las que  se identifican.

Durante la última década el cine israelí  ha logrado despertar un gran interés fuera de Israel. Las películas  de creadores israelíes, como Amos Gitai y Eran Riklis, uno de  los invitados a la FICG26, participan en los festivales más importantes del mundo y son merecedores de prestigiosos premios, tales como el del Festival de Cannes, la Palma de Oro e incluso nominaciones al Oscar. También las actrices israelíes son exitosas en el extranjero, incluyendo Hollywood, lideradas por Natalie Portman, Ayelet Zurer y Ronit Elkabetz, entre otras.

Cabe mencionar la película en la categoría de documental de cortometraje ganadora del Oscar en el 2011, “Strangers No More”, que a pesar de ser una película norteamericana, se ocupa de una escuela especial en su tipo, en la que estudian los hijos de los trabajadores migrantes a Israel.

Bajo este contexto, comenzó en Jerusalén una iniciativa llamada “Jerusalén Film Lab”, a la cabeza de uno de los más prestigiosos realizadores israelíes Renen Schorr. La intención es ayudarse de las organizaciones no-gubernamentales, al igual que del gobierno israelí, para crear un taller anual de cine internacional con clases magistrales, y becas que se otorgarán a creadores selectos de todo el mundo,  para que filmen sus películas en Jerusalén.

Iniciativas como ésta ya existen en el mundo, pero se desarrollan más en el continente americano o en Europa. El “Jerusalem Film Lab” espera animar a los jóvenes talentos israelíes e internacionales y acompañarlos en todas sus etapas de producción hasta lograr el producto final – su película.

Embajadora del Estado de Israel en México

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