Fredel Saed

A través de los años vamos cambiando y con el paso del tiempo vamos modificando nuestra forma de actuar, hablar, comunicarnos, pensar; nos adaptamos a lo que presenciamos. Somos una sociedad en constante cambio, estos cambios pueden ser cambios positivos y/o negativos, pero yo mencionaré un cambio que ha modificado a toda nuestra comunidad; un cambio que hoy en día nos maneja por completo y probablemente la definición correcta no sea cambio: yo la llamaría “fenómeno. Juzguen ustedes mismos y analicemos en lo que nos hemos convertido.

Estamos pasando por una época en la que ya no preguntamos “¿cuáles son tus pasiones?”o “¿qué  te gusta hacer?”. Hoy en día ya preguntamos “¿cuánto ganas?” o “¿cuál es el negocio de tu papá?”, dos preguntas que parecen tan sencillas, pero son más peligrosas de lo que puedes imaginar. Esto nos ha llevado a convertirnos en una sociedad materialista y superficial; una sociedad en la que, si tienes una Blackberry o un iPhone eres “cool”, si vives en Bosques de las Lomas eres popular y claro, si tu ropa es la más cara, te ves bien.

Si hemos sido perseguidos toda la vida y nos han corrido de muchos lugares, si sabemos que la gente tiene cierto resentimiento hacia nosotros ¿porqué no hacemos algo por cambiar nuestra actitud?, ¿porqué seguimos presumiendo los mil y un viajes que hacemos al año? O pedimos en el antro de moda el champagne más caro para que lo traigan con  luces de bengala y, por qué no, nos pongan un seguidor hasta nuestra mesa durante una canción para que todos sepan que ahí se pidió esa botella. No quiero decir que está mal hacerlo, simplemente creo que la actitud a veces no es la correcta; la manera de dirigirnos hacia la gente es grosera y la forma de ver a los demás suele ser un poco despectiva.

Analicemos un poco la manera en la que pedimos  un café cuando vamos con los amigos. Nos sentamos con los pies arriba de la silla, nos fumamos un cigarro y llamamos al mesero levantando la mano, pero en ningún momento lo volteamos a ver. Cuando el mesero llega a la mesa, seguimos platicando sobre lo que queremos pedir y otros  temas más, hablamos en un tono un tanto alzado, toda la gente del lugar se entera de qué estamos hablando y cuando decidimos qué queremos pedir, lo pedimos sin ni siquiera voltear al ver al mesero; no decimos ni “por favor”, ni “gracias”.

Y probablemente no todos seamos así, posiblemente algunos sí decimos “por favor” y “gracias”. El problema no está en las palabras utilizadas, está en el tono del mensaje. Bien dicen que “en el pedir está el dar”. Así que no esperemos que nos traten bien en un lugar, si el tono que utilizamos es prepotente y alzado.

Insisto, no está mal tener dinero y poderlo gastar en lo que queramos; lo que está mal es presumirlo y llamar la atención de otros por nuestros lujos. No está mal tener poder, qué padre poder manejar necesidades básicas para el ser humano como son la comida y la ropa; lo que no está bien es abusar de ese poder.

Yo te invito a ti lector, a que hagas un cambio en tu vida, no dejes que este fenómeno conocido cono “dinero “maneje tu vida; no permitas que este fenómeno te convierta en alguien superficial y materialista, que en vez de buscar intelecto, inteligencia o pasiones en otras personas , busques un buen coche, un celular lindo o ropa de marca. Inténtalo, no pierdes nada. Al contrario, tu vida se va a llenar de diferente manera