MAY SAMRA

Líbano 1976_ Como la enseñanza del  colegio judío al que yo asistía en Beirut solamente llegaba hasta la secundaria, mis padres tuvueron a bien inscribirme a un colegio de monjas ( College des Soeurs de Besancon) para cursar la preparatoria.

En la primera clase de geografía, nuestro libro de texto en árabe, editado en el Líbano, ostentaba un pequeño error: no aparecía Israel en el mapa. El profesor pidió se corrigiera, a lápiz, esta omisión, y  se colocara, como fuera posible debido al tamaño del espacio, al nombre del Estado judío de vuelta al mapa. Unas alumnas palestinas, que residían en Líbano, protestaron contra dicha intervención del maestro, diciendo que Israel era un país enemigo y que pronto desaparecería. El maestro respondió: ” Lo quieran o no, Israel existe. Se ha ganado su lugar como  parte de la Comunidad de las Naciones. Negar su presencia en el mundo no lo hará desaparecer”.

Al día siguiente, aparecieron por todo el colegio carteles  con la imagen del profesor con un ojo cubierto al estilo Moshe Dayan (eran los setenta), en señal de protesta de las alumnas. Las monjas reaccionaron acorde a la ética y las alumnas responsables fueron expulsadas del Colegio. Israel cobraba vida en mi libro y en mi corazón.

Esta semana recordé esta anécdota, cuando Enrique Rivera, editorialista de Enlace Judío, realizó el reportaje en la Feria de las Naciones Amigas que se exhibe sobre nuestra bellísima avenida Reforma. Al pasar por el Pabellón palestino, encontró colgados varios mapas del Medio Oriente … que carecían del Estado de  Israel. No les contaré más de lo sucedido (se puede leer en el artículo “Feria de las Naciones ¿Amigas? 2011”), pero me quedó claro que la postura de los palestinos no ha cambiado en gran medida desde 1976, no obstante los acuerdos, tratados y otras nimiedades.

De aquel episodio, me quedan dos lecciones. La primera, que las fronteras son importantes y hay que delimitarlas con cuidado: cada centímetro del Estado judío ha sido ganado con sangre y lágrimas. La segunda: negar lo existente nunca ha sido propositivo ni útil.