ALEX SAFIAN (fragmento)

Si los palestinos declararan su Estado en este año, esta sería al menos la tercera vez que lo hacen. La primera fue en 1948, cuando el Alto Comité Árabe (con la pretensión de que representaba al pueblo palestino) aprobó la siguiente:

Proclamación de la independencia de Palestina por el Alto Comité Árabe y los representantes de la Asamblea Palestina en el Congreso (1º de octubre de 1948):

Actuando en base al derecho natural e histórico del pueblo árabe de Palestina a la libertad y a la independencia, un derecho por el cual los árabes han derramado la sangre más noble y por el cual han luchado contra las fuerzas imperialistas, que, junto con el sionismo, se han asociado para enfrentar (a este pueblo) e impedirle que ejerza ese (derecho).

Nosotros, los miembros del Consejo Nacional Palestino, reunidos en la ciudad de Gaza, proclamamos este día, el día 28 de Dhi al-Qi’da, 1367 (A.H.), que corresponde al 1º de octubre de 1948, la plena independencia de toda Palestina, que está delimitada por Siria y Líbano en el norte, Siria y Transjordania en el este, el mar Mediterráneo en el oeste y Egipto al sur, así como el establecimiento de un estado libre, democrático y soberano. En este (Estado) los ciudadanos disfrutarán de sus libertades y sus derechos, y (este Estado) marchará hacia delante, en un espíritu fraternal, junto a sus estados hermanos árabes, con el fin de construir la gloria árabe y servir a la civilización humana. (Al hacer esto, ellos) estarán inspirados por el espíritu de la nación y su gloriosa historia y decidirán mantener y defender su independencia. Dios puede dar testimonio de lo que decimos. (Los Estados Árabes y la Liga Árabe: Un registro documental, Vol. 2: Asuntos Internacionales, Palestina, p. 579, Doc. 261; Muhammad Khalil, ed.; 1962, Khayats Press, Beirut)

En forma similar, el 15 de noviembre de 1988, en una reunión del Consejo Nacional Palestino en Argelia, la Organización para la Liberación de Palestina declaró un estado palestino independiente, proclamando en parte que:

Dado que el pueblo palestino reafirma definitivamente sus derechos inalienables en la tierra de su patrimonio:

Ahora, en virtud de los derechos naturales, históricos y legales y los sacrificios de generaciones consecutivas que dieron sus vidas en defensa de la libertad y la independencia de su patria;

En cumplimiento de las Resoluciones adoptadas por las Conferencias de la Cumbre Árabe y con base en la autoridad conferida por la legitimidad internacional tal y como se manifiesta en las Resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas desde 1947;

Y en el ejercicio del pueblo árabe palestino de sus derechos de autodeterminación, independencia política y soberanía sobre su territorio,

El Consejo Nacional Palestino, en nombre de Dios, y en nombre del pueblo árabe palestino, por este medio proclama el establecimiento del Estado de Palestina en nuestro territorio palestino con su capital en Jerusalén (Al-Quds Ash-Sharif).

El Estado de Palestina es el estado de los palestinos dondequiera que estén…

El Estado de Palestina es un estado árabe, una parte integral e indivisible de la nación árabe, unido con esa nación en el patrimonio cultural y la civilización y también en su aspiración de emancipación, progreso, democracia y unidad.

Como respuesta, la Asamblea General de las Naciones Unidas invitó al líder de la OLP, Yasir Arafat, a dirigirse a la organización, la cual aprobó luego A/RES/43/177 (15 de diciembre de 1988), que manifestaba en parte que:

La Asamblea General,

Habiendo examinado el asunto titulado “La cuestión de Palestina”,

Volviendo a su resolución 181 (II) del 29 de noviembre de 1947, en la cual, entre otras cosas, solicitó la creación de un Estado árabe y un Estado judío en Palestina…

1. Reconoce la proclamación del Estado de Palestina efectuado por el Consejo Nacional Palestino el 15 de noviembre de 1988:

La resolución se aprobó en una votación de 104 a 2, con 36 abstenciones.

Si la Asamblea General hiciera una votación para apoyar o reconocer otra declaración palestina de Independencia, existen pocas dudas acerca de que habría una mayoría a favor desproporcionadamente similar.

¿Sería válida una declaración unilateral del Estado palestino en virtud del derecho internacional?

Como se mencionó anteriormente, las Naciones Unidas no garantizan el Estado; de hecho, ninguna organización ni entidad lo hace. Y aunque los palestinos siempre pueden declarar su Estado una vez más, esto no lo convierte en un Estado.

Bajo el derecho internacional hay requisitos específicos para que una entidad política se considere un Estado, los cuales se codificaron en la Convención de Montevideo (Convención sobre los Derechos y Deberes de los Estados, 1933)

Los siguientes son los artículos más importantes de esta convención:

ARTÍCULO 1

El Estado, como una persona de derecho internacional, debe tener las siguientes condiciones: a) una población permanente; b) un territorio definido; c) un gobierno; y d) la capacidad de entrar en relaciones con otros Estados.

ARTÍCULO 2

El Estado Federal constituirá una sola persona a los ojos del derecho internacional.

ARTÍCULO 3

La existencia política del Estado es independiente de su reconocimiento por otros Estados. Incluso antes del reconocimiento el Estado tiene el derecho de defender su integridad e independencia, hacer posible su conservación y prosperidad y, por consiguiente, organizarse como lo estime conveniente, legislar según sus intereses, administrar sus servicios y definir la jurisdicción y competencia de sus tribunales.

El ejercicio de estos derechos no tiene más limitación que el ejercicio de los derechos de otros Estados de conformidad con el derecho internacional.

Más recientemente, al decidir asuntos relacionados con la fragmentación de Yugoslavia, la Comisión de arbitraje de la Conferencia sobre Yugoslavia (coloquialmente conocida como el Comité de arbitraje de Badinter, 1991) adoptó requisitos similares.

Bajo estos criterios el territorio bajo el control de los palestinos no constituye un Estado. Esto se debe en primer lugar a que en virtud de los Acuerdos de Oslo y los convenios posteriores, la AP tiene una autoridad temporal y una autonomía limitadas. La Autoridad Palestina no tiene, en ningún sentido, un control gubernamental sobre una población permanente, ni tampoco tiene control sobre un territorio definido; ambas situaciones se deben a que su control es limitado y a que el tamaño de su territorio soberano debe definirse mediante negociaciones con Israel. Por otra parte, la Autoridad Palestina tampoco tiene la capacidad de suscribir relaciones genuinas con otros Estados, ni en virtud de los acuerdos ni en la práctica.

Además, la declaración de Independencia de los palestinos en 1988, que según ellos todavía está en vigor, registra como ciudadanos palestinos a los “palestinos dondequiera que estén…”

Contrariamente a los requisitos legales para establecer un Estado, esta es una población indefinida, sobre la cual, en muchos casos, la Autoridad Palestina (e incluso la OLP) no tiene absolutamente ninguna autoridad de facto. La declaración de 1988 también es ambigua (o quizás demasiado clara) con relación a la extensión a las reivindicaciones territoriales palestinas. Ésta proclama:

El establecimiento del Estado de Palestina en nuestro territorio palestino con su capital en Jerusalén (Al-Quds Ash-Sharif).

¿Qué es exactamente “nuestro territorio palestino” y exactamente cuál porción de Jerusalén reclaman? En cualquier caso, ninguna entidad palestina tiene control sobre todo este territorio o sobre Jerusalén, por lo que de nuevo no satisfacen los requisitos necesarios para crear un Estado.

La conclusión es que sólo a través de negociaciones de buena fe con Israel los palestinos pueden tratar estas cuestiones y lograr la condición de estado.

¿Cuáles son los “Términos de referencia” que proponen algunos miembros del Cuarteto?

Ante el estancado proceso de paz, que se produjo por la negativa palestina a negociar con Israel, el Reino Unido, Francia y Alemania han estado proponiendo “términos de referencia internacionales” como una forma de inducir a Abbas a reanudar el diálogo. Estos términos proponen las fronteras de 1967 como un punto de partida, en violación de la Resolución 242, y apoyan que Jerusalén sea la capital de ambos Estados. Estos países también han estado presionando a los demás miembros del Cuarteto a incorporarse a su iniciativa.

El secretario del exterior británico William Hague, en un discurso pronunciado el 30 de marzo de 2011, con motivo de los “Sesenta años de relaciones diplomáticas británico-israelíes”, describió la iniciativa en estos términos:

En resumidas cuentas, el Proceso de Paz no debe volverse una víctima de la incertidumbre en la región. Hacemos un llamamiento a los israelíes y a los palestinos para que se comprometan con urgencia a sostener negociaciones en base a principios claros y con el apoyo de la comunidad internacional.

El Reino Unido, junto con Francia y Alemania, hemos establecido nuestras opiniones sobre lo que estos principios deben ser: dos Estados para dos pueblos en base a: las fronteras de 1967 con intercambios de tierra equivalentes, los arreglos de seguridad que protejan a Israel y a la vez respeten la soberanía palestina poniendo fin a la ocupación; una solución convenida justa y realista para los refugiados y Jerusalén como la capital de ambos Estados.

Hacemos un llamamiento a los Estados Unidos y al Cuarteto para que presenten principios claros sobre esta base tan pronto como sea posible y a ambas partes para que reanuden las negociaciones con el fin de que aborden los asuntos relativos a las condiciones finales. Se ha hablado sobre si soluciones provisionales serían suficientes. Pero yo no creo que estas serían suficientes. Se deben resolver los pormenores de las condiciones finales.

Queremos ver avances para septiembre.

El enfoque de Hague tiene una serie de problemas. Primero, estos “árbitros” del Cuarteto que supuestamente van a supervisar el proceso de paz entre Israel y los palestinos, al parecer ahora quieren ser parte del juego.

Pero si sus esfuerzos para lograr la paz fallan, sus “términos de referencia” se volverán el punto de partida del siguiente esfuerzo para lograr la paz, y por lo tanto el punto de partida para hacer demandas adicionales a Israel. Precisamente para evitar esta trampa el presidente Clinton, muy sabiamente, nunca presentó oficialmente su mapa en Camp David; dijo que su propuesta debería ser el inicio de la paz, no el inicio del siguiente proceso de paz.

Y como el objetivo es traer a Abbas de regreso a las negociaciones, él no va a aceptar tan fácilmente su propuesta; él negociará con los europeos en vez de con Israel. Y los europeos se verán presionados a endulzar su oferta a expensas de Israel o a resignarse al fracaso.

Además de que los “términos de referencia” presentan problemas de base, también presentan problemas específicos. Por ejemplo, los términos atienden sólo las inquietudes palestinas, requieren acciones sólo por parte de Israel y no les exigen nada a los palestinos; no incluyen la aceptación palestina de Israel como Estado judío, no consideran una declaración directa de los palestinos a su propia gente comunicándoles que el conflicto terminó y que no se le harán exigencias adicionales a Israel, no se exige a los palestinos detener la provocación contra Israel, no se exige que todas las milicias, tales como Hamas y la Jihad Islámica se desarmen.

A este respecto, cabe mencionar que cuando los británicos negociaban para terminar la violencia sectaria en Irlanda del Norte, insistían en que como parte de las negociaciones y antes de su finalización, el IRA (ejército republicano irlandés) y los “grupos paramilitares asociados” deberían “retirarse del servicio activo”, lo que implica el desarme total y verificable. Esto ocurrió finalmente en 2005, lo que llevó a la declaración siguiente del entonces primer ministro británico Tony Blair:

Este es un avance importante en el proceso de paz que hemos estado esperando por mucho tiempo.

Los gobiernos británicos posteriores han procurado un retiro definitivo y completo del IRA por más de 10 años. El incumplimiento de esto se ha convertido en un impedimento importante en el avance del proceso de paz.

Actualmente se logró por fin. Y hemos dado un paso importante en la transición del conflicto a la paz en Irlanda de Norte.

Aunque los británicos insistían en que el IRA retirara sus armas como una condición para continuar el proceso de paz, no contemplan tales exigencias con respecto a las armas mucho más mortíferas en manos de los grupos terroristas palestinos. Esto es así a pesar del hecho de que aunque el IRA nunca cuestionó el derecho de Gran Bretaña a existir, esta es precisamente la posición de Hamas, la Jihad Islámica, etc. con respecto a Israel.

Además, los “arreglos de seguridad que protegen a Israel mientras respeten la soberanía palestina” que se han propuesto, sólo pueden ser causa de una profunda inquietud para Israel, en vista de los fallidos “arreglos de seguridad” y otras disposiciones de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Se suponía que esa resolución, aprobada en 2006 como consecuencia de los enfrentamientos en Líbano, provocado por los ataques de Hezbollah contra Israel, llevaría al desarme de Hezbollah y a la puesta en funcionamiento del Ejército libanés por todo el país, en particular cerca de la frontera con Israel; en este proceso, con la ayuda de las fuerzas de la ONU, las tropas de la FINUL, se desplazaría a las fuerzas de Hezbollah.

A pesar de las promesas solemnes de la “comunidad internacional” no ha sucedido nada semejante, y de acuerdo con informes fidedignos las fuerzas armadas de Hezbollah están más fuertes y mejor armadas que nunca antes. Las tropas de FINUL que supuestamente deberían limitar y desarmar a Hezbollah son ineficaces.

Por lo tanto, los “arreglos de seguridad” que los europeos le prometen a Israel pueden ser una fuente de zozobra en lugar de tranquilidad.

Aunque proponen “términos de referencia”, ¿cuáles son las posiciones de estos líderes con respecto a la UDI palestina?

La canciller alemana, Angela Merkel en un 5º artículo escrito en mayo, indicó su firme y constante oposición a cualquier maniobra unilateral palestina:

La canciller alemana, Angela Merkel, advirtió sobre el peligro que representaba el reconocimiento unilateral de un Estado palestino durante las conversaciones con el presidente palestino Mahmoud Abbas efectuadas el jueves en Berlín.

“No creemos que las medidas unilaterales sean útiles”, dijo la canciller, al tiempo que alentaba un regreso “urgente” a las negociaciones de paz entre Israel y los palestinos.

Sin embargo, en el mismo artículo se cita al presidente francés Nicolas Sarkozy, quien dijo que Francia bien podría apoyar una UDI palestina:

El presidente Francés Nicolas Sarkozy declaró anteriormente al diario francés l’Express: “Si el proceso de paz está virtualmente muerto en septiembre, Francia tomará su responsabilidad en el tema del reconocimiento del estado palestino”.

Y los británicos se bambolean. Según un informe del 4 de mayo de 2011 en el Guardian, el Reino Unido ahora apoya una declaración unilateral palestina a menos que Israel reanude las negociaciones en los términos palestinos:

Gran Bretaña está dejando claro que podría avalar una declaración de Abbas si Israel se niega a tomar parte en negociaciones de paz sustanciales con los palestinos para crear una solución de dos Estados. (David Cameron a Israel: incorpórense a las conversaciones o yo podría apoyar la declaración de independencia)

Esto es un cambio en la posición británica con respecto a hace algunos meses, según la declaración de Matthew Gould, el embajador británico en Israel, quien dijo que su país apoya la independencia de un Estado palestino pero se opondrá y no reconocerá ninguna declaración unilateral palestina:

… la forma de lograr esto es a través de negociaciones. Este es un conflicto que sólo se puede resolver a través de una solución negociada.

No obstante, al igual que con la declaración anterior y el voto de la ONU, es poco probable que una declaración unilateral palestina, ahora acompañada de un voto a favor de la Asamblea General de la ONU, pueda poner fin al conflicto.

Por el contrario, un escenario más probable es que con el control de Hamas en Gaza y el control palestino parcial en Cisjordania, una UDI provocaría más y no menos violencia y conflicto; además, podría encender enfrentamientos a gran escala.

¿Se justificaría el unilateralismo palestino? ¿Quién se ha negado a negociar, Israel o los palestinos?

Contrariamente a la acusación de que Israel se ha negado a negociar con los palestinos en forma seria y abierta, el líder palestino Mahmoud Abbas es quien se ha negado a negociar seriamente con Israel a partir de su negativa a aceptar las propuestas de largo alcance de Ehud Olmert en septiembre de 2008.

El plan de Olmert habría anexado los principales asentamientos israelíes a Israel y a cambio habría cedido territorio israelí a los palestinos y habría dividido Jerusalén.

Numerosos asentamientos que incluyen Ofra, Elon Moreh, Beit El y Kiryat Arba se habrían evacuado, y Hebrón se habría abandonado. Decenas de miles de colonos se habrían desplazado por la fuerza. Olmert incluso asegura haber alcanzado un acuerdo preliminar con Abbas sobre los refugiados y el reclamo palestino de un “derecho de retorno”.

Al final Abbas se negó a decir que sí. (Olmert: Abbas nunca respondió a mi oferta de paz, Ha’aretz, 14 de febrero de 2010)

Más recientemente, Abbas descartó el congelamiento de los asentamientos por 10 meses del primer ministro Netanyahu porque consideró que no tenía sentido; después de que transcurrieran nueve meses, indicó que era crucial que el congelamiento de los asentamientos fuera ininterrumpido, lo que exigió como un prerrequisito para reanudar las negociaciones.

Si los líderes palestinos no consideran realmente unas propuestas de paz serias, ¿entonces qué es lo que planean?

La estrategia palestina realmente es bastante clara. Negociar y aceptar un acuerdo de paz implica al menos algunas concesiones palestinas puestas sobre papel; como por ejemplo decir que aceptan el derecho de Israel a existir, o mejor aún, decir que aceptan el derecho de Israel a existir como un Estado judío. O, como mínimo, decir que con un acuerdo de paz el conflicto terminó, y no habrá más demandas palestinas contra Israel.

Arafat no lo haría, Camp David y Taba lo atestiguan, y aparentemente Abbas no lo hará tampoco.

En términos sencillos, pareciera que los palestinos simplemente no tendrán un sí por respuesta.

En lugar de esto, su plan parece ser deslegitimizar y demonizar a Israel y convertirlo en un paria internacional por el sólo hecho de ser un Estado judío. Cuando este proceso de demonización alcanzara una masa crítica, tratarían de lograr que la ONU y los europeos le impusieran condiciones unilaterales a Israel, ya sea con el beneplácito o con la participación de los Estados Unidos.

Después de que estas condiciones unilaterales se aprobaran o se acordaran, el precio de la negativa israelí sería un BDS: boicot, desinversión y sanciones, como en el modelo Apartheid de Sudáfrica.

Aparentemente los líderes palestinos sienten que esa masa crítica se ha logrado ahora y que es el momento adecuado para conseguir un estado, reconocido, al menos, por los europeos y las Naciones Unidas, sin llegar a ningún acuerdo y sin poner fin al conflicto.

Y posteriormente, como Estado Palestino, podrán continuar presionando para lograr concesiones de Israel, entre éstas el denominado Derecho de Retorno; además, podrán continuar demonizando a Israel, acusándolo de oprimir al nuevo Estado en relación con los refugiados, el agua o una gran cantidad de otros pretextos para mantener vivo el conflicto.

Si alguna vez, como una respuesta a los constantes ataques terroristas lanzados desde el Estado de Palestina, las fuerzas israelíes cruzaran la “frontera” para ocuparse de los perpetradores e impedir ataques futuros, esto se describiría como una invasión a una país soberano y un acto de guerra.

Y es probable que Israel será considerado culpable de provocar los ataques palestinos al no acceder a sus exigencias de más territorio israelí, más agua israelí, etc.

REVISTA DEL MEDIO ORIENTE