EL PAÍS Y YNET

Sammy Ofer, el hombre más rico de Israel, ya no hablará. Murió el jueves por la noche, a los 89 años, bajo la sospecha de haber participado en misteriosos contactos mercantiles entre dos enemigos tan feroces como Israel e Irán. Estados Unidos le acusó el mes pasado de vulnerar las sanciones internacionales sobre el régimen iraní, pero el Gobierno de Benyamin Netanyahu ha impedido un debate parlamentario sobre el asunto por razones de “seguridad” e insiste en que Ofer prestó “grandes servicios al sionismo”.

Cuando Washington anunció que el mayor magnate israelí, y una de las principales fortunas del mundo, había comerciado con Irán la sorpresa fue mayúscula. Era algo más que un escándalo empresarial: parecía una traición en toda regla, dada la virulencia con que Israel denunciaba el programa nuclear iraní y proclamaba la necesidad de ahogar económicamente al régimen de los ayatolás como último recurso antes de un ataque militar. Pero aún faltaba otra sorpresa: los indicios de que los servicios secretos israelíes conocían las actividades de las empresas de Ofer y, por razones desconocidas, las respaldaban.

El Departamento de Estado acusó a la empresa Tanker Pacific Management, con sede en Singapur y perteneciente al grupo de los hermanos Ofer, de haber hecho negocios con la naviera estatal iraní, y puso en una “lista negra” al “holding” israelí por vulnerar las sanciones vigentes sobre Irán. El grupo de Ofer negó rotundamente las acusaciones y subrayó que el Gobierno de Israel podía dar garantías de su buen comportamiento. El domingo pasado, sin embargo, se conocieron nuevos detalles: Tanker Pacific Management también se había ocupado de transportar petróleo iraní durante casi una década. Mientras el Gobierno de Israel pedía a la ONU y a Estados Unidos que prohibiera todo trato comercial con Irán, la mayor empresa israelí hacía negocios con el enemigo.

El periodista Mickey Rosenthal ya había dirigido en 2008 un documental, llamado “El método Shakshuka” (un plato típico de huevos con tomate), en el que acusaba a Sammy Ofer y a su hermano Yuli de corrupción y de mantener lazos encubiertos con el Estado israelí.

El martes, el Comité de Asuntos Económicos de la Knesset (Parlamento) decidió debatir los lazos comerciales de Ofer con Irán. Al cuarto de hora de iniciarse la sesión, el presidente del comité, Carmel Shama-Hacohen, recibió una nota y clausuró de inmediato la reunión sin dar explicaciones. Shama-Hacoen no quiso divulgar el contenido de la nota ni su remitente, aunque otras fuentes parlamentarias indicaron que se trataba de un mensaje del Ministerio de Defensa, la entidad más poderosa de Israel, en la que se advertía que un debate sobre el “caso Ofer” podría “dañar la seguridad del Estado”.

Una fuente cercana a la familia Ofer dijo ayer al diario Haaretz que el magnate y sus empresas habían prestado servicios al Estado durante años, utilizando su red de negocios en Oriente Próximo para “asuntos delicados” relacionados con el “interés nacional”. “No es un secreto que el Estado de Israel busca a veces la ayuda de empresarios”, añadió la misma fuente.

A la vez, el Sunday Times de Gran Bretaña reportó que los barcos de Ofer eran utilizados para transportar, en forma clandestina, a comandos del Mossad, completos con helicópteros Blackhawk escondidos en contenedores, hasta las costas iraníes, donde llevaban a cabo operaciones de espionaje.

Meir Dagan, director del Mossad  desde 2002 hasta finales del año pasado y uno de los principales impulsores de una estrategia agresiva contra Irán, salió inesperadamente en defensa de Ofer: “No hay ninguna ley que prohíba atracar en un puerto iraní, este asunto ha sido exagerado y temo por los miles de trabajadores del Grupo Ofer que podrían verse afectados”, declaró. “No es lo mismo comerciar que encargarse de un transporte”, agregó, “y, además, no hay establecido un boicoteo total”. Dagan no quiso hablar de posibles acciones encubiertas realizadas a través de las empresas del magnate, que poseía una de las mayores navieras del planeta y grandes inversiones, estimadas en unos 5.000 millones de euros, en los sectores electrónico e inmobiliario.

La muerte de Sammy Ofer, que llevaba años aquejado de una enfermedad terminal, impidió que el magnate diera su versión. El primer ministro, Benyamin Netanyahu, se limitó a decir ayer que Ofer fue “un sionista hasta la médula” y había contribuido “enormemente a la causa de Israel”. Ofer deja una esposa, dos hijos, ocho nietos y un bisnieto. La revista Forbes consideraba a Ofer la persona más rica de Israel con una fortuna valorada en más de 10.000 millones de dólares y estaba en el puesto 109 de la lista de personas más acaudaladas del mundo.