BEATRIZ W DE RITTIGSTEIN/B’NAIBRIT/ DESDE CARACAS

Quiero compartir con ustedes una amarga y sor­prendente experiencia con la cual una per­sona muy cercana a mí tropezó en días re­cien­tes. Mi familiar se encontraba comiendo en un lugar muy popular de empanadas, ubicado en el centro de Caracas. Cerca de él había un gru­po de unas seis personas jóvenes; uno de ellos —al igual que sus compañeros, tendría al­re­dedor de veinticinco años— comenzó a ha­blar sobre “un libro que cuenta lo que hacen los ju­díos; que ellos se reúnen para hacer planes cons­pirativos para dominar al mundo. Los ju­díos están en Venezuela para eso, para ayudar al im­perio a llevarse nuestro petróleo, nuestras ri­que­zas”. Menos mal que ninguno de sus acom­pa­ñantes le hacía el menor caso, seguían co­mien­do y conversando de otros tópicos más pró­xi­mos a la realidad de sus vidas. Sin embar­go, el “adoctrinador” insistía en llevar la conver­sa­ción a su tema: los judíos conspiradores. In­clu­so se dirigió a los demás comensales y a los me­soneros; cualquiera podía ser su público re­cep­tor del arcaico mensaje antisemita que tenía por misión impartir. Repetía que los judíos se reu­nían para planificar, pero su ignorancia era tal que no le llegaba a su memoria la palabra “pro­tocolos”, pues no es un término que usara en su vocabulario cotidiano. También era obvio que se desesperaba por recordar la palabra “Sión”, que le era aún más desconocida.

Esa experiencia nos da la pauta para inferir que la recomendación que hizo una periodista de Radio Nacional de Venezuela* de leer Los Pro­tocolos de los Sabios de Sión, no fue un he­cho aislado ni único ni personal. Simultánea­men­te, vimos en el Twitter a una cantidad de gen­te que, sin saber qué significa ni qué ne­fas­tas consecuencias trajo a la humanidad dicha fal­sificación, con desparpajo exhortaba a su lec­tu­ra, simplemente para hacer del asunto una po­lémica dentro de la polarización política que ocu­pa el acontecer nacional, sin darse cuenta de que el daño que están procurando no es úni­ca­mente a un pequeño sector de venezolanos, si­no a la sociedad venezolana integral.

Tanta es la ignorancia al respecto que no tie­­nen la menor idea de que, en sus inicios, la fal­sificación fue una criminal treta de la mo­nar­quía rusa a fin de desacreditar a la izquierda que se estaba fortaleciendo y que una década des­pués protagonizaría la revolución que sacó del po­der al zar y dio origen a la URSS. Los Pro­to­co­los fue el panfleto de cabecera de Adolfo Hi­tler; en él se inspiró para escribir su legado de odio: Mi lucha.

Nos preguntamos si hay algún movimiento que pretende que en las calles de nuestra ca­pi­tal se inculque una doctrina ilusoria, y de la cual sus “tontos útiles” prácticamente desconocen la his­toria. Una doctrina basada en atizar resenti­mien­­tos falaces contra una minoría convertida en chivo expiatorio. Podemos suponer que al­gún sector perversamente interesado en fo­men­tar el antisemitismo está trabajando en ello. ¿Sa­bemos qué ocurre en las escuelas y univer­si­da­des del país? ¿Qué quiméricos elementos se es­tán enseñando?

Por los momentos, pareciera que tal dispo­si­ción no es del interés popular, pero tal como lo se­ñaló Goebbels, precisamente el ministro de pro­paganda de Hitler: “Una mentira repetida mil veces se transforma en verdad”. También co­nocemos las tragedias que la promoción del odio causó a un país como Alemania. ¿Quere­mos que Venezuela enfrente desgracias seme­jan­tes?

* Radio Venezuela es emisora oficial del Estado venezolano (nota del ed).

Como corolario, Mario Nudelstejer, destacado colaborador de enlacejudio.wpengine.com, nos envía esta noticia:

CASO SINAGOGA BET ABRAHAM

El día lunes 30 de mayo en horas de la madrugada, un edificio ubicado en los pisos superiores de la Sinagoga Bet Abraham de Caracas fue invadido, activándose de inmediato las alertas internacionales en prevención de un posible nuevo incidente antisemita que, esta vez, no fue tal.

La situación pudo ser solventada gracias a la conjunción de varios factores, entre los que destacamos la alerta temprana emitida por la Kehilá, la cobertura de los medios de comunicación, la actuación inmediata de los dirigentes y voluntarios de la Confederación de Asociaciones Israelita de Venezuela (CAIV) y la rápida intervención del alcalde de Caracas ante cuya presencia los invasores aceptaron desalojar el citado inmueble.